Es
probablemente uno de los rostros conocidos más controvertidos de
España. En primer lugar porque, aunque su trabajo es el responsable
de que nos quedemos con su cara, sus opiniones son las que han hecho
que todo el país se quede, además de con su nombre, también con su
corte político. Siembra polémica allí donde abre la boca, porque
su discurso lo caracteriza un profundo desencuentro con las ideas
político, sociales y culturales dominantes del sistema capitalista.
Defiende lo que parece indefendible en el ideario político español:
Cuba o Venezuela son para él referentes. Sahara o Palestina, deudas
solidarias irrenunciables. Nos hemos sentado a la hora del café con
Guillermo, Willy Toledo, para dar unas pinceladas sobre el contexto
político-social de la España actual, y las pinceladas han terminado
convirtiéndose en un cuadro amplio y prolífero, porque si algo le
caracteriza como entrevistado es que no quiere dejar nada en el aire
y le gusta explicar en detalle que otra manera de entender el país,
el mundo y la realidad a la que nos enfrentamos cada día, es
posible.
Define
en tres palabras el contexto político social al que asistimos en la
actualidad en España.
Emergencia nacional
popular
El 15M puede
considerarse el último gran hito en materia de protesta social ante
la cantidad de injusticias que nos llegan a los españoles con la
excusa de la crisis. Tú participaste en aquellas protestas y en tu
libro Razones para la rebeldía señalas que
observaste cierta carencia de ideología y de formación política ¿A
qué crees que se debe la carencia de cultura política de algunos
sectores sociales en el 15M y por extensión, en la sociedad
española?
El 15M tiene dos ramas.
Una que fue la acampada en la Puerta del Sol, Plaza de Catalunya y
diversas plazas, donde se reunieron principalmente jóvenes con una
ideología capitalista inyectada en vena gracias a un sistema
educativo implantado por capitalistas y para capitalistas en base a
apuntalar el sistema desde los primeros años de vida de la
ciudadanía, que en muchas ocasiones -en mi opinión- por lo que
estaban rabiosos era porque habían perdido su parte del pastel
dentro del sistema. Ya ni si quiera el sistema les aceptaba a ellos
como miembros de pleno derecho: habían perdido sus becas, habían
perdido sus casas, habían perdido sus posibilidades de trabajo, su
libertad de expresión, de reunión, de manifestación, etcétera. Me
da la impresión de que lo que buscaban era que el sistema volviera a
ser de alguna manera una socialdemocracia capitalista.
Querían volver a las
épocas de bonanza anteriores...
Si.
Básicamente querían volver a los años noventa y primeros dos mil,
donde aquí había presuntamente dinero a expuertas y todo el mundo
podía hipotecarse para toda la vida en una casa.
Claro, es que hay
gente que a su corta edad, no había conocido otra cosa...
No
habían conocido otra cosa, y estaban profundamente desideologizados.
La ideología es fundamental para conocer cuales son las causas de
los problemas, cuales son las causas de la miseria, de la pobreza, de
la falta de educación, de la falta de cultura. Una vez que tomamos
conciencia de todo eso, a través de la ideología podremos plantear
soluciones posibles. Dentro del 15M había otra parte más mayor en
edad que fueron los que organizaron básicamente todas las comisiones
de economía, educación, cultura, ecología, banca. Y fueron los que
finalmente -después de los desalojos de las plazas- han quedado como
grandes activos políticos y sociales a la hora de plantarle cara al
sistema. Tanto abogados, como algunos jueces, economistas, maestros,
maestras, ecologistas, puros y duros activistas de izquierdas de toda
la vida que han mantenido vivo el espíritu del 15M y que luego
además han nutrido a muchas plataformas como la PAH, por ejemplo,
que siendo anterior al 15M se ha nutrido de activistas muy
politizados que tomaron conciencia en el 15M. Por eso yo creo que el
movimiento 15M tenía dos vertientes.
Reacciones como la del
15M vinieron motivadas por una serie de ajustes, recortes sociales y
de derechos que se orquestaban desde la Unión Europea, para salir de
una crisis económica, y que hasta ese momento de estallido social no
habían encontrado respuesta por parte de la ciudadanía. ¿Crees que
estamos pagando un precio social por habernos alejado de la política
tanto tiempo?
Absolutamente.
El sistema nos ha convencido de que viviamos en una democracia. De
que era posible la connivencia de la democracia con la monarquía, de
la democracia con la OTAN, de la democracia con la Unión Europea,
con el BCE. Nos habían convencido de que el sol salía por el oeste.
Entre los partidos políticos del régimen, los medios de
comunicación, las escuelas y las universidades. Fundamentalmente
estos tres ejes han servido a los intereses del capital, de las
grandes fortunas y de los bancos y las grandes empresas a través de
sus programas escolares, educativos (entre comillas), y a través de
los medios de desinformación generalistas desde el País a la Razón,
que llegaron a convencer al pueblo de que vivíamos en el mejor de
los mundos posibles. Hasta el punto de que la clase trabajadora dejó
de creerse clase trabajadora, y se pensaron clase media.
Podíamos comprarnos
un coche, una lavadora, irnos de vacaciones...
Incluso
teníamos acceso a una vivienda, eso si, no nos decían que la
tasación era veinte veces superior al valor real de la vivienda.
Confundimos valor con precio. Y además las universidades se llenaron
de profesores y profesoras adeptos al régimen, cuyo principal
objetivo era apuntalar este sistema capitalista neoliberal y
destructor y absolutamente deshumanizado.
Sin embargo mucha
gente observa y opina que ahora mismo vivimos una época propicia
para el cambio social. También es verdad que el cambio social así,
en abstracto, es un arma de doble filo, porque puede darse en
diferentes direcciones. Tú, ¿qué panorama de cambios posibles
observas? Mójate: la mejor de las opciones y la peor de ellas.
Para
mal, porque peor no creo que se pueda, sería continuar como estamos.
Que continuara gobernando un partido o coalición de partidos cuyos
únicos objetivos fueran suavizar o practicar eso que llaman
capitalismo amable, capitalismo de rostro humano. Que en mi opinión
son términos absolutamente contradictorios: no existe el capitalismo
de rostro humano. Sólo existe el capitalismo con el rostro de un
billete. Creo que a peor es difícil ir. Podríamos tener un Estado
auténticamente fascista, pero es que el fascismo ha mutado mucho. En
cualquier caso el fascismo, en mi opinión, no es más que una más
de las herramienta que tiene el capitalismo y que hace uso de ella
una vez que ve que sus privilegios empiezan a peligrar.
Y la mejor de las
opciones...
Hombre,
para mí la mejor de las opciones sería una revolución proletaria.
Pero si estamos hablando de hechos posibles, la mejor de las opciones
sería un gobierno socialdemócrata que continúe asumiendo la OTAN,
asumiendo al Unión Europea, el euro, la estafa que significa el
Banco Central Europeo, asumiendo la banca privada y sin crear una
banca pública, asumiendo que los medios de comunicación puedan
seguir mintiendo y tergiversando en contra de esa Constitución
pírrica que firmamos...
Me he perdido, ¿esa
es la mejor de las opciones?
Esa
es la mejor opción que yo veo en este momento. Y que a su vez, para
contrarrestar todo eso, se garantice la educación pública y
gratuita, se garantice la salud pública y universal, se garantice en
cierta manera el acceso a la cultura de las clases populares, que
ahora mismo está al alcance exclusivamente de la gente que tiene
mucho dinero, ¿no? Un concierto de Joaquín Sabina te vale sesenta y
cinco euros, y va a dar dos. Yo creo que esas son las posibilidades
reales que yo veo en este país, porque no hay conciencia todavía de
que el problema es el capitalismo, porque desde los medios de
comunicación hasta los partidos presuntamente de izquierdas,
incluidas nuevas iniciativas políticas que todos conocemos, están
fijando el foco en los corruptos: en Bárcenas, en Urdangarín, en
Blesa, en toda esta última redada anticorrupción -entre comillas-
que para mí no es más que una nueva estratagema del sistema. Están
centrando la atención en los síntomas del auténtico cáncer, de la
auténtica enfermedad que estamos sufriendo que es ni más ni menos
que el sistema capitalista neoliberal. Al contrario de lo que nos
vende el propio capitalismo, que nos dicen que lo que quiere es
reducir el Estado a la mínima expresión o incluso acabar con él,
eso es una más de sus falacias. Lo que quiere es que el Estado se
reduzca, eso sí, al Ministerio de Hacienda y a los cuerpos y fuerzas
de seguridad del Estado. Pero el capitalismo es consustancial a la
corrupción, el capitalismo es consustancial a la guerra, a la
violencia, a la explotación, a un sistema absolutamente por y para
las clases dominantes y contra las clases populares, la clase obrera.
Hasta que no consigamos concienciar a la gente de que el problema es
el sistema y no sus corruptos necesarios para avalarlo y sustentarlo,
creo que no hay nada que hacer. Por lo tanto creo que no hay nada que
hacer dentro de la Unión Europea, dentro del euro, dentro del Banco
Central Europeo, dentro de la OTAN, y dentro de una banca privada y
omnipotente.
Te he escuchado hablar
de muchos temas en las entrevistas que te han hecho y en lo que has
escrito, a lo largo del proceso de documentación de esta entrevista.
Lo que no he leído -o yo no he encontrado- es tu opinión sobre la
mujer respecto del cambio social. Estamos hablando en este caso y
desde tu punto de vista, hacia un cambio en clave progresista,
anticapitalista, incluso revolucionaria.
Primero
y como autocrítica, como hombre de izquierdas, considero que tengo
mucho que aprender todavía sobre los movimientos feministas, la
lucha feminista y sobre la necesidad de la lucha feminista y del
concepto de feminismo dentro de la revolución social. Dicho esto,
aunque solo sea por una cuestión numérica, las mujeres constituyen
más del 50% de la población mundial y son las primeras víctimas de
la explotación laboral, las primeras víctimas de las guerras, las
primeras víctimas del capitalismo, del analfabetismo, de la
exclusión, de la exclavitud, y fundamentalmente son también un arma
de guerra dentro de los conflictos armados. Las mujeres trabajadoras
por un mismo trabajo están cobrando un 35% menos de sueldo, no
pueden acceder en igualdad a puestos de dirección en las empresas,
les es casi imposible acceder a puestos relevantes en partidos
políticos, sufren la desigualdad laboral no solo en sus puestos y en
sus posibilidades de ascenso sino en su propia maternidad, como si
fuera una enfermedad. Ahora han creado una enfermedad y pastillas
para remediarla que se llama menopausia, ha pasado a ser una
enfermedad porque lo ha dicho la Organización Mundial de la Salud y
porque hay cientos de empresas farmacéuticas que están dispuestas a
venderos a las mujeres remedios contra la menopausia. Por supuesto el
acceso al aborto libre y gratuito es otra lucha que lleva abierta
cincuenta años, y seguimos en el mismo punto. Además cualquiera
puede venir a decir cualquier barbaridad respecto a que las mujeres
andan provocando las violaciones cuando se ponen una minifalda, o
como decía el fascista este alcalde de Valladolid cuyo nombre no
quiero recordar, las mujeres se pueden meter en un ascensor para
tentarte y luego salir corriendo y decir que la has violado...
A él, precisamente...
Claro,
a él que es un sex simbol de toda la vida.
Sólo hay que verle.
Creo
que el machirulismo rojo patrio español necesitamos tomar conciencia
de una vez por todas de que la lucha feminista es nuestra lucha y de
que sin ese componente dentro de la lucha política y social vamos a
ser incapaces de llegar a ningún sitio.
Continuamos en la
línea del cambio social. Recientemente hemos tenido momentos
históricos de estos que parecen un punto de inflexión. En varias
recientes ocasiones a algunos nos parecía que ahora sí, llegaba el
cambio, pero no acaba de llegar. Uno de estos momentos fue la
reciente abdicación del anterior rey Juan Carlos. En quince días
nos colocaron a su hijo y lo que parecía un atisbo de cambio fue
finalmente un movimiento continuista. ¿Cómo interpretas la
estrategia de la abdicación del rey?
Yo
creo que al rey lo han obligado a abdicar. Bueno, de hecho va a morir
siendo rey según la oficialidad. Pero creo que lo han obligado a
abdicar porque la monarquía corría realmente mucho peligro de ser
derrocada nuevamente es este país. Ya hemos conseguido hacerlo dos
veces, y en la Segunda República lo hicimos sin disparar un solo
tiro.
¿Dónde estaba ese
riesgo?
La
propia familia real era el riesgo de acabar con la monarquía. El
propio rey, el señor Urdangarín, la señora Cristina de Borbón.
Ellos mismos eran el peor peligro para la monarquía, ellos y a la
vez una progresiva republicanización del pueblo y de la ciudadanía
que cada vez veía con peores ojos y cada vez desconfiaba más de ese
discurso oficial y obligatorio de que la monarquía y la democracia
son sistemas perfectamente compatibles, incluso el mejor de los
sistemas posibles, que se ha dicho. Y de eso han tenido fundamental
responsabilidad el PSOE y el diario El País, que han sido los
principales valedores de Juan Carlos de Borbón y de todas sus
fechorías a lo largo de estos últimos cuarenta años.
¿Felipe VI qué
opinión te merece?
Felipe
VI debería ser derrocado inmediatamente. Él y su repugnante y
putrefacta institución. Es el relevo del relevo de Francisco Franco
Bahamonde, el mayor genocida que ha conocido este país. Realmente me
la trae floja Felipe VI, lo que me jode y me llena de indigación es
la institución, la monarquía, que en este país en 2014 continuemos
teniendo una institución tan retrógrada y criminal como ha sido la
monarquía, y fundamentalmente los Borbones. Sobre esto recomiendo un
libro de Iñaki Erratzkin muy interesante que se titula
'Hasta la coronilla. Autopsia de los Borbones'
que
repasa toda la historia de la dinastía Borbón. Han sido todos unos
puteros, unos ladrones, unos criminales, unos comisionistas.
¿Se
te ocurre algún nombre que te inspire confianza como presidente de
una hipotética República en España?
Fidel
Castro, que es medio español.
¿Y
de aquí? Más cercano...
Cualquiera
que esté dispuesto a sacarnos de todas estas instituciones que te he
dicho, Unión Europea, OTAN, Banco Central Europeo. Cualquiera que
esté dispuesto a nacionalizar la banca. Toda la banca. Cualquiera
que esté dispuesto a aceptar el derecho de autodeterminación de los
pueblos como principio básico y fundamental de la democracia.
Cualquiera que esté dispuesto a trabajar por los intereses de la
clase obrera y gobernar en contra de las clases privilegiadas. Que
esté dispuesto a expropiar las tierras de la Duquesa de Alba y
entregárselas a los agricultores. Cualquiera que esté dispuesto a
poner los medios de producción en manos de los obreros y de las
obreras. Cualquiera que esté dispuesto a redactar una ley de medios
de comunicación que entregue la mayoría de los medios a las
colectividades y a las organizaciones sociales. Cualquiera que esté
dispuesto a erradicar las subvenciones de 13.000 millones de euros
anuales a la iglesia católica apostólica pederasta y romana.
Cualquiera que esté dispuesto a sacar a los curas y a las monjas de
nuestros colegios y nuestras universidades. Que esté dispuesto a
erradicar y a eliminar a las unidades de intervención policial, o
sea, los antidisturbios. Cualquiera que esté dispuesto a implementar
las relaciones internacionales con nuestros socios y amigos naturales
que son los nuevos procesos revolucionarios o semirevolucionarios en
América Latina. Cualquiera que esté dispuesto a romper relaciones
con los Estados Unidos de América y abrir relaciones bilaterales con
Ecuador, con Cuba, con Bolivia, con Venezuela.
Eres
exigente con tu presidente...
Si,
hay que serlo. No me valen las medias tintas, porque con las medias
tintas... Al final si no metemos en la cárcel a todos los
capitalistas y a todos los que han vendido este país, volverán a
ganar los puestos que una socialdemocracia les haya mínimamente
quitado de las manos.
Hablando
de cárceles. Creo que estás de acuerdo en que la ola de represión
abierta contra los ciudadanos es tremenda y sin precedentes desde la
transición. Los represaliados y los presos políticos son -y han
sido- un hecho en el Estado español hasta el día de hoy. ¿Tú
crees que están socialmente reconocidos? ¿El español medio sabe
que aquí hay presos políticos y sabe lo que eso implica?
Evidentemente
no. Somos una minoría los que somos conscientes de la cantidad, de
los cientos de personas que son pura y duramente presos políticos,
presos por ejercer su derecho a la lucha política, al activismo
político, a la libertad de expresión. Un ejemplo claro es el de
Arnaldo Otegui, que está preso por ejercer la libertad de expresión
y por ejercer su derecho a la lucha política encaminada a la
autodeterminación del pueblo vasco. Tengamos en cuenta que somos el
país con menor índice de delitos de la Europa de los quince, sin
embargo somos el país con más número de presos, con una cifra que
oscila entre los 60.000 y 70.000 presos. Otro presidente que yo
apoyaría sería el que estuviera dispuesto a abrir las cárceles,
que estuviera dispuesto a sacar a los trabajadores migrantes, a los
que menudean con drogas, a los toxicómanos, a los pequeños
chorizos, a los que roban una barra de pan, a los presos políticos,
y abra las cárceles a los corruptos, para los capitalistas, para los
dueños de los bancos.
En
esta línea, ¿cuál es tu interpretación sobre la función social
que tiene una institución penitenciaria?
Aquí
y en todos los países las cárceles son los agujeros que el sistema
tiene preparados para todos aquellos excluidos del sistema por
razones fundamentalmente económicas: los pobres, en dos palabras.
Los gitanos, los negros, las minorías, los pequeños chorizos, los
excluidos. Es una de las instituciones represivas más antiguas del
mundo que inexplicablemente todavía sigue funcionando y que para lo
único que sirve es para, como decía la Polla Récords, para
esconder los errores del sistema. Son una parte más del estado
terrorista que impera contra las clases populares y en nuestro país
últimamente se está recrudeciendo el asunto. No solo se está
recrudeciendo sino que llevamos el camino de los Estados Unidos donde
todas las cárceles son privadas, con lo cual llevamos el camino de
convertir las cárceles en un negocio, lo que supone ni más ni menos
que cuanto más presos, más dinero para las compañías privadas que
gestionan esas cárceles. Por ejemplo en la Comunidad de Madrid las
cárceles para menores se han puesto en manos de Florentino Pérez,
presidente del Real Madrid y de ACS, su compañía, que no solo
construye las cárceles para menores sino que además se les entrega
la gestión. En estas cárceles hay multitud de casos de suicidio o
intentos, celdas de aislamiento, castigos, malos tratos, torturas.
Las torturas y los malos tratos son sistemáticos en este país, ya
sea a los detenidos por haber robado en una panadería, ya sea a los
militantes políticos exclusivamente de izquierdas -y eso hay que
decirlo así-, o contra los independentistas ya sean catalanes como
en la Operación Garzón durante las olimpiadas del 92, donde hubo
una redada absolutamente fascistoide dirigida por el juez Garzón
contra los independentistas catalanes. Como los cuarenta años de
represión que lleva sufriendo el pueblo vasco por el simple hecho de
ejercer su derecho a la lucha política por la autodeterminación.
Sobre los presos de ETA habría mucho que hablar y en mi opinión hay
algunos que deben estar ahí: los asesinos de Miguel Ángel Blanco no
creo que sean presos políticos. Sí son presos consecuencia de
situaciones políticas o de conflictos políticos, pero los
conflictos políticos no se solucionan asesinando a un chaval por el
hecho de ser concejal del Partido Popular. Ahora, hay muchos que
están presos con la excusa de pertenecer a ETA, por ejemplo la gente
de Herrira, o el nuevo macrojuicio que se está celebrando ahora
mismo en Madrid contra los chavales y las chavalas de Segi, que no
son ni más ni menos que la judicialización de la democracia y de la
lucha por la democracia.
Sobre
censura, ¿qué puedes decir? ¿crees que tenemos censura contra
productos culturales e intelectuales de ideología de izquierdas?
Existe
una absoluta y total censura, y lo peor de todo, autocensura por
parte de los trabajadores y trabajadoras del mundo de la cultura,
como un instrumento más del sistema capitalista para tapar cualquier
tipo de disidencia, cualquier tipo de expresión cultural que ponga
en tela de juicio el funcionamiento del sistema capitalista
neoliberal. Existe la censura por ejemplo en un guión
cinematográfico, donde te obligan a quitarle una, dos o veinticinco
páginas. Se ejerce mucho la autocensura. Muchos guionistas saben que
habrá ciertas obras escritas por ellos que no van a pasar la censura
siquiera del productor que va a leer esa producción artística.
¿Quien
pone la pasta, censura?
Quien
pone la pasta, manda, entonces quien pone la pasta, es quien censura.
Los que no se autocensuran tienen a los grandes productores de este
país que les van a obligar a quitar una o veinte páginas, incluso
el título, o ciertos actores incómodos para sus producciones. Y en
última instancia están los dueños del cine español, que en estos
momentos son los dueños de las televisiones privadas. Dentro del
cine en concreto, que es lo que más conozco, los dueños del cine
son las grandes televisiones privadas, fundamentalmente Antena3 y
Telecinco, y en última instancia la 1 de Televisión Española que
funciona como una cadena privada también al servicio de las clases
dominantes. Sí existe una censura brutal en cualquier tipo de
expresión cultural en este país, y lo vemos todos los días, se
censuran y prohiben exposiciones porque sale un cristo masturbándose,
por ejemplo, o exposiciones de escultura porque les parece que son
ofensivas contra las creencias religiosas. Fundamentalemente la
religión está muy detrás de todo eso y en concreto la Conferencia
Episcopal, una de las instituciones más reaccionarias y fascistas de
este país. Se prohíben conciertos de música y para eso podemos
hablar con Sociedad Alkohólica, con Manu Chao, con Fermín Muguruza,
con Albert Pla, en fin. La censura está por todas partes, incluyendo
actos políticos, por ejemplo la dirección de Comisiones Obreras
censura repetidamente todo tipo de actos políticos porque consideran
que son demasiado subversivos, ellos que están al servicio de la
patronal no pueden permitir ciertos actos políticos obviamente
reivindicativos de los derechos humanos pero que ellos consideran que
no son aptos para prestar sus auditorios, y deben olvidar que los
pagamos entre todos.
¿Tú
sigues sin tener televisión?
Si,
sigo sin tener televisión. Creo que la televisión es el nuevo opio
del pueblo.
Cambiando
de tercio y para terminar de dibujar esta perspectiva del contexto
político, social y cultural en el que nos movemos en España en la
actualidad, ¿cuáles crees que son las cuentas pendientes que tiene
nuestro país en el extranjero? Y no hablamos de deudas económicas,
sino de deudas justas y deudas de solidaridad.
Pues
creo que España debería incrementar la presión internacional para
que Sahara Occidental fuera reconocido un estado legítimo.
Deberíamos ejercer nuestro derecho reconocido por ser aún a día de
hoy los gestores de Sahara Occidental. Deberíamos impulsar
relaciones con Latinoamérica, en especial con quienes llevan a cabo
procesos democráticos. Con Cuba. Deberíamos salir de la OTAN y
dejar de participar en guerras con la excusa de la guerra pacifista.
Deberíamos apoyar a todos los pueblos en lucha por su libertad, como
Palestina. Deberíamos expulsar las bases militares de los ejércitos
terroristas de Estados Unidos y romper las relaciones internacionales
que supongan socavar derechos políticos y sociales.
Tú
mismo has definido tus orígenes familiares como "burgueses",
aunque también has señalado que no por ello han sido menos
combativos. ¿Crees que es más fácil o más difícil que surja el
activismo desde una posición social más acomodada?
Bueno,
hay que matizar que uno de mis abuelos era camionero, y el otro
registrador de la propiedad en la época franquista, es decir, en una
época en la que no se registraba casi ninguna propiedad. Ellos si
pasaron apuros económicos, conocieron el hambre. Mi padre incluso.
Luego mis padres consiguieron una posición económica propia de la
media burguesía gracias a su trabajo. Es más fácil ser rebelde
habiendo pasado hambre, exclusión, represión, que habiendo tenido
todo, como es mi caso. Yo le digo a la gente que no se fíe de mí,
porque soy un burgués, yo no me fiaría nunca de un burgués porque
tienden a defender sus intereses de clase, como por ejemplo hizo el
gobierno burgués de la Segunda República, que prefirió exiliarse
antes que dar las armas al pueblo, con un sentir paternalista. Otro
ejemplo es el de Salvador Allende, y aunque me criticarán por decir
esto, él se pegó un tiro pero el pueblo seguía muriendo en las
calles. También hay casos de personas que aunque vienen de la
burguesía consiguen mantener ese desclasamiento de arriba a abajo,
como es el caso de Chávez o Morales.
¿Qué
has perdido y qué has ganado con la defensa de tus causas y con tu
visión política?
Prefiero
no hablar de lo que he perdido. En Sahara yo a estas alturas estaría
preso o muerto. En Colombia estaría enterrado en una fosa común.
Mis consecuencias han sido mínimas. He ganado mucho, he ganado
camaradas, ejemplos de humanidad y de lucha, he viajado y he conocido
movimientos en Cuba, Venezuela, Bolivia. He compartido encierro con
sinpapeles, he participado en la segunda flotilla por la libertad de
Palestina y contra su aparheid. He conocido artistas de izquierda, he
aprendido del ejemplo de hombres y mujeres con los pies desollados
que venían en las Marchas por la Dignidad. Lecciones que una
alfombra roja jamás podría haberme enseñado. Mi activismo me hace
ser mejor persona y me siento orgulloso de lo que he hecho. He
recorrido mi camino priorizando la lucha por la solidaridad, la
justicia social, y el comunismo libertario.
Alba
Sánchez