sábado, 29 de septiembre de 2012

Sobre el 25S y los perros del poder



La convocatoria 25S Rodea el Congreso ha estado rodeada de polémica desde el surgimiento de la idea. Nunca me pareció mal el planteamiento de ir al Congreso a dar por saco, pero he de reconocer que no tenía muy claro la finalidad última de la convocatoria pero considerando que la lucha es más necesaria que nunca, quedarme en casa no fue una opción en ningún momento.

La marcha que comenzaba a las 17.30 en la madrileña Plaza de España contó con un seguimiento grande. Miles de personas abarrotaban la Gran Vía en dirección al Congreso custodiados por decenas de furgones policiales. El despliegue policial se percibía excesivo desde el comienzo, desde mi punto de vista, porque el ambiente de la manifestación era inmejorable en términos de respeto y civismo. No faltaban insultos a políticos y banqueros pero eso me parece una muestra de civismo más, dadas las circunstancias, quien quiera confundirlo con violencia verbal no sabe definitivamente como está viviendo la gente en nuestro país. Mi cántico favorito fue sin duda “arriba todos a luchar, y que se metan por el culo la reforma laboral”

No obstante el gobierno debió sentirse seriamente amenazado por esa legión de ciudadanos de todas las edades y perfiles que marchaban por Madrid, puesto que al entrar en la Plaza del Callao y bajar por la calle Preciados, se veía perfectamente lo que defienden y como lo hacen: con una policía política a efectos prácticos, habían blindado las entradas a Corte Inglés, donde se podían ver incluso agentes con las pistolas de bolas preparadas en la mano, no fuera a ser que un manifestante fuera a molestar a los señores clientes.

Al llegar a Sol, la sorpresa es que hay que darse un buen garbeo para llegar al Congreso (o al cordón policial más cercano al mismo que se encontraba en Neptuno), pues han cerrado también con más decenas de agentes la Carrera de San Jerónimo y todas las calles colindantes por pequeñas que fueran. Solo la Calle Alcalá era transitable, así que con paciencia nos damos el paseo para llegar a Neptuno a través de Cibeles. Tuvo su punto porque así nos obligaban a pasar frente al Ministerio de Educación y el Banco de España, con los consecuentes increpamientos a ambos edificios. Frente al Banco se oían gritos de “esos son los culpables” y a la puerta del Ministerio coreamos “Menos policía y más educación”.

En la plaza de Neptuno se juntarían en aplausos las dos marchas. La nuestra con la que venía del Paseo de Recoletos. Un fuerte cordón policíal cerraba a cal y canto el acceso al Congreso. La Carrera de San Jerónimo estaba además de cortada, intransitable. Todo lo que podíamos ver eran decenas de furgones policiales, agentes a caballo y nada más, ni siquiera se veía asfalto porque ocupaban literalmente todo el espacio de la calle. Jamás vi tal despliegue de medios policiales.

Frente a la policía, los que estábamos en primera fila nos sentamos. Varias personas les hablaban a los agentes diciéndoles que se unieran, que estábamos ahí para luchar también por sus derechos y por el futuro de sus hijos. Pero por lo que se ve los cascos están perfectamente insonorizados. Los perros del poder hacían su trabajo.

Si me llamó la atención que mucha gente estaba muy preocupada en meterse con la policía -aunque no de forma violenta- y no digo que me parezca mal. Sin embargo a lo largo de toda la marcha la gente parecía muy enfadada con ellos, quizás porque, como bien dijo un caballero en la sentada, ellos deberían ser una herramienta del pueblo, y no un arma de fuerza bruta del poder. No podría estar más de acuerdo con él, pero lo que si es cierto es que no era una manifestación contra la policía. Aún así es normal que ese resentimiento de la gente a la que han represaliado tanto últimamente al final se traduzca en irse por las ramas en la protesta cuando se tiene delante a los verdugos. Uno de los manifestantes mostraba a un grupo las heridas de una carga policial en una manifestación de hacía poco más de un mes, eran espeluznantes, con lo que mi conclusión es que tal resentimiento, tal rencor hacia quien debería protegerte y en su lugar te atiza, está más que justificado.

De las cargas finales se ha dicho mucho, yo no las voy a contar porque no estuve en las más graves. Si que puedo decir que cargaron una vez de forma absolutamente injustificada hacia el grupo en que yo estaba, aunque fue algo anecdótico, algo así como para asustar, pero ciertamente no es excusa el que te tiren una lata para pegar con una porra, la desproporción es evidente.

Las cargas fueron brutales, y a estas alturas todos lo sabemos y hemos visto infiltrados haciendo de las suyas, encapuchados que primero eran “detenidos” y después detenían. Una absoluta vergüenza que deja en evidencia lo bien que nos quiere nuestro gobierno.

El ambiente de la manifestación, repito, no era en absoluto violento, ni crispado en exceso, ni nadie tenía intención de liarla aparentemente -siempre hay contadas excepciones- aunque todo el mundo parecía contar con que al final se liaría prácticamente sola: así fue. La gente pensaba ésto porque no somos tontos, porque sabemos que nos meten basura infiltrada que se encarga de provocar situaciones de violencia que luego serán mediáticamente asociadas a la protesta social, a los movimientos de izquierda, a la lucha obrera, en definitiva. Es parte del proceso de criminalización y contamos con ellos, pero aún así la gente no se va, y eso les honra.

Si algo me llamó la atención del perfil del manifestante es que no había uno definido. Entre la gente que allí había pude indentificar a mi madre, a mi abuela incluso, a mis compañeros estudiantes, a la juventud frustrada y sin futuro, a la mediana edad sembrada de incertidumbres, a los pensionistas solidarios y defensores de su merecida seguridad. Y todos éramos una misma voz. El comportamiento de la gente fue ejemplar, y a cambio les molieron a palos. No hay derecho, no éramos delincuentes sino ciudadanos pidiendo Democracia cierta que nos de futuro, esperanza y seguridad para todos.

Los diputados estaban dentro, y como las ratas abandonaron el barco por la puerta de atrás. La ciudad estaba sitiada por su culpa y no se han inmutado, tal es su inhumanidad y su falta de sensibilidad contra los dramas humanos y familiares que han provocado. Un amigo del blog residente dentro del cordón policial, nos ha contado que fue interrogado en varias ocasiones sobre hacia donde iba cuando transitaba por su barrio a lo largo del día, y que en la noche escuchando las cargas hasta cerca de las 24.00, se le antojaban ruidos propios de una batalla de guerra: gritos, disparos, carreras.

Esta es su democracia, señoras y señores. Ni más ni menos que la del ordeno y mando por decreto, la de la paz de los cementerios, la del come y calla (claro que lo de comer ya está jodido). Lo que el pueblo español dejó muy claro el 25S otra vez es que no es ésta la España que queremos, que merecemos mucho más y que estamos dispuestos a lo que sea por devolver la Justicia a nuestro pueblo.


Las imágenes que pude tomar no le hacen justicia a lo que presencié, pero ahí os las dejo, esperando que sirvan para dibujar una idea de lo que el pueblo está aguantando y sobretodo de lo que está luchando, que es mucho y bien: 

 Una de las columnas a su comienzo en Plaza de España

 

Subiendo por la Gran Vía. Los furgones policiales cierran el acceso al carril contíguo en todo momento




Cordón policial en el Corte Inglés: dinero público para proteger a los de siempre...


Calle Preciados y no, no son las compras de Navidad...


Cordones policiales en la Carrera de San Jerónimo (calle más directa al Congreso). Nos vamos por Alcalá.



Policía cerrando todos los accesos, este con más agentes que los anteriores. Está junto al Banco de España


Cerrando la calle más discreta... ni una quedo libre hasta Cibeles.


La creatividad ciudadana, que me encanta... :)



Llegando a Neptuno



Comienza la concentración en Neptuno


Cordón policial que blinda el acceso al Congreso


Algunos ciudadanos hablan a la policía. Esto es lo más cerca del Congreso que se pudo llegar


Una verdad como un templo...

No se aprecia del todo pero la cantidad de furgones que hay frente al Congreso es increíble: decenas. Se podría decir que lo han colapsado ellos...



 Si la prensa acreditada lleva cascos cuando aún no ha pasado nada, es porque sin duda va a pasar

Estos furgones cierran el paso por donde llegamos a Neptuno, ya cerca de las 21 horas.



Este artículo está dedicado a las 35 personas detenidas en las cargas de esta manifestación, y a los heridos a manos de la policía, que pese a todo no han perdido las ganas de luchar. Mañana puede ser cualquiera de nosotros, pero no nos rendimos. Hoy muchos volvemos al centro de Madrid y a muchas otras ciudades de España.

“DE NORTE A SUR, DE ESTE A OESTE, LA LUCHA SIGUE CUESTE LO QUE CUESTE”


Bonito sábado :)


Alba Sánchez

martes, 18 de septiembre de 2012

QUERIDA LETI:

Igual en tu adoptiva idiosincrasia borbónica consideras que ha de importarnos que cumplas cuarenta años y estés más mona que nunca. Igual piensas que eso nos ayuda a sentirnos mejor, que dais una imagen de bla bla bla... cuando lo único cierto es que a los ciudadanos que realmente son conscientes no solo de su situación de emergencia nacional sino de la de sus conciudadanos lo único que pueden sentir ante vuestro último posado es rechazo y rabia.

Parece que no quisierais enteraros: en este país hay cuatro millones de parados, de familias que no ven la luz al final del túnel y que están hartos de oíros decir a las altas instituciones tonterías y soplanguindeces sobre cohesión nacional, esfuerzo global, o remar todos en la misma dirección. Las fotos de tu aniversario, querida Letizia, solo muestran la dirección en la que vosotros remáis, porque la mía y la de los trabajadores, desde luego que no.

Hay que ser muy atrevido para mostrarse con la que está cayendo en tan cinematográfica felicidad con dos niñas felices que tienen en futuro resuelto desde el día en que nacieron, o como una pareja enamoradísima que sin hipoteca ni problemas para pagar las facturas viven el amor en todo su esplendor. No tenéis vergüenza.

Y es que es mucho más fácil vivir la felicidad familiar cuando esta no pasa por dilemas tales como tener que romperte la cabeza para ver como pagas los libros de texto de tus hijos, el comedor escolar, su ropa... Cuando no importa llevar unos zapatos de la misma cantidad de dinero que cobran en España al mes las personas a las que se les ha agotado el paro. Así se vive, Letizia. Y que se mueran los feos, como se suele decir.

Vuestras últimas intentonas por vender de nuevo la moto al pueblo ya no cuelan mucho, y a ti que te han puesto de muy lista no debería escapársete tal detalle. El pueblo español no necesita fotitos bucólicas en tu megasofá del jardín. Necesita justicia, y eso con mayúsculas, pasa porque vosotros no viváis como vivís. Porque es intolerable que una institución tan inútil como arcaica no solo tenga que ser mantenida con millones de dinero público en partidas oficiales (y no tanto), sino que además se permita el lujo de pavonear sus excesos ante españoles que no pueden más. Y eso lo hacéis todos: hoy vosotros, ayer el cazador de elefantes, anteayer la del palacete en Barcelona. Ni uno os salváis.

Tus hijas no son más que cualquier otro niño que pudiera nacer el mismo día que ellas en un hospital público -que vuestros patriotismo de pacotilla ni ahí llega y os vais a Ruber- y que a día de hoy se enfrente a un futuro incierto y más bien complicado mientras ellas dos solo esperan años y años de vivir y chupar del bote, estudiando donde quieran, sin perspectiva de hipotecarse ni la necesidad de hacer muchas cuentas. De ti se decía que eras un poco rojilla en tus tiempos de plebeya, Letizia. Qué pronto te has olvidado de lo que es vivir en un piso de protección oficial, de lo que es la realidad de las calles de un país que un día fue el tuyo.

Por eso creo que tu eres el peor ejemplo de la Casa Real, porque un día fuiste una trabajadora más, una ciudadana. Y lo vendiste todo por amor o por un plato de lentejas -muy grande-. Realmente tus motivos me dan igual, solo me importa el tener que verte tan sonriente y operada con dinero público, tan cómica en tu papel de madre coraje porque un día llevas a las niñas a la guardería... tu que sabes -o supiste- lo que cuesta ganar un sueldo, o lo que valen las facturas o la cesta de la compra. Tu que eras de las nuestras y cumpliste ese vergonzante pero a veces cierto pensamiento generalizado del “tu también lo harías si pudieras”.

Solo me queda decirte que mientras no haya justicia para el pueblo no habrá paz para tus posados de jardín. Dejad de dar la nota, por favor. Que no está el horno para vuestros bollos de cinismo.



¡Viva la lucha de la clase obrera, y abajo la monarquía!


Bonita semana a todos


Alba Sánchez

miércoles, 12 de septiembre de 2012

EJERCICIOS DEMOCRÁTICOS Y RESCATES TRAIDORES


Soraya hoy ha ido a la peluquería. Ya iba tocando, que hoy tocaba sesión de control al gobierno y tiene una que ir presentable para poner caretos de satisfacción e inflarse como un zepelin cuando el presidente se encara con Rubalcaba por gilipolleces varias. Cuchicheos con Gallardón a parte. Así da gusto desayunar, con espectáculo incluído. Creo que voy a dejar los cereales que me quedan para cuando me olvide de su cinismo e impresentabilidad.

Que Mariano y su séquito se pasan por el arco del triunfo la sesión de control es más que un hecho. Recordemos que esta práctica es obligatoria, de lo contrario habría hecho como con el debate sobre el Estado de la Nación y se lo habría devorado en su empacho de mayoría absoluta. Todo muy democrático, no cabe duda. Con minúsculas y no por accidente.

Están los señores parlamentarios haciendo valoraciones de uno y otro lado sobre el posible rescate, la palabra más repetida de los últimos tiempos. Esto lo se porque la decadente televisión pública que ha sobrevivido a la remodelación populera me deja ver algunos trozos de la actividad de mis representantes, que no es que me representen mucho pero técnicamente lo son. Nada de riguroso directo, solo pequeñas tapitas de información que hacen posible el posterior corta-pega para sacar en unos pocos minutos de informativo lo que está pasando hoy en la Cámara, o lo que ellos quieren que veamos. En fin, seguimos en nuestra línea de buen periodismo.

No es que yo opine que ver a esos artistas del circo montando su función de trapecistas de las cifras y malabares del palabrerío vacuo sea lo más divertido del mundo, pero la posibilidad de seguir las sesiones del Congreso debería ser un hecho desde que la televisión entró en las casas de los españoles. Las sesiones son abiertas y ni Perry va al Congreso, menudo paseo. Si quisiéramos ir todos en un ejercicio de nuestro derecho, no cabríamos. Y lo más importante: no quieren que veamos todo lo que allí pasa minuto a minuto, nos han alejado de ellos muy adrede.

Es mejor rellenar estos espacios en la televisión que pagamos entre todos con una entrevista descafeinada con alguien que ni es de actualidad ni tiene en este momento mucho que decir: Trinidad Jiménez, que a estas alturas de la mañana se dedica a recordarnos las bondades del gobierno de Zapatero. Qué romántica. Después los medios preparan su cocktail cogiendo de aquí y de allá y nos enteramos de más bien nada de la sesión de control al gobierno. Ese es el control que tenemos sobre lo que pasa en nuestras Cámaras: cero. Aunque algo de culpa tenemos cuando ni lo tenemos ni lo exigimos.

Si bien la mala praxis política de nuestro país -algo tan extendido como la siesta- nos ha alejado en un primer momento del seguimiento de la actividad de nuestras instituciones, este es sin duda el momento para dar la vuelta a esta tortilla. Ahora más que nunca deberíamos exigir un control total, deberíamos tener todos nuestros sentidos puestos en cada detalle que se de en el Congreso, deberíamos ser unos ciudadanos implacables en el arte de no darles tregua, y exigir lo que es un derecho: saber lo que pasa. Sin que nadie lo filtre, sin que nadie lo adorne. Para eso pagamos con nuestros impuestos un medio de comunicación, no para ver reposiciones de series de mierda ni películas de Paco Martínez Soria.

Nosotros también queremos controlar, y la Soberanía Popular que defendemos así exige que lo hagamos. Acerquemos de nuevo nuestras miradas a todo lo que hagan y no pasemos ni una. Eso es un ejercicio de Democracia mucho más potente que el ir a votar cada cuatro años y olvidarse después.

Se habla en el Congreso del rescate, y se pasan la bola con esas frases hechas sobre la “herencia recibida”, la “falta de transparencia”, la “valoración de las condiciones” y bla bla bla. Patraña todo. Lo único cierto es que llevan meses utilizando palabros como “porcentajes”, “primas de riesgo”, “puntos básicos” y demás terminología económica para tratar lo que supondría un drama humano y social para la sociedad española. Tal es su indecencia.

Nosotros no somos números ni promesas electorales, no somos porcentajes ni puntos básicos. Somos personas y familias a las que se va a sacrificar por un puñado de euros, cuyo trabajo y generación de riqueza va a ser exprimida para dársela a otros en caso de ser rescatados. Esa es la realidad des rescate y ahí, no hay condiciones que valorar salvo que o se está con el Pueblo o se está contra el Pueblo, que será al que pretendan hacer una vez más pagar los platos que otros rompieron.

Yo digo no al rescate, no a una España que hipoteque a mis bisnietos por la avaricia de cuatro desalmados. Yo creo en un plan de recuperación nacional fuera del euro. Yo estoy dispuesta a “apretar el cinturón”, como tanto dicen -en especial los de aquellos que tienen más agujeros para apretar-, pero por la recuperación de mi pueblo y por un futuro de todos, no para inflar más aún el ego y las arcas de doña Merkel. No para ella. Para nosotros. Y nunca a costa de derechos ganados con lucha y que son de justicia, nunca a costa de la sanidad de todos, de la educación de todos, de derechos laborales o de pensiones. Nunca para que otros sigan viviendo como viven a costa de quienes ya no podemos más.

En mi idea de rescate entran entre otras cuestiones la supresión de parásitos chupópteros de dinero público: veáse Casas Reales estandartes del arcaísmo más medieval, sueldos desorbitados para representantes públicos, dietas injustas, ayudas a la banca o inversiones en modelos de desarrollo insostenibles basados en la farándula más frívola, y que no representa al pueblo español por mucho que se empeñen -si, me refiero a Eurovegas-.

También la apuesta por lo público, por la nacionalización de los servicios que deben ser de todos como los suministros o el transporte, por la formación accesible y de calidad, por la promoción de la sanidad, de la investigación, de la universidad libre y de los sectores realmente productivos como la industria que fue desmantelada o la agricultura que desde siempre ha sido de vital importancia en España y la gran olvidada en materia de fomento. Eso para empezar.

Lamentablemente creo que seremos rescatados, pues seguimos en la corriente del verlas venir sin tomar aún de forma sonante la sartén por el mango. Seguimos creciendo en nuestro planteamiento de alternativas y eso está bien, pero es lento. Cada día cuenta para hacerles saber que tenemos nuestros propios planes para nuestro propio futuro, y que su ilegitimidad es un hecho en nuestras conciencias políticas -que las tenemos- desde el día que traicionaron a su pueblo en favor de cifras y números que nada tienen que ver con la dura realidad de las familias que sufren víctimas de la crisis que ellos han creado y que pretenden hacernos pagar, y que lamentablemente serán muchas más y por mucho tiempo si llega ese temido, maldito rescate.