jueves, 26 de enero de 2017

Hay lugares de los que uno nunca se va del todo...

No lo puedo remediar. Al final siempre vuelvo por aquí.

Los Días Inciertos se han convertido para mí en esa adicción que no se supera, ese amante al que siempre se vuelve, ese cerrar la puerta guardando muy bien la llave. Este proyecto soy yo, y yo soy este proyecto. Se parece tanto a mí que no me extraña que no pueda dejar de volver a él, si ya desde el título ambos somos tan inciertos, tan irreverentes, tan sin rumbo...

Lo cierto es que de todas las aventuras digitales que emprendo (que a estas alturas ya no son pocas), ninguna ha conseguido adquirir para mí el grado de hogar que tiene este blog. Aquí y solo aquí hay Alba 100x100. Letras sin marketing, frases sin dueño ni comprador, letras vomitadas que me sirven de purga. Solo de aquí salgo renovada y solo de este blog no espero nada a cambio. Por eso vuelvo. Para soltar lastres que no puedo desenganchar en los lugares más orientados hacia lo políticamente correcto. Porque aquí soy la chica rebelde de mis diecitantos/ventipocos, a la par que soy la mujer -algo- madura de casi treinta. Soy la fuerza de aquella y la experiencia de esta. Soy todo. Soy yo.

También vuelvo porque tengo una idea y necesito un espacio. Sin ninguna pretensión y sin ningún objetivo concreto quiero llenar este hueco de mis días inciertos de cartas para mi hija. Quiero explicar el mundo a una personajilla que aún no comprende ni el español. Casi ná. Una cosa sencillita... Creo que Los Días Inciertos son el lugar perfecto para dejarle este pequeño legado, y aquí va a quedar. Así le saco un poco el polvo a mi rincón favorito de internet, tan abandonado a veces por proyectos más amables al público pero con mucha menos piel. Aquí el público importa lo justo -no me interpretéis mal, me caéis bien-, lo que importa es lo agusto que me quedo soltando todo el peso de los días, de las noticias, de las estampas callejeras, de la desigualdad y la desidia de un mundo a la deriva. No es más, que eso, desahogo. Ni menos.


Cartas a Uve

Si los días para mí son inciertos, cuando pienso en los tuyos la incertidumbre simplemente me abruma. Pérdoname. Entiende que es inevitable que viva un poco a través de ti. No te preocupes, sabré disimularlo para que no te pesen mis expectativas ni te manchen mis propias frustraciones y si no lo consigo mira, mándame al carajo.

El caso es que desde hace algún tiempo pienso en las expectativas que muchas veces vertemos sobre vosotros desde tan pequeños. Cuando hacéis algo bien y enseguida os ponemos la etiqueta, o lo hacéis peor y rápidamente concluimos que no valéis para eso. Como si de un muñeco de plastilina maltrecho o de un baile rocambolesco se pudiera deducir un futuro entero. Me encantaría que fueses capaz de pasar de esa mierda, como yo trato de pasar de hacerlo, aunque no siempre lo consigo. Me gustaría dejarte ser y descubrir tu camino sin mezclar en tus decisiones mis propias esperanzas o mis sueños rotos. He visto eso tantas veces... El caso es que a veces parece que sale bien. La presión, la exigencia extrema, los laureles y todo eso. Pero yo no lo tengo tan claro porque me consta que gratis, no sale. Que siempre se paga un precio por responder a lo que otros esperan de ti. Un precio alto e irrecuperable. 

Toda esa presión sobre sacar notazas, ir a la Universidad, aprender ocho idiomas y tres instrumentos, visitar diez países antes de los diecisiete y conseguir de paso alguna medalla deportiva. Uf. Qué pereza me da solo de pensarlo. Y con esto no quiero decir que no desee para ti medallas, viajes, conocimiento -eso lo que más- creatividad y buenos resultados en todo lo que emprendas. Lo que quiero es que lo emprendas porque sea lo que te sale de dentro. Porque lo quieres. No porque sea lo que toca, no por dinero, no por reconocimiento social. Porque te lo pida el cuerpo.

En algunos países del mundo es costumbre que los chavales que terminan la educación obligatoria se den un año sábatico para viajar y así ver mundo y de paso descubrirse a sí mismos un poco, al menos. Me parece mejor opción que la de los españolitos, que salimos de la ESO y vamos al bachiller o a las FP sin saber ni para qué lado nos canteamos, en muchas ocasiones. Por supuesto luego para muchos viene inevitablemente la Universidad, que se ha convertido en una fábrica de parados de primera pero oye, sigue dando algo de prestigio social con cierto olor a naftalina.

Luego están los que a mí me molan. Los que hacen lo que quieren. No en el sentido caprichoso sino en el sentido espiritual de la palabra querer. Los que no siguen rutas establecidas. Los que lo dejan todo un buen día y salen a recorrer el mundo, o pasan de la multinacional estresante y súperrentable y se abren un puesto de magdalenas. Qué se yo. Hay tantos casos que a medida que los vas conociendo te empiezas a dar cuenta de que el camino imperante no tiene porque ser el único ni el mejor. Es solo cuestión de buscar el tuyo, y quizás para ello debas conocer casos de gente que ha encontrado el suyo. Creeme, hija. No vas a encontrar tu camino en lo que yo te diga ni en lo que te diga nadie. Solo vas a hayarlo dentro de ti. 

Por mi parte, prometo dejarte ser y observarte muy de cerca, para que los consejos que no podré callarme vayan lo más acordes posibles con las inmensas posibilidades que sé que posees. Para que sean siempre ladrillos con los que puedas construir tu hogar, o adoquines para tu sendero. Para que si han de derribar algo, solo sean los muros que puedas encontrar a tu paso hacia lo que quiera que sea que te haga feliz. Ya sea recorrer el mundo, o tu puesto de magdalenas. Prometo no juzgarte siempre y cuando te vea feliz. Y si te veo infeliz, prometo acompañarte a buscar esa luz que te falte. Prometo que seré tu madre y no tu manager ni tu entrenadora. Prometo que, me cueste lo que me cueste, te dejaré Ser, en medio de una sociedad absolutamente programada y totalmente previsible te dejaré Ser, te permitiré romper esquemas, llevarme la contraria, cambiar de rumbo, equivocarte y elegir. Te dejaré vivir tu vida como quieras. Y si algún día me dices, "Mamá, encontré mi camino y soy feliz" entonces una parte muy importante de mi propio camino la habrás completado sin darte cuenta. Y mis días serán un poco menos inciertos hasta el siguiente camino que emprendas porque ¡Ay! había truco en todo esto... No solo hay un camino. Hay muchos. Hay etapas, cambios, giros argumentales, destinos que se descojonan en tu cara. No hay una meta final. La meta es nuestra propia construcción y esa, afortunadamente, no acaba nunca.

Y si quieres eso te lo explico en otra carta... ;)

1 comentario:

  1. Hola, Manson evelin por su nombre, estoy testificando sobre el Dr. Ken la
    Gran herbolario, que tiene la cura para todas las enfermedades, que me curó el
    La enfermedad por el VIH, incluso si he incluido, pasé por el sitio web diferente visto
    Diferentes testimonios acerca de diferentes herbolarios que era como, "muchas personas
    Tiene la cura del VIH porque la gente continúa sufriendo sus consecuencias "
    Pensé en ello, así que me puse en contacto con el Dr. Ken por correo electrónico
    Electrónica, creo que no mucho, sólo quería dar una oportunidad, me respondió
    Correo y necesitas algo de información para mí, luego te envié, preparaste
    Curado y lo envié a través de mensajería UPS, me dijeron que tomaría 3-4 días
    Antes de que yo consiga el paquete, 3 días más adelante recibí el paquete y comencé
    Tome los medicamentos recetados por él después de 7 días de tomar
    Medicación, fui a una prueba, probé el VIH NEGATIVO.
    Doy gracias a mi Dios fiel. SI usted está en necesidad Usted estará curado, póngase usted mismo
    Contacta con spiritualspellcaster12 @ gmail.com, o whatsapp ... +2349054927430

    {1} VIH / SIDA
    {2 CÁNCER
    {3} HERPES
    {4} DIABETES
    (5) HERBITTITIS B
    (6) HPV que desea que su ex volver

    ResponderEliminar

Gracias por tu opinión