martes, 28 de agosto de 2012

MODELOS DE CONSUMO REPLANTEADOS

Supongo que estáis aprovechando como está mandado los últimos días pre-subida del IVA. Lo mío hacia mi oculista está rozando la extorsión, ya no se que hacer para presionar y que me de mis lentillas esta semana... espero que hoy me suene la flauta o me quedaré cegañuta para los restos, o con mis gafas del baúl de los recuerdos, nada feas por otra parte. Muy vintage ellas.

Si llevaba tantos días sin escribir por aquí no era sino porque siento que me repito cuando despotrico de unos o de otros. No es que no me haya enterado de que el Ministro de Guindos se ha agenciado un ático millonario, o de la solidaridad sin límites -sorna- de BCE al destinar el 0.0006% de sus beneficios a caridad. Si yo me entero, y me enfermo como siempre -o como nunca-, pero quería ofreceros algo más. Esto que en el Congreso llaman propuestas y que suelen ser cosas a las que ni Perry hace caso. Contando con que vosotros no sois Diputados analfabestias sino mentes inquietas, os lanzaré otra de mis pajas mentales, agudizada probablemente por la idea de que voy a pasarme mi curso académico comiendo patatas viudas para pagar mi máster....

Ante la subida del IVA, ya inminente, muchos tomarán esta medida sin elegirla siquiera, no por otro motivo que por el de verse obligado a ello. La clave de la lucha contra la subida del IVA, colateral por cierto a otro tipo de abusos, es una huelga de consumo.

Ellos mismos pueden estar, con sus medidas de ahogo a la clase trabajadora, creando la coyuntura para el nacimiento y el desarrollo de una conciencia nueva y mejor. Quizás ha llegado el momento de superar el consumismo del que ellos pretenden seguir nutriéndose y enriqueciéndose, o pagando sus pufos. Vamos a dejar de consumir como esperan que consumamos.

Si bien es cierto que en un sentido puramente material no solo de pan vive el hombre, también lo es que la vida es una cuestión de actitud. Os sugiero a modo de ideas una serie de medidas que yo, personalmente pienso aplicarme, que probablemente me servirán para ahorrar unos eurillos, y que lo más importante: son ecológicas, sostenibles, y se alejan de las doctrinas de consumo capitalistas que alimentan el sistema.

-Reducir al máximo el consumo de plástico: la industria del plástico, además de ser una de las más contaminantes en todos los ciclos del producto desde su fabricación a su dilatadísimo proceso de desintegración, pieza clave en la industria petrolífera: la capitalista por excelencia. Cuanto más se le quite a esta industria tanto mejor así que yo desde ya: jarra/botella de cristal en la nevera, botellín reutilizable para el bolso, carrito o bolsa de tela para el super, prioridad a los productos con menos envase plástico (los hay que traen capas y capas innecesarias y que se convierten en basura en cuestión de segundos), preferencia por las grandes cantidades en la medida de lo posible (por ejemplo, una garrafa de aceite equivale a cinco botellas de plástico y lleva poco más de dos en cantidad de plástico), y guerra a lo desechable (antiecológico y gasto absurdo).

-En aras de seguir quitándole a las petrolíferas, limitar el uso del coche es cuestión obligada. Yo no tengo pero aún así hay que señalarlo: aprovechad el máximo número de plazas con familiares o compañeros de trabajo para iguales recorridos, pero sobre todo dejadlo en casa siempre que podáis. Si se puede dar un paseo, ir en bici, o en transporte público (que también habría que limitar ante la subida abusiva de los precios) salimos siempre ganando. Y lo más importante: ellos salen perdiendo.

-Apostar por el pequeño comercio: aunque resulte muy cómodo ir al Carrefour de turno y tenerlo todo bajo el mismo techo, deberíamos hacer el esfuerzo de ir a la pescadería de la Loli, a la frutería del Manolo, al artesano de turno a comprar un regalito. Apoyándoles a ellos nos apoyamos a nosotros, puesto que son parte seriamente afectada por la medida de subir el IVA, y muchos ni siquiera la van a aplicar a sus clientes y la vana a asumir como un gasto más por no verse obligados a echar el cierre ante la estampida de consumo que naturalmente se va a dar. Lo más importante es que son trabajadores, como nosotros, y de su tienda vive generalmente una familia de forma directa, no lo olvidemos y apostemos por la solidaridad sin intermediarios.

-Consumir lo justo, sin tópicos pseudo-hippies. Redescubrir el mundo desde un punto de vista diferente el del “soy” por encima del “tengo”. Esto tiene que ver con el concepto de austeridad bien entendido que nos explicó Anguita. No necesitamos tanto, así de simple. Analiza cada adquisición que haces y piensa si ciertamente necesitas una prenda más de vestir o si compraste otra hace no más de un mes, o si sales demasiado a cenar fuera y podrías en su lugar aprender a cocinar tus propias y originales cenas para ti y tus amigos. No se deja de disfrutar la vida por hacerla más sostenible, es más: se gana en independencia con respecto del sistema, en libertad y en ingenio. Os recomiendo muy mucho que lo probéis, yo desde que me aplico el cuento he aprendido a cocinar un montón de cosas, e incluso me he reciclado ropa y complementos que ahora son únicos y exclusivos (porque no dejo de ser una coqueta), o he regalado a mis amigos cositas hechas por mí al descubrir nuevas habilidades, y han sido un éxito.

-Consumir con ética: si lo hiciésemos siempre, cuánto ganaríamos todos en todo el mundo. Decid no a las marcas que explotan a sus trabajadores -a veces incluso niños- en la fabricación de sus productos, las que experimentan con animales, las que desforestan medio planeta para cultivar lechugas o críar ganado. Suelen estar estrechamente relacionadas con el gran capital: Nike, Adidas, Coca-Cola, McDonalds, Unilever son solo algunos ejemplos, pero la red está llena de historias de estas. Este paso es un ataque a los cimientos empresariales del sistema.

-Pedir genérico en la farmacia siempre que sea posible, y sacad vuestro dinero del circuíto de las grandes farmacéuticas, que tanto se lucran de las enfermedades de occidente y tanto pasan de las del sur, tirando a la basura miles de medicinas diarias para enfermedades que en ciertas zonas del mundo son casi epidémicas y que tienen una cura sencilla. La solidaridad empieza por la conciencia, y cuánto más global sea ésta, tanto mejor. Trabajemos por ampliar la nuestra.

Igual estáis leyendo esto y pensando “esta Alba ya se está poniendo pesadita”. Entiendo que no es fácil dar ciertos pasos adelante, y que no es posible llevar a cabo a rajatabla todo lo que aquí he expuesto y más cosas que se podrían hacer. Pero también entiendo que como decía Gandhi, el cambio empieza por todos y cada unos de nosotros, y que no podemos exigirle a políticos y mandamases un mundo mejor si nosotros mismos no estamos dispuestos a cambiar de premisas. Debemos enseñarles con hechos en mundo en el que queremos vivir, donde el consumo sea un medio y no un fin, y el IVA deje por tanto de ser un arma arrojadiza. Es simplemente darles donde más les duele, utilizar nuestros recursos. Que también tenemos.

Lo que un día es un gesto de una persona al que llaman loco, después puede devenir en un movimiento social al que llamen utopía, y más tarde por qué no, en un cambio social al que llamen esperanza.


Bonito fin de agosto :)


Alba Sánchez


lunes, 13 de agosto de 2012

SE CREE EL LADRÓN...

Hay gente en este país que es más simple que el mecanismo de un botijo. No se me ofendan pero es que a veces tienes que oír, leer o lidiar con cada opinión que, como se suele decir, se te caen los palos del chozo. No obstante las acciones son mucho más importantes que las opiniones de los maestros en el arte de quedarse en casa y apoltronarse en el sofá, por supuesto. Eso que nos salva.

Estoy hablando de la polémica suscitada en los últimos días por las acciones del Sindicato Andaluz de Trabajadores a raíz de una de las acciones de resistencia y protesta ante la actual e insostenible situación económico-social más contundentes que se han dado en todo el período de crisis. Si no la más.

Juan Manuel Sánchez Gordillo encabeza desde el punto de vista público, por ser la cara conocida, un movimiento que toma la justicia por su mano. Y bien que hacen, que ya está bueno lo bueno. Entran en grupos a un Carrefour y un Mercadona y se llevan sin más miramientos carros de la compra llenos de productos básicos como aceite, azúcar, arroz, pasta, leche, galletas y legumbres varias para repartir a través de bancos de alimentos a las familias más necesitadas, víctimas del paro, de la crisis y de las depredadoras medidas políticas. Del caviar pasaron, como curiosidad.

Los medios de comunicación, que ya nos tienen acostumbrados a sus idioteces carentes de toda ética periodística mínima, se han apresurado a tachar a Sánchez Gordillo y a los participantes de ladrones. No me sorprende nada viniendo de ellos. Lo que me ha sorprendido es la moderación de algunos ciudadanos al comentar con la boca pequeña que “robar está mal”. Más de una vez he dicho en este blog que la elección de las palabras importa, máxime viniendo de compañeros de clase acojonados ante la posibilidad de llamar a las cosas por su nombre.

Conste que hablo de una minoría, porque el apoyo a la acción y a los detenidos ha sido brutal, pero de sobra sabéis que intento contaros lo que no os han contado ya. He visto en redes sociales y en comentarios a noticias de diferentes medios esos paños calientes que me han puesto enferma. No se si robar es el único verbo que conocemos para hacer referencia a llevarse algo sin pagar, en cuyo caso deberíamos hacer por ampliar un poco nuestros vocabulario. Leyendo quizás, si no resulta demasiado atrevido.

Expropiar, según la RAE, significa “privar de la titularidad de un bien o de un derecho, dándole a cambio una indemnización. Se efectúa por motivos de utilidad pública o interés social previstos en las leyes”. Podríamos utilizar este vocablo antes de tachar de rateros a quienes luchan de verdad por cambiar las cosas, y por el beneficio de la mayoría, del pueblo. Nos hartamos de hablar en las redes sociales, cubiertos por ese relativo y mas bien cutre manto de anonimato que nos da nuestra foto de perfil, y a la hora de la verdad dejamos salir nuestras concepciones más puramente burguesas, las que ellos -los de “arriba”- nos han inculcado. Parece que somos incapaces de terminar de dar ese paso adelante para empezar a utilizar nuestras propias concepciones, las de la clase obrera y que representen nuestros intereses de clase y no los de Perico el de los Palotes.

El SAT no ha robado nada, ha expropiado por el bien, sino de la mayoría, sí de los que más están sufriendo esta maldita crisis. La gente a la que se le ha negado el derecho a comer tres veces al día y de la que apenas se hablaba en los medios de comunicación hasta que así la liaron los compañeros sindicalistas. Yo les aplaudo. Porque han demostrado que la conciencia puede ir mucho más allá de discursos y bla bla blas -donde me incluyo- para poner el propio pellejo en el asador en favor de los más necesitados, en favor de la justicia social.

¿Indemnizar a Mercadona o Carrefour por los productos expropiados? Permítanme que me ría. Eso sería como si un renacuajo tuviera que indemnizar a una ballena por la comida que de un bocado le hubiera podido quitar. No responde a criterios de justicia y por lo tanto no es una posibilidad que se deba ni contemplar. ¿Que les han quitado “cuatro” botes de garbanzos? Pues ante esto yo recurro de nuevo a esa gran oratoria de Andrea Fabra con su célebre y contundente cita: que se jodan.

Los hay tan simples que de verdad creerían que tanto hostigamiento ante la clase trabajadora no iba a tener consecuencias. Quieren la paz de los cementerios mientras nos descabezan sin miramientos, y cuando pasan cosas como esta -más simbólicas que generalizadas- acusan con el dedo y tachan de ladrones. Lo hacen los mismos que provocan la miseria de un país entero, los mismos que siguen lamiéndole el culo a un Rey con más de una posibilidad de estar implicado en corruptelas, los que no cuestionan a Rodrigo Rato y nos quieren convencer de que el dinero de Bankia se lo han comido los ratones, los que defienden la presunción de inocencia de Urdangarín, los diputados que cobran dietas de vivienda teniendo más de una en la capital.

Esos nos llaman ladrones, los fariseos de la nueva era. Y digo “nos” porque llamar ladrón a cualquiera de los sindicalistas del SAT es llamármelo a mí misma, a nosotros. A todos los que sentimos de corazón que haya millones de personas en este país que no tengan un plato de comida que poner a sus hijos. Por esta gente habría que llevarse carros y carros. Y si no gusta esa posibilidad de hacerlo a lo Robin Hood, tengo una idea mejor: nacionalicemos Mercadona y eliminemos la posibilidad de especular con el derecho a la alimentación, garanticemos que todo el mundo pueda llenar su nevera por encima de cualquier interés empresarial, que dejen de tirar comida a toneladas, en definitiva: creemos nuestra propia y nacional cadena de distribución de alimentos. A ver si así se les quitan de una vez las tonterías y se enteran de con quien están tratando: no somos clientes, somos el pueblo que exige lo por derecho merece.


Que tengáis una bonita semana :)


Alba Sánchez


miércoles, 8 de agosto de 2012

BIENVENIDOS

Bienvenidos -aunque suene raro en los tiempos que corren- a esto que llaman mundo, a esto que llaman España, a esta crisis de todo. Bienvenidos al teatro, al circo de la decadencia, a una era tan vacía de moral como llena de expectativas y sueños. Unid los vuestros a los que luchamos para vosotros, y para nosotros. Bienvenidos todos.

Habéis llegado a unos días inciertos, sin duda. A días en los que chirrían las viejas formas, en los que queremos limpiar nuestros trapos sucios y no nos dejan, a una época un tanto controvertida en tanto que se está encargando de mostrar lo mejor y lo peor del ser humano: sus miserias, errores y maldades, su solidaridad y su entereza, su capacidad de lucha. De todo un poco. Todo depende de dónde os posicionéis y tendréis en vuestras manos si queréis la capacidad de cambiar las cosas, de construir un mundo nuevo y mejor con nosotros, los que ya estamos en ello. No va a ser fácil, pero lo haremos juntos.

Debéis crecer sin miedo a luchar, sin miedo a nada. El futuro es simplemente vuestro y no debe atemorizaros todo el odio que tendréis que respirar a vuestro alrededor en ocasiones, no es culpa de los que acabáis de llegar sino de los que estamos y estuvieron permitiendo que los valores de la humanidad se vendieran por cuatro duros, o que se adorase al dinero como si de un dios se tratase, o que la mentira se institucionalizase y se hiciera la base de nuestra relación con nuestros gobernantes. Cambiar eso es nuestra responsabilidad, aunque debe convertirse también en vuestra batalla si queréis ser los nuevos ciudadanos, de nuevas formas, de valores renovados.

Empezad por vosotros mismos: respetad y exigir respeto, formaros e informaros para no ser presa de engaños, no os dejéis alienar por televisores, reality shows o partidos de fútbol. Leed mucho, hablar con mucha gente y escucharla, viajad todo lo que podáis, mirar el mundo con la vista en lo lejano para entender lo que tenéis cerca, vivid con conciencia y haréis casi sin quererlo un mundo mucho más respirable.

Aprended de nuestros errores, y perdonadnos por ellos. No queráis vivir como vivimos nosotros antaño, vuestros tiempos serán otros. El consumismo no tiene porque seduciros como lo hizo con nuestra sociedad capitalista, si dejáis que lo haga, seréis devorados por el sistema como nosotros lo estamos siendo. Cambiad eso también: el dinero es una herramienta y no un fin, no acumuléis monedas, acumulad experiencias, momentos, recuerdos, aprendizaje. Haced una buena hucha en vuestros espíritu con todo eso, que es lo realmente valioso.

Sed siempre solidarios con todo lo que os rodee, que es todo el mundo. La única nacionalidad de vuestros corazones ha de ser la humana. Vuestra única patria, el planeta que habitamos. Cuidadlo y curarlo de las heridas que le hemos provocado en siglos de inconsciencia, y respetad todo lo que os ofrece para usarlo con raciocinio. Mostraros agradecidos con el aún hermoso planeta que os ha tocado para vivir, y usadlo bien. Solo tenéis uno.

En cuanto a vuestros compatriotas, los otros seres humanos, no esperéis que todo el mundo sea bueno porque no será así. Pero en tanto estéis seguros de quiénes sois cada uno de vosotros, de dónde venís y todo lo que ello implica, sabréis diferenciar lo que está bien de lo que está mal. Siendo, como decimos por aquí “democráticos” -pero de verdad- nunca fallaréis: la justicia está en el bienestar de la mayoría, nunca lo olvidéis, nunca os opongáis a ello, pues por ello debemos luchar aún unas cuantas batallas más, ahora juntos. Pero desde la experiencia os digo que no encontraréis en vuestro paso por esta vida nada más bello a lo que dedicaros: a hacer que otros sean felices, y vivan como se merecen, aunque casi siempre esto implique oponerte a los privilegios que unos pocos se han creado injustamente. Estos privilegios, por favor, no los queráis para vosotros, sentid cada injusticia y combatirla, aprended de quienes lo hicieron antes. Debéis ser diferentes para construir un mundo diferente.

Llegáis en días difíciles, desde luego. Pero llegáis cuando más falta hacéis: Bienvenidos y gracias por devolvernos la fe en que una humanidad nueva es posible, quizás la vuestra, la nuestra. Esta vez la de todos.



Como os expliqué por facebook, aquí tenéis un cuento de muestra de mi colección de cuentos infantiles  planteados como un regalo para mi sobrina para educar en valores. Espero que os guste LA REBELIÓN DE VILLARMIGA y su prosa-verso  inspirado en la filosofía de "la bola de cristal", según la cual, no hay que hablarle a los niños como si no entendiesen nada, sino comprometer continuamente su intelecto para hacerles cada vez más inquietos en el arte de pensar :). Lo dicho, que os guste ...........................................................



LA REBELIÓN DE VILLARMIGA


La entrada de Villarmiga no era más ancha que una lenteja. No se podía entrar en pareja. Una a una pasaban las hormiguitas que allí vivían y trabajaban jornada tras jornada. Eran muchas, cientos, miles, una millonada.

Se levantaban temprano para ir en busca de grano. Salían de Villarmiga cuando despuntaba el sol, y volvían una y otra vez cargando con los víveres que habían podido encontrar: una miguita de pan, un grano blanco de arroz, y si era día de suerte, incluso restos de helado que algún niño despistado -o quizás maleducado- a la calle había tirado. Todo lo que encontraban útil lo cargaban durante metros y metros, y lo transportaban durante largas caminatas por los túneles del hormiguero. Lo dejaban guarecido en la despensa común y salían otra vez, reanudando su quehacer. Así una y otra vez.

Las hormiguitas quería trabajar todos los días para que todas pudieran comer y así disfrutar de todo pequeño o gran manjar que a la comunidad hubiera de llegar. Les gustaba compartir todo lo que conseguían. Al menos esto gustaba a la mayoría. Pero todas no eran así: estaba la Emperatriz.

Era una hormiga gordísima, rodeada de cuatro más, también tan gordas que parecía que iban a explotar. Las obreras sospechaban que tan soberbia hermosura algún secreto guardaba. Y para nada se equivocaban.

La hormiga Emperatriz, gobernanta y jefa del hormiguero, iba y venía al granero y zampaba a bocallena lo mejor de la despensa que las obreras reunieron. Las cuatro que la ayudaban y que siempre la acompañaban, también comían en exceso del preciado y trabajado tesoro que centenares y millares de hormiguitas trabajadoras habían reunido con el sudor de sus patitas y antenas.

Más ellas no trabajaban, ¡solo miraban!. Nunca salían de Villarmiga para recoger miguitas, sólo de vez en cuando para visitar a las Emperatrices de otros hormigueros y contarles lo bien que iba creciendo la despensa día tras día. Si sabían que en otro hormiguero había menos víveres, se ponían orgullosas de ser las más ricas del lugar. Pero de trabajar, ni hablar.

Las hormiguitas obreras de Villarmiga, este abuso no lo conocían hasta que un día, una de ellas, una pequeña hormiga roja, quedo cubierta cuando una montaña de miguitas de pan le cayó encima justo cuando la Emperatriz y sus sebosas acompañantes entraban en la despensa. La pequeña hormiguita tuvo vergüenza de salir y reconocer su torpeza, así que decidió permanecer oculta hasta que la jefa se fuera. Y lo que desde allí escuchó, no le gusto ni un bemol.

La Emperatriz comía, y a sus amigas repartía, todo lo mejor que allí había. Comenzaron con las virutas de chocolate, luego fueron a por los pedazos de gominola, incluso se despacharon tres rodajas de chistorra con la que las hormiguitas había pensado hacer una barbacoa y comer todas un pedacito, pues nunca había encontrado un manjar de ese calibre. Se reían a risotadas, ¡como disfrutaban! ¡Qué malvadas!. Cuando se fueron de allí y la pequeña polizona salió de su escondrijo, allí solo quedaban migas de pan y granos de arroz, y muchos menos de los que había antes. Se habían comido solas todo lo mejor, y dejado para las trabajadoras, lo justo para que tuvieran fuerzas para seguir trabajando ¡qué escándalo!

Ni corta ni perezosa, la hormiguita roja a todas sus compañeras reunió en asamblea y todo se lo contó. Indignadas estaban, las hormigas de Villarmiga. Tanto que urdieron un plan. En los pasillos del hormiguero se iban a sentar, nadie podría pasar, ni salir ni entrar.

Al día siguiente, colapsaron los túneles y mandaron a la Emperatriz una mensajera que le dijera que sabían lo que había hecho con sus compinches. Y que no pretendían moverse de los túneles bloqueados más que para que ella y sus esbirros salieran del hormiguero a buscar comida que valiera lo mismo que toda la que se habían comido durante días y semanas.

La emperatriz se asustó, ¡cómo no! Una vez se habían enterado de todo lo que había robado, no le quedaba otro remedio que arreglar su desvergüenza y devolver a Villarmiga todo lo que le correspondía. Así salió del hormiguero para trabajar y aprendió el esfuerzo que valía cada grano que se conseguía.

Varios días pasaron hasta que el resto de hormigas consideraron devuelta su deuda. Cogieron entonces lo mejor de la despensa: bayas rojas y jugosas, migas de bizcocho, pipas peladas y pedazos de ensaimada y se fueron al exterior, a pasar la tarde al sol, haciendo una comilona. Pero ¿qué fue de la glotona? Por allí no apareció, estaba retenida, como parte del castigo, en la cueva de Educación, donde un hormigo -prestigioso profesor- le enseñaba como tratar a su pueblo de una manera más justa y mejor. De Villarmiga jamás volvería a ser emperatriz, todos querían que allí gobernase la justicia y la razón, por lo que el imperio se disolvió y llegó la gobierno en democracia de las hormigas ciudadanas: libres y solidarias. 


Para Yaiza Sánchez, y todos los niños que nacen en medio de estos días inciertos. 


Alba