jueves, 18 de junio de 2015

Alfon somos todos



Ayer, después de un proceso judicial dilatado desde la huelga general de 2012, Alfonso Fernández, Alfon, ha sido condenado a cuatro años de cárcel por tenencia de explosivos. Tanto el acusado como su familia y entorno han denunciado constantemente un montaje policial según el cual, fue la policía la que, después de parar a Alfonso cuando acudía a un piquete informativo, le señaló como dueño de una bolsa con supuesto material explosivo casero que ellos mismos sacaron delante del joven, que en todo momento ha asegurado que no era suya. En noviembre de 2014 se celebraba un juicio del que salían satisfechos tanto el acusado como el abogado del mismo (Erlantz Ibarrondo). El letrado llegó a asegurar que daba por hecha una absolución ante la insostenibilidad de las pruebas acusatorias, afirmó que no había “ni un solo dato objetivo que permia corroborar los hechos”.  Entre otras cuestiones nunca se encontraron huellas dactilares de Alfon en la bolsa de explosivos, sí que se encontraron cuatro huellas que nunca se investigaron  y se rompió la cadena de custodia de las pruebas. Y ahora resulta que si nadie lo remedia va a pasar cuatro años en prisión por una bolsa que ante evidencias científicas queda claro que nunca tocó. Bienvenidos a España. 

Últimamente está muy de moda el tema de los presos políticos que están fuera de nuestras fronteras. Algunos expresidentes presuntamente de izquierdas incluso se dan un garbeo por el globo con la excusa de echarles un cable. Y mientras aquí seguimos negando la evidencia de que tenemos nuestros propios presos políticos y que además son de izquierdas. Porque Alfon difícilmente saldrá de la cárcel a lo Bárcenas y ni mucho menos representa las absurdas simpatías cómicas del pequeño Nicolás. Alfon es un chaval que se ha declarado en numerosas ocasiones como un miembro de la clase trabajadora en un acto de exhibición de una profunda conciencia de clase, orgulloso de ser de izquierdas y conocedor a fondo de la teoría política marxista, que comparte y defiende. Todo eso, unido a lo mediático de su causa, le duele al sistema en el alma, que se ha cebado con él a costa de la verdad y de la justicia. 



Emocionante ha sido ver a quienes le arropaban en el momento de su detención: los que se han vestido de blanco y han tapado sus rostros para hacer palpable esa idea de que Alfon somos todos. Porque ciertamente lo somos. Porque hoy es él, y mañana puede ser cualquier que tenga la osadía de pensar por sí mismo y además luchar por lo que cree justo. Y que nadie se engañe: cada vez lo tienen más fácil para oprimirnos. Dentro de un par de semanas no hará falta que la policía se invente que una bolsa que no es nuestra lo es, bastará con que pongamos algún improperio contra la Casa Real en nuestras redes sociales, por ejemplo. La entrada en vigor de la Ley Mordaza el próximo 1 de julio puede ser la oportunidad de oro para que Florentino Pérez amplíe negocio y abra cárceles nuevas, porque si no, directamente no cabemos. Ante esta situación, estar unidos es más importante que nunca, no sucumbir al miedo, a las inseguridades que te provoca ver que con lo jodido que está todo, todavía haya quien siga votando al PP. No es tiempo de hundirse. No con Cifuentes recién instalada en el gobierno de la Comunidad de Madrid. Ahora es tiempo de significarse más que nunca. Porque luchar por la justicia no es delito y es un deber en los tiempos que corren.

El próximo sábado se celebra en Madrid una manifestación para pedir la excarcelación de Alfon que saldrá desde la madrileña Puerta del Sol hacia el Ministerio de Justicia a las 20.30 horas. El apoyo a Alfon y a su familia es fundamental en este momento. Después de tantos años de lucha no podemos darlo todo por perdido. 




viernes, 5 de junio de 2015

Cosas que no entiendo



Hay noticias que la dejan a una más loca de lo que suele estar. Y esta semana se ha dado una de esas. No, no es el pitido al himno en el fútbol que francamente y tal y como está el patio, me importa un carajo. Pero también está el rey de por medio. El señor Felipe y agregada se han ido a París a participar en un acto de homenaje a los republicanos españoles que voluntariamente lucharon allí contra la ocupación nazi y liberaron la ciudad. Casi ná. 

El homenaje se hacía al batallón de La Nueve, compuesto por 160 combatientes de los cuales 149 eran españoles exiliados. Comunistas y anarquistas en su mayoría que habían huido de la represión franquista y se habían enrolado en la causa contra los nazis en aquella, la misma Francia que pocos años antes había dado la espalda a la Segunda República ante el levantamiento golpista del general Franco. Detalle que honra más todavía a los luchadores libertarios, que entendieron más de solidaridad que de justicia poética. 

El padre de ese al que llaman rey al más puro estilo medieval, no es otro que el heredero del dictador. Fue criado a sus pechos, llegó incluso a jurar las Leyes del Movimiento Nacional y a afirmar que no consentía que se hablase mal de Franco en su presencia. Ese hombre fue hasta hace muy poco rey de España, y el que lo es hoy por derecho de sangre es su hijo, que tiene lo que tiene, y vive como vive gracias a aquella herencia y a aquella jugada maestra que fue la transición supuestamente modélica que nos dejó sin la posibilidad de elegir nuestro propio modelo de Estado, y por ende a su jefatura.

Nunca había visto a un miembro de la realeza en estos berenjenales de rojos. Les había visto esquiando en Baqueira, con sus yates en Mallorca, negociando con dictadores en Marruecos o Arabia Saudí, pero así, homenajeando a republicanos, eso no lo había visto en mi vida. Es que este Felipe, en ese ansia que le ha entrado por renovar la monarquía y desvincularla de escándalos y corruptelas, se ha terminado metiendo en camisas de once varas. 

Porque los republicanos estamos muy acostumbrados a que se nos ignore desde la casa real. Asumimos hace mucho tiempo que para esa institución somos una pandilla de trasnochados y de ignorantes de la vida que no saben nada de lo que le conviene a nuestro país, menores de edad políticos. Sin embargo, es difícil digerir que la cabeza de la misma institución que representa tanto oscurantismo, privilegios, anacronismo e injusticia haga un homenaje a nuestros propios compañeros. Y que lo haga en un país extranjero me parece ya un chiste malo. 

Y digo chiste porque oye, si lo que quieren es homenajear a esos rojos que lucharon por la libertad, no hace falta irse a París en jet privado a costa del contribuyente. Bastaría con abrir alguna de las 1.821 fosas comunes de republicanos asesinados que aún quedan en nuestro propio suelo. Sería un perfecto homenaje devolver a sus familias algunos –si no todos- de los cadáveres de las cerca de 140.000 personas desaparecidas entre la guerra civil y el franquismo, que aún a día de hoy, en el año 2015, se pudren en cunetas y fincas de media España. Recordemos que ostentamos el dudoso “honor” de ser el segundo país en número de desaparecidos cuyos cuerpos no se han recuperado ni identificado, solo por detrás de Camboya a escala mundial, y que somos la única democracia moderna que no ha investigado los crímenes de su dictadura más reciente. Todo ello según datos comprobados por la Plataforma de Víctimas de Desapariciones de Franquismo, y avalado por la postura de la ONU, que ha reclamado la investigación de estos sucesos en repetidas ocasiones a nuestro país.  Para una vez que quedamos de los primeros en algo, tiene que ser en esto. Manda narices. Y es que nuestro dictador, el asesino, el que regó de muertos las cunetas, sigue descansando en paz con honores de Estado. Dicho eso, dicho todo.

Y mientras tanto, Felipe y Letizia dándose un garbeo por París, como si con ellos no fuese la cosa. Y toda la peña comentando que si la pitos y flautas con el himno. Personalmente no me sentí insultada ante la pitada del himno, y creo ser española de pura cepa. Sin embargo estas cosas que no entiendo, este rey homenajeando a mis héroes, a los que considero mis muertos y mis compañeros de causa, me insulta y me duele. Porque si han decidido ignorarnos, pues vale. Pero que no se paseen por Europa con el moderno disfraz de la reconciliación porque estamos muy lejos de eso y no es por nuestra culpa. Porque seguimos exigiendo verdad, justicia y reparación, y se nos niega. Porque a mí que me expliquen por qué un republicano es un héroe cuando lucha en Francia contra el nazismo, y no lo es cuando lucha en su patria contra un golpe de estado y una posterior dictadura de cuarenta años cuyas facturas aún están pendientes. A mí que me lo expliquen. Porque de verdad, no entiendo nada. 

No es África, es Burgos. Año 2014.

Mapa de fosas de Eusko Lurra Fundazioa



Verdad, justicia y reparación. 


Alba