No lo puedo remediar. Al final siempre
vuelvo por aquí.
Los Días Inciertos se han convertido
para mí en esa adicción que no se supera, ese amante al que siempre se
vuelve, ese cerrar la puerta guardando muy bien la llave. Este
proyecto soy yo, y yo soy este proyecto. Se parece tanto a mí que no
me extraña que no pueda dejar de volver a él, si ya desde el título
ambos somos tan inciertos, tan irreverentes, tan sin rumbo...
Lo cierto es que de todas las aventuras
digitales que emprendo (que a estas alturas ya no son pocas), ninguna ha conseguido adquirir para mí el
grado de hogar que tiene este blog. Aquí y solo aquí hay Alba
100x100. Letras sin marketing, frases sin dueño ni comprador,
letras vomitadas que me sirven de purga. Solo de aquí salgo renovada
y solo de este blog no espero nada a cambio. Por eso vuelvo. Para
soltar lastres que no puedo desenganchar en los lugares más
orientados hacia lo políticamente correcto. Porque aquí soy la
chica rebelde de mis diecitantos/ventipocos, a la par que soy la
mujer -algo- madura de casi treinta. Soy la fuerza de aquella y la
experiencia de esta. Soy todo. Soy yo.
También vuelvo porque tengo una idea y
necesito un espacio. Sin ninguna pretensión y sin ningún objetivo
concreto quiero llenar este hueco de mis días inciertos de cartas
para mi hija. Quiero explicar el mundo a una personajilla que aún no
comprende ni el español. Casi ná. Una cosa sencillita... Creo que
Los Días Inciertos son el lugar perfecto para dejarle este pequeño
legado, y aquí va a quedar. Así le saco un poco el polvo a mi
rincón favorito de internet, tan abandonado a veces por proyectos
más amables al público pero con mucha menos piel. Aquí el público importa lo justo -no me
interpretéis mal, me caéis bien-, lo
que importa es lo agusto que me quedo soltando todo el peso de los
días, de las noticias, de las estampas callejeras, de la desigualdad
y la desidia de un mundo a la deriva. No es más, que eso, desahogo.
Ni menos.
Cartas a Uve
Si los días para mí son inciertos,
cuando pienso en los tuyos la incertidumbre simplemente me abruma.
Pérdoname. Entiende que es inevitable que viva un poco a través de
ti. No te preocupes, sabré disimularlo para que no te pesen mis
expectativas ni te manchen mis propias frustraciones y si no lo
consigo mira, mándame al carajo.
El caso es que desde hace algún tiempo
pienso en las expectativas que muchas veces vertemos sobre vosotros
desde tan pequeños. Cuando hacéis algo bien y enseguida os ponemos
la etiqueta, o lo hacéis peor y rápidamente concluimos que no
valéis para eso. Como si de un muñeco de plastilina maltrecho o de un baile rocambolesco se pudiera deducir un futuro entero. Me encantaría que fueses capaz de pasar de esa
mierda, como yo trato de pasar de hacerlo, aunque no siempre lo
consigo. Me gustaría dejarte ser y descubrir tu camino sin mezclar
en tus decisiones mis propias esperanzas o mis sueños rotos. He
visto eso tantas veces... El caso es que a veces parece que sale
bien. La presión, la exigencia extrema, los laureles y todo eso. Pero yo no lo tengo tan claro porque me consta que gratis, no sale. Que siempre se paga un precio por responder a lo que otros esperan de ti. Un precio alto e irrecuperable.
Toda esa presión sobre sacar notazas,
ir a la Universidad, aprender ocho idiomas y tres instrumentos,
visitar diez países antes de los diecisiete y conseguir de paso
alguna medalla deportiva. Uf. Qué pereza me da solo de pensarlo. Y con esto no quiero decir que no desee
para ti medallas, viajes, conocimiento -eso lo que más- creatividad
y buenos resultados en todo lo que emprendas. Lo que quiero es que lo
emprendas porque sea lo que te sale de dentro. Porque lo quieres. No
porque sea lo que toca, no por dinero, no por reconocimiento social.
Porque te lo pida el cuerpo.
En algunos países del mundo es
costumbre que los chavales que terminan la educación obligatoria se
den un año sábatico para viajar y así ver mundo y de paso
descubrirse a sí mismos un poco, al menos. Me parece mejor opción
que la de los españolitos, que salimos de la ESO y vamos al
bachiller o a las FP sin saber ni para qué lado nos canteamos, en
muchas ocasiones. Por supuesto luego para muchos viene
inevitablemente la Universidad, que se ha convertido en una fábrica
de parados de primera pero oye, sigue dando algo de prestigio social
con cierto olor a naftalina.
Luego están los que a mí me molan.
Los que hacen lo que quieren. No en el sentido caprichoso sino en el
sentido espiritual de la palabra querer. Los que no siguen rutas
establecidas. Los que lo dejan todo un buen día y salen a recorrer
el mundo, o pasan de la multinacional estresante y súperrentable y
se abren un puesto de magdalenas. Qué se yo. Hay tantos casos que a
medida que los vas conociendo te empiezas a dar cuenta de que el
camino imperante no tiene porque ser el único ni el mejor. Es solo
cuestión de buscar el tuyo, y quizás para ello debas conocer casos
de gente que ha encontrado el suyo. Creeme, hija. No vas a encontrar
tu camino en lo que yo te diga ni en lo que te diga nadie. Solo vas a
hayarlo dentro de ti.
Por mi parte, prometo dejarte ser y
observarte muy de cerca, para que los consejos que no podré callarme
vayan lo más acordes posibles con las inmensas posibilidades que sé
que posees. Para que sean siempre ladrillos con los que puedas
construir tu hogar, o adoquines para tu sendero. Para que si han de
derribar algo, solo sean los muros que puedas encontrar a tu paso
hacia lo que quiera que sea que te haga feliz. Ya sea recorrer el
mundo, o tu puesto de magdalenas. Prometo no juzgarte siempre y
cuando te vea feliz. Y si te veo infeliz, prometo acompañarte a
buscar esa luz que te falte. Prometo que seré tu madre y no tu
manager ni tu entrenadora. Prometo que, me cueste lo que me cueste,
te dejaré Ser, en medio de una sociedad absolutamente programada y
totalmente previsible te dejaré Ser, te permitiré romper esquemas,
llevarme la contraria, cambiar de rumbo, equivocarte y elegir. Te
dejaré vivir tu vida como quieras. Y si algún día me dices, "Mamá,
encontré mi camino y soy feliz" entonces una parte muy
importante de mi propio camino la habrás completado sin darte
cuenta. Y mis días serán un poco menos inciertos hasta el siguiente
camino que emprendas porque ¡Ay! había truco en todo esto... No
solo hay un camino. Hay muchos. Hay etapas, cambios, giros
argumentales, destinos que se descojonan en tu cara. No hay una meta
final. La meta es nuestra propia construcción y esa,
afortunadamente, no acaba nunca.
Y si quieres eso te lo explico en otra
carta... ;)
Hola, Manson evelin por su nombre, estoy testificando sobre el Dr. Ken la
ResponderEliminarGran herbolario, que tiene la cura para todas las enfermedades, que me curó el
La enfermedad por el VIH, incluso si he incluido, pasé por el sitio web diferente visto
Diferentes testimonios acerca de diferentes herbolarios que era como, "muchas personas
Tiene la cura del VIH porque la gente continúa sufriendo sus consecuencias "
Pensé en ello, así que me puse en contacto con el Dr. Ken por correo electrónico
Electrónica, creo que no mucho, sólo quería dar una oportunidad, me respondió
Correo y necesitas algo de información para mí, luego te envié, preparaste
Curado y lo envié a través de mensajería UPS, me dijeron que tomaría 3-4 días
Antes de que yo consiga el paquete, 3 días más adelante recibí el paquete y comencé
Tome los medicamentos recetados por él después de 7 días de tomar
Medicación, fui a una prueba, probé el VIH NEGATIVO.
Doy gracias a mi Dios fiel. SI usted está en necesidad Usted estará curado, póngase usted mismo
Contacta con spiritualspellcaster12 @ gmail.com, o whatsapp ... +2349054927430
{1} VIH / SIDA
{2 CÁNCER
{3} HERPES
{4} DIABETES
(5) HERBITTITIS B
(6) HPV que desea que su ex volver