Un año más, un toro de nombre Vulcano ha muerto lanceado por
una centenares de jinetes y mirones varios en el pueblo de Tordesillas.
Llevamos varios días viendo y oyendo detractores y
defensores de la fiesta en televisión. Hoy lo que más me apetecería sería tener
a un defensor delante, para que me explicase varias de las soberanas tonterías
-en cuya ignorancia reside la crueldad en sí misma- que he venido escuchando
últimamente televisión mediante.
Una señora sentada en la terraza del bar del pueblo en
cuestión, ha soltado por esa boquita que “es una lucha noble cuerpo a cuerpo”.
Y se queda tan ancha la tía. Si es una lucha cuerpo a cuerpo entre el hombre y
el toro, doña, explíqueme para qué quieren caballos y lanzas. Ya me gustaría
ver a los mismos sanguinarios que se vienen arriba desde el caballo enfrentados
en un cuerpo a cuerpo real, con un animal en sus plenas facultades sensitivas,
y sin estar sometido al estrés de tener que aguantar a todos los “valientes”
del pueblo juntos y revueltos. En cuanto
a lo de noble… diré que me parece tan noble como el que te rajen a navajazos en
la calle con nocturnidad y alevosía. Así de noble.
Lancear a un animal entre un pueblo entero hasta la muerte
por pérdida de sangre o porque simplemente le abran las tripas de arriba abajo,
puede ser una tradición, yo no digo que no. También la ablación femenina lo es
y a todos nos escandaliza mucho por estos lares que llaman civilizados. A mí me
cuesta pensar en Civilización como tal en sitios donde se llevan a cabo
prácticas más propias del Medievo que del siglo que vivimos.
La filosofía de “llevamos varias centurias cosiendo toros
con lanzas y no pensamos parar ahora porque hace mucho que lo hacemos” es
propia de una sociedad envejecida, que se pudre en sus propias contradicciones
sin intentar hacer autocrítica ni plantearse siquiera el ir a mejor. Cualquier
año sería bueno para sustituir esta brutalidad por cualquier otro rito donde la
sangre no sea la protagonista. No se hace porque no se quiere, no porque no se
pueda, no porque las tradiciones sean inamovibles, que no lo son.
Y ojo que aquí hay para todos, no se vayan a molestar los
señores políticos por rollos de protagonismo: el gobierno de la Comunidad con
el PP a la cabeza, y el Ayuntamiento regentado por el PSOE han hecho lo mismo
por intentar evitar la muerte de Vulcano y de todos los anteriores: nada.
Si tal y como decía Gandhi “la grandeza y el progreso moral
de una nación puede medirse por su forma de tratar a los animales”, no sé si en
España y el Tordesillas deberíamos agachar la cabeza y asumir que estamos en
bragas en materia de humanidad.
Ahora planteo lo siguiente, por si a alguien le sirve: si
cada año un solo ser humano fuera
lanceado en campo abierto por una hipotética especia intelectualmente superior
–que no es difícil que exista en éste u otros mundos- que hace de la muerte de
nuestro compañero una fiesta en toda regla a costa de la tortura a un
semejante. Si tuviéramos que rezar para que no nos tocase algún día ser ser
algo así como “el Humano de la Vega” en las fiestas del pueblo de una especie
que se lo pasase pipa viendo correr nuestra sangre… si fuésemos nosotros y no
los toros, ¿qué pensaríamos de la especie verdugo?
Una gloria del alcalde de Tordesillas : “el toro siente
dolor, pero no sufre”. Aquí tenemos la capacidad de razonamiento de la primera
línea de la política local de Tordesillas, supongo que sobre esos cimientos,
poco se puede construir. Hoy mismo se ha agredido a animalistas que se
manifestaban contra el festejo, lanzándoles piedras y palos, al más puro estilo
cavernícola. Me niego a pensar que todo
el pueblo sea de ese corte, pero de lo que no cabe duda es de que esta es la
imagen que dan al exterior, y no parece importarles demasiado.
En la página web del patronato del Toro de la Vega hay un
personaje que compara a los animalistas con Hitler, ya que según su versión, el
fascista fue el primer animalista de la historia. En la misma página donde se
dice esto, se declara que esta “prohibido” utilizar ningún material de la web
para nada que no sea promover la fiesta del toro. Vamos, que si es para ponerla a parir, te prohíben
usar sus fotos, artículos y materiales varios. Supongo que tampoco tienen muy
claro cómo funciona el periodismo y la gestión de fuentes de información, pero
ellos por si acaso lo intentan.
¿Tan difícil es ponerse en la piel de un animal que sufre de
forma innecesaria? ¿De verdad que no podemos encontrar otras formas de
diversión como una verbena clásica y unos coches de choque? No lo entiendo. Por
tradición, por festejo, por pasarlo bien, hay que torturar y matar. Por mucho
que me lo expliquen, nunca le encontraré sentido.
ABOLICIÓN YA
Alba Sánchez