Ayer fue
un día incierto de verdad. Agridulce, esperanzador a la par que
delirante. Después de reflexionar mucho sobre todo lo leído y de lo
que he sido informada, aún no se como enfrentarme al papel en blanco
para hablar sobre ésto, pero lo tengo que hacer y tiene que ser hoy,
que la actualidad apremia y luego nos olvidamos de las cosas
importantes.
Que la
jornada de huelga fue un éxito no solo anecdótico sino histórico
se percibió a través de la prensa incluso aunque quisieran mostrar
lo contrario -siempre tenemos a esos grandes informadores de La Razón
desafiando a la lógica de las imágenes, pero ellos lo intentan, que
para eso están-. Las fotografías hablan por sí solas, y la
ausencia de las mismas o el recorte también dicen mucho de las
nuevas formas de periodismo de la dictadura del capital. Como
defensora en general del periodismo y de los periodistas, he de
reconocer que ayer me marcaron un tanto importante.
Los
sindicatos hablan de un seguimiento del ochenta por ciento del
profesorado y el alumnado, y el gobierno del veinte. La guerra de
cifras y porcentajes es un clásico sin el que ninguna jornada de
protesta está completa, contamos con él desde antes de convocar la
huelga y como siempre, quien no tenga fuentes un poco más fidedignas
dentro del movimiento se va a la cama sin tener ni pajolera idea de
cuanta gente pudo secundar la protesta. En este caso yo creo que se
aproxima más al ochenta que al veinte por ciento, aunque ya sabéis
que ésto forma parte de mi particular campaña de desprestigio
-entiéndase la ironía- a todo lo que suene a popular de gaviota.
Pues
porcentajes al margen, y yendo un poco más allá del éxito que ya
todos los que por aquí nos dejamos caer tenemos bastante claro,
vamos a hablar de lo menos agradable, de las ventas al mejor postor.
Además
de por aunar por primera vez profesores, alumnos y padres en una
misma protesta, lo cual es honroso, ésta huelga pasara a la historia
por haber hecho a los universitarios viajar en el tiempo unos cuantos
atrás. Ayer se violó en la Universidad Complutense la Autonomía
Universitaria, un derecho Constitucional que dota a la institución
universitaria de independencia de los poderes centrales. Ésto se
anula automáticamente cuando el rector José Carrillo permite que la
policía entre en el campus para intimidar primero, para cargar
después, y para mentir siempre.
Dos
estudiantes que ejercían su derecho a participar en un piquete
informativo fueron detenidos ayer en el campus Complutense de
Somosaguas, en medio de una carga policial que los medios intentaron
silenciar por todos las vías. No contentos con ésto, las noticias
injuriaron a los detenidos con mentiras sobre que estaban intentando
impedir el paso a un coche donde viajaba una persona minusválida que
quería ejercer su derecho a ir a clase, incluso les acusan de
desobediencia a la autoridad y actitud violenta, cuando lo que
hicieron fue correr cuando la carga se desató. El minusválido -con
todos mis respetos- le vino al pelo como excusa a la policía para
contar milongas sobre porqué se los llevaban. Ésta es la versión
que lo medios oficialistas repetirían cual papagayos, pero no
contaron que el coche en el que ésta persona viajaba y que otra
conducía casi arrolla a los detenidos, menos mal que testigos no
faltan, lo que falta es un poquito de ética periodística.
Ayer en
Somosaguas hubo cargas, digan lo que digan. La policía entró en un
campus universitario tras treinta y nueve años sin intervenir en
ellos. La última vez que intervinieron agentes en un campus iban
vestidos de gris. ¿Estamos acaso volviendo a las cavernas más
siniestras de la historia de España? ¿A qué responde el hecho de
que los estudiantes de la Complutense hayan sido vendidos por su
propio rector?.
José
Carrillo -por cierto y para más datos, hijo del Santiago del mismo
apellido- es responsable de la violación del principio del que
hablo. El mismo cuya máxima decía ser trabajar “por una
universidad pública para el avance del conocimiento y al servicio de
la sociedad”. Vamos, básicamente lo mismo que pretendían defender
los detenidos de ayer y todos los manifestantes, solo que éstos lo
defendían de verdad. A cambio se han encontrado que su rector de
izquierdas ha metido al enemigo en casa como a un caballo de Troya,
poniendo a los estudiantes que luchan por lo que él debería luchar
más fervientemente en manos de los perros de presa del poder,
permitiendo que se los apalee y se los detenga. Ante ésto hay poco
que añadir, salvo que este hombre debería dimitir inmediatamente,
porque todos somos izquierdosos y demócratas hasta que nos aclaman
la dimisión, que es cuando hay que demostrarlo... adelante Carrillo,
demuestre su sentido de la Democracia en todo su esplendor y dimita,
porque lo que ha hecho no tiene nombre.
Entiéndase
que cuando digo “vendidos” por el rector no me refiero a precios
económicos ni a premios materiales o políticos. me refiero a
precios de dignidad y de solidaridad obrera. Poner en peligro la
protesta y su prestigio -sabiendo como se las gastan los medios-, y a
quienes luchan por los intereses de la institución que implica a
toda la comunidad universitaria con la excusa de que los
manifestantes resulta que están cortando los accesos a la misma, no
es propio de un rector de izquierdas. Alguien tendría que explicarle
al señor Carrillo lo que es una protesta de gente que no puede más
con una situación como la actual, que para ser hijo de quien es,
parece no tener ni idea.
Lamentablemente
los de Madrid no fueron los únicos detenidos, ni las únicas cargas,
pero aún así, el éxito de la jornada de protesta fue aplastante.
Yo me he centrado en los incidentes de Somosaguas porque me ha
parecido de justicia contar la verdad de lo que allí ha pasado, y
porque considero que así puedo aportar mi granito de arena a la
degradada responsabilidad social del periodista de contar la verdad,
pero no se que pasó en otros sitios. No se si más detenidos han
sido injuriados o más cargas han sido injustificadas, respecto a eso
solo tengo mi opinión personal y no es suficiente, dada la
lamentable calidad de la información que recibo a través de los
medios.
Por eso
os animo a no creeros nada sin cuestionarlo, sin darle veinte vueltas
por veinte caminos distintos si es que podéis, porque merece la
pena. Lo único que podemos creernos sin remilgos es lo que no está
en los titulares sino en las calles, la voz de un Pueblo que sigue
luchando por sus derechos y por su futuro y que no se rinde. Podemos
creernos eso, y que las porras no rompen las ideas nobles de los
corazones revolucionarios.
Mucho
ánimo, hay que continuar.
Dedicado
a David Calpena.
Alba
Sánchez
Vergüenza el ver cómo el rector dice a los estudiantes q está con ellos y los va a apoyar y en el momento en que le preguntan cómo, él no sabe que responder (http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/05/22/actualidad/1337702272_357877.html)!! Vergüenza que se trata como terroristas a quien sale a la calle a defender lo que es uno de nuestros derechos fundamentales!! En definitiva, una vergüenza de situación que sólo puede avivar nuestras ganas de lucha y de vencer!! Gracias de corazón a todos los que ayer salistéis a las calles!!
ResponderEliminarEstamos rodeados de "fantasmas".Pero veo que hay gente que da la cara y lucha,todos debemos estar con ellos y no sólo de palabra.Lo he dicho muchas veces como no reaccionemos todos este sistema nos hunde.
ResponderEliminarA esta gente de ideales nobles que buscan un mundo mejor,eterno agradecimientoy un imponente respeto.