martes, 27 de septiembre de 2011

Nuestros últimos muertos

Hoy vais a permitirme un tono menos periodístico y más visceral, y disculpadme la licencia. Voy a hablar desde el fondo de mis entrañas, con la documentación justa que me da el trabajar y entregar parte de mi tiempo y mi vida a una lucha como la que ellos tenían entre manos. Los matices han cambiado, y es es de justicia reconocer que nosotros hoy lo tenemos un poco más fácil gracias a gente como ellos, que allanaron nuestro camino con el peso de sus propias vidas. Mas la lucha de ellos y la nuestra es la misma, la libertad sigue siendo la brújula que guía nuestros caminos, el nuestro hoy, y el de ellos hasta aquel 27 de septiembre de 1975. Por ello creo que se merecen este homenaje y ahí va.

Hace hoy treinta y seis años se apagó para siempre el sonido de los disparos de la sinrazón. José Humberto Baena Alonso, José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz, Juan Paredes Manot y Ángel Otaegui Etxeberria fueron las últimas víctimas del terrorismo franquista. Aquel régimen asesino no mataría nunca más, después de cuarenta años de oscura y brutal represión hacia los que soñaban con un mundo más justo, sin catecismos ni castigos, sin miedo y torturas.

Todavía hay muchos que afirman que el régimen franquista se ablandó en sus últimos momentos. Yo solo puedo pensar en las madres, en las esposas, en las familias de estas personas que murieron las últimas, y en las de las que murieron las primeras, y no puedo dejar de imaginar que el dolor es exactamente el mismo. No había piedad para una vida humana por parte de Franco, no caigamos en el error de tener nosotros piedad con su historia, y llamemos a las cosas por su nombre, y asesino al que lo es, como en este caso. Porque Franco fue cabeza de un sistema asesino.

En 1975, pese a la incipiente influencia de los medios de comunicación y la grandísima repercusión internacional que tuvieron estas últimas sentencias de muerte, la mano de hierro no se movió un ápice para firmarlas, ni para ejecutarlas después. Por lo tanto cualquier intento de suavizar el hecho de que ni el mismísimo Papa fue capaz de hacer reflexionar el dictador que hacia llamar a su régimen “nacional-catolicismo”, es un intento de insulto, un intento de mofa ante lo que es la injusticia máxima, el Estado terrorista, el Estado verdugo, la sinrazón más absoluta.

Ahora creemos vivir sin preocupaciones, no nos comprometemos con nada o lo hacemos con demasiado poco, pensamos que es cierta la tontería esa del “Estado de Bienestar” y no somos capaces ni de imaginar levemente aquella España que fue la tumba de tantos. No queda tan lejos. Mucha gente la recuerda y vivió aquellos días. Entonces, ¿realmente nos hemos olvidado de toda la justicia que está por hacer para esa media España que fue masacrada y hostigada durante cuatro décadas?. Yo quiero pensar que no lo hemos olvidados, porque si pienso que sí me inunda la tristeza de creer que esas muertes no sirvieron para nada, que de verdad estamos aletargados en la nueva dictadura del capital, y que puede que incluso nos guste ser dictados. No puedo pensar eso y seguir adelante con mi trabajo por tantas causas que considero justas. Me obligo a creer que hay algo dentro de nuestros corazones que nos dice que esto no está bien, que todavía hay cosas que reparar, y que juntos lo conseguiremos algún día.

Necesito pensar que la conciencia de clase no es un mito, y que se puede sentir una injusticia como propia como decía el Ché. Me esfuerzo en recordar siempre que las muertes de los últimos fusilados del franquismo son las muertes de todos, son las muertes de lo mejor del alma humana, son las muertes de todos los represaliados de todas las dictaduras de toda la historia y de todo el mundo. Ellos somos nosotros, son nuestros muertos, nuestros compañeros y nuestros hermanos, y para seguir adelante con su relevo trato de tener esto siempre presente y no olvidarlos.

Tengo la gran suerte de llevar mi nombre por la canción que Aute escribió en la víspera de estas ejecuciones, una canción que significa muerte y dolor, pero también esperanza y libertad, significa que tras la noche mas larga, no hubo más muertos por el franquismo en aquella tan ingrata España. 




Salud y Libertad
Alba

lunes, 19 de septiembre de 2011

Sobre fraudes y sociolistos

Esto de poner verdes a los socialistas ya se está convirtiendo en una enfermedad para mi, y de verdad que no quiero que se confunda con una tendencia popular en este país donde poca gente sabe que existen otras opciones políticas, pero es que de verdad, cada vez lo ponen más fácil y no lo puedo evitar.

Hoy me he tomado el café descojonándome de este titular del diario Público “Rubalcaba propone crear na lucha contra el fraude”. Obviamente el futuro líder de la oposión se refiere con sus mejores intenciones al fraude fiscal, que por lo visto está por las nubes (mala gente hay por ahí suelta), pero a una servidora no puede dejar de asombrarla ver a un “sociolisto” hablando de fraudes, de cualquier índole, por que pocos partidos me parecen haber defraudado más que ellos.

No permita la virgen que crean mis lectores que defiendo la otra opción, ni mucho menos. Antes de nada dejaremos claro el matiz de “fraude” o del verbo “defraudar” entendido como quien no responde a unas expectativas creadas. Para no dejar dudas al respecto diré que la RAE define “defraudar” como:

1.Privar a alguien, con abuso de su confianza o con infidelidad a las obligaciones propias, de lo que le toca de derecho
2 Frustrar, desvanecer la confianza o la esperanza que se ponía en alguien o en algo.

Si el señor Rubalcaba quiere luchar contra el fraude, que empiece barriendo por casa:

En primer lugar, lo más obvio: fraude es que un gobierno socialista sea responsable de la tasa de paro más alta de la historia de España desde la Transición. Fraude es negar una crisis que ahora implica a miles de familias trabajadoras, fraude es no impedir que esas familias paguen las consecuencias de la crisis del capital con sus impuestos extraídos de sueldos miserables. Que alguien se declare abierta y orgullosamente socialista y permita esto, es un fraude.

Fraude es que un puñado de buenas ideas que implican la igualdad de la mujer, derechos de los homosexuales, memoria histórica y tantas otras reivindicaciones nobles y justas sean puestas en manos de gestores mediocres, ahijados de, y gente en general, que no son especialistas en la materia.

Un gobierno de faldas que se ha mostrado absolutamente inoperante y hasta ridículo, es un fraude, señores socialistas. Como mujer digo que ha sido un insulto, que muy pocas de sus señoras ministras han demostrado lo que un ministro (o ministra, no vayan a ofenderse) tiene que demostrar, y que es algo que no lo da el sexo, sino el trabajo, la voluntad, la entrega, que no entienden de hombres y de mujeres. Gente preparada, en definitiva, es lo que habría hecho falta para no condenar a España a una vuelta al gobierno popular (que será lo más probable) durante otros cuatro años mínimo.

Eso es un fraude que no es fiscal, desde luego. Y en este sistema santificador de la pela debe importar más la pasta que cualquier otra cosa, porque si nos dejamos de preocupar tanto por el dinero, puede que veamos los fraudes que no convienen, los peores timos. A mi, personalmente, no se me ocurre peor timo que Felipe González, creo que su foto debería aparecer junto a la palabra en “fraude” en el diccionario. Nunca se sentó en un banquillo, y debe ser por eso que al final parece que no pasó nada, pero ese “señor” fue la cabeza del gobierno más escandaloso hasta el momento de la historia de la democracia española (democracia con minúsculas, no es por casualidad). Y si, eran socialistas. El señor presidente se enteraba por la prensa, eso si. Porque los presidente socialistas nunca se enteran de mucho por lo que se ve, solo sonríen, eso si que les mola. Mientras el pobrecito González leía sus periódicos, sus secuaces se despachaban el PIB sin despeinarse, ¡y no le dejaron anda a el! Qué mala gente... ¿alguien fue a la cárcel? ¿alguien devolvió dinero? La respuesta es no. Pero si, efectivamente, eran socialistas. A veces pienso que si Marx volviera a la vida el prozac se convertiría en la base de su alimentación.

Felipe González ilusionó a un pueblo cansado de dictadura. Le hizo creer que la izquierda era posible, que gobernarían con las condiciones de sus votantes (que incluían entre otros fraudes el famoso “OTAN NO” con el que el que sería presidente hizo el setenta por ciento de su campaña) y al final, ¿que? Al final nada. Al final el mayor desastre, la perdida de fe en la política y en la izquierda, las altas tasas de abstención, la gente desencantada que lleva años sin ir a votar. Gracias, señor González, “gracias” por hacer de nosotros un país desencantado, suyo es todo el mérito.

Y es que parece que también hay que explicar que un gobierno socialista es un gobierno para el pueblo, para los trabajadores, por definición. No para los bancos -como en el caso del gobierno de Zapatero-, a los que los socialistas han saneado las cuentas aún a pesar de ser los responsables del desastre y el drama de miles de familias desahuciadas, paradas, sin oportunidades. Aún así tienen la poca vergüenza de presentarse como la izquierda, que hay que tener cara. Tampoco los socialistas roban a sus compañeros trabajadores -como en el caso del gobierno González- y se van de rositas. Claro que para entender esto hay que tener, por lo menos, conciencia de clase (cosa que en el PSOE brilla lamentablemente por su ausencia), así se entendería que poco tienen que ver esa pandilla de panolis que han hecho esos desastrosos gobiernos con el currito que se levanta por la mañana a deslomarse para sacar adelante una vida con su fuerza de trabajo, y que llamarlos “compañeros” es llamarles demasiado. 


Y ahora, un puntito de humor, muy ilustrativo, por cierto ;)




FELIZ SEMANA!!

:)

lunes, 5 de septiembre de 2011

Yo recorto, tu recortas

Uno de los últimos email que me ha llegado a la dirección de correo del blog (losdiasinciertos@gmail.com) me ha impactado especialmente, se trata de una de estas cadenas que yo si sigo enviando, porque aunque no sea un conmovedor power point sobre lo bello de la amistad, y sin tener la intención de que ningun hechizo bueno ni malo caiga sobre nadie, este correo me ha impactado severamente. Tanto por lo que dice, como por cómo lo dice, y por que creo que es representativo de un sentir general y es una llamada a la solidaridad tan necesaria que no me atrevería a no publicarlo, así que allá va:

ANTES DE LOS RECORTES


Me despiden.

A partir del día 1 de Agosto no podré atenderles más debido a los recortes presupuestarios en sanidad proyectados por el gobierno de la Generalitat. Según me han comentado en subdirección médica, el hospital de Bellvitge no tiene dinero para pagarme este verano. Ni a mí, ni a los otros 56 médicos eventuales que, como yo, serán despedidos. Inicialmente el plan es recontratarnos en septiembre u octubre, con contratos renovables de mes a mes, sin derecho a vacaciones y posiblemente con una rebaja del sueldo.


Estas opciones son casi una invitación a los médicos para que abandonemos la sanidad pública. Lo mismo está pasando desde hace mucho tiempo con enfermeras, auxiliares y demás sanitarios que han visto empeorar sus condiciones de trabajo en los últimos años.

Estos recortes, junto con los realizados previamente y el actual cierre de hospitales, contribuirán a aumentar las listas de espera tanto para consultas como para quirófanos y a reducir la calidad de la asistencia hasta el punto que, quien quiera tener acceso a la salud, sólo le quedará la opción de pagar un seguro privado. Además de los gastos de este seguro deberá contar con el hecho de que la aseguradora no tendrá la misma cobertura de salud que la sanidad pública.


Esto será un gran beneficio económico para las aseguradoras de salud, que posiblemente ya se están frotando las manos pensando en los millones de euros que ganarán aprovechando esta penosa situación. También será un gran beneficio para las arcas de los gobiernos que habrán de gastar menos dinero en salud. Es decir, la salud de las personas es una carga para las arcas de los gobiernos. Pero entonces, ¿por qué pagamos impuestos?

Resulta curioso que no haya dinero para pagar médicos pero que sí haya para pagar un parlamento europeo, otro nacional, un parlamento autonómico, diputaciones y alcaldías. (No sé si son necesarios tantos "jefes").


También hay dinero para pagar pensiones vitalicias, y de cantidades importantes, a diputados y senadores. Yo personalmente prefiero tener un cirujano y una anestesista contratados que un político en su casa felicitándose por las cosas buenas que hizo cuando estaba trabajando para levantar el país.
También hay dinero para mantener coches oficiales que evidentemente son coches de gama alta y para que nuestros eurodiputados viajen en primera clase para que se cansan si viajan en clase turista. Eso sin contar dietas, alojamientos y otros gastos.
Hay miles de millones de euros para rescatar a los bancos de la crisis pero sin que después se les pida que devuelvan el dinero que se les ha dejado, este préstamo es lo que nos deja sin dinero para la salud y la la educación. Pero claro, los políticos y los bancos siempre son muy amigos y la economía de libre mercado intocable. ¿No hay dinero? No me lo creo.

Señores pacientes. Luchen por su salud: porque se la están robando. Con la excusa de la crisis, han retirado el dinero a lo más necesario en benificio de unos pocos. Nuestra sanidad, se está hundiendo y no es por falta de dinero sino por puros intereses económicos .. Quizás acabaremos como en Estados Unidos donde, quien no se lo puede permitir, no tiene derecho a la salud.

Luchen por su salud. Hagan reclamaciones, demandas judiciales, manifiéstense, asóciense, indígnense. Los sanitarios ya hemos luchado, ahora les toca a ustedes.

Quieren privatizar LA SANIDAD Y lo conseguirán si USTEDES NO LO IMPIDEN



DESPUÉS, SI NO IMPEDIMOS LOS RECORTES


A continuación, mi agradecimiento a M.S, quien me lo ha mandado, y mi propio comentario al respecto:

¿Cuántas veces hemos oído eso de "los hospitales privados son mejores, más rápidos, más calidad..." o aquello de que "la sanidad pública funciona mal"?. Bien, yo soy hija, hermana y sobrina de sanitarios (no preguntéis por qué salí periodista, nadie lo entiende), conozco un poco lo que se cuece en el cotarro, y aunque no toda mi familia trabaja en el sector público, si lo hacen los que hasta el momento tienen mejores condiciones de trabajo, aunque bien es verdad que día a día algunas van empeorando.
Muchas veces he reflexionado sobre esas afirmaciones que señalé primeramente, y mi conclusión al respecto es que responden a una mentalidad de mercado fruto de un capitalismo cada vez más avanzado y por ende más agresivo, que ha creado en los trabajadores, en las bases del pueblo, una conciencia mercantilista nefasta que nos lleva a creer que lo que se paga es lo mejor, y cuanto más caro, tanta mejor calidad. Pues bien, no estoy de acuerdo.
España ha tenido hasta el momento (y creo que aún podemos decir que tiene) un sistema de seguridad social por muchos países envidiado, de los mejores del mundo, y que responde al planteamiento que estableció la Organización Internacional de Trabajo en 1991 "La protección que la sociedad proporciona a sus miembros, mediante una serie de medidas públicas, contra las privaciones económicas y sociales que, de no ser así, ocasionarían la desaparición o una fuerte reducción de los ingresos por causa de enfermedad, maternidad, accidente de trabajo, o enfermedad laboral, desempleo, invalidez, vejez y muerte; y también la protección en forma de asistencia médica y de ayuda a las familias con hijos". Es decir, con respecto a lo que leemos en esa formulación de lo que debe ser un sistema de Seguridad Social, el español funciona bien hasta el día presente. 

Ahora bien, la amenaza de la privatización de este sistema no es algo nuevo, que haya surgido así de repente. Ya desde 2008 comunidades como la Madrileña y la Valenciana (que casualidad oye, ambas gobernadas por los de la gaviota) confiaron a empresas privadas la gstión de nuevos hospitales. De cara a la galería todo sigue siendo público pero ya ha entrado en juego capital privado que de ninguna forma debería haberlo hecho, puesto que lo público no es un negocio, menos cuando se trata de algo tan importante e imprescindible como el acceso a la sanidad, a los cuidados de la propia salud.



Y de nuevo, más recortes. Despidos, reducciones de presupuestos, cierre de ambulatorios... ¿qué piensan dejarnos?. Supongo que a las oligarquías españolas esto les importa lo justo, puesto que llegado el momento se van a la clínica más cara (véase la familia real y su vale de descuento en partos en Ruber Internacional, por cada cinco nacimientos le regalamos el sexto, estamos que lo tiramos), pero es que hasta eso se puede considerar que es sanidad pública, ¿por qué? porque al igual que todo el sistema, esos partos/operaciones/muletas de diseño salen de los bolsillos de todoso los españoles. Entonces si asumimos y entendemos perfectamente que cada uno de los querubines nietos del Rey nos ha salido por un ojo de la cara, si nos quejamos de ello (con todo derecho), deberíamos ir un paso más alla y exigir que se haga con nuestra contribución todo lo que implique el bien común, y exijamos nuestros derechos en materia de sanidad así como en tantas otras donde también empiezan los tijeretazos. 

Porque, como dice el autor de esta carta, y como muchos pensamos, dinero hay de sobra. Debe haberlo para que después de soportan el "chuponismo" generalizado y escandaloso de este país, aún quede dinero para hacer alguna que otra carretera, algún que otro colegio u hospital... En nuestras manos está que ese dinero vaya donde tiene que ir, donde queramos que vaya, a nuestro propio beneficio. Y es que a veces parecemos olvidar que las arcas del Estado no se llenan por arte de magia, se llenan con la fuerza de trabajo de un país entero, con el sudor de nuestras frentes, para que nos entendamos. Entonces, si nosotros lo trabajamos, si nosotros lo sudamos, ¿quién va a decirnos que tenemos que renunciar a médicos, enfermeras, cirujanos, anestesistas...? Sinceramente, espero que nadie.

Estoy con el M.S, ha llegado el momento de exigir, y tenemos todo el derecho a hacerlo, solo espero que acabemos de despertar de una vez y esta vez si vean claro que no hay nada que hacer, y que nosotros tenemos el poder que legitima a un pueblo entero con una misma voluntad: que le den lo que se merece, y lo que se trabaja. Espero que con todos estos atropellos no fomenten lo que al fin y al cabo es lo que quieren, que pensemos que "lo privado es lo mejor" o que "la sanidad pública no funciona", todavía guardo la esperanza de que no sean capaces de hacernos creer que todo tiene un precio, porque no es asi. La sanidad no lo tiene, que se vayan enterando, y que paguen a nuestros médicos y a nuestro personal sanitario lo que sea necesario. Si hay recortes, que sea en sus cuentas corrientes.



Un saludo

Lejárraga