lunes, 18 de junio de 2012

SOY MINERO

Hace semanas que busco la forma de abordar el tema. Por supuesto que no lo he olvidado como vienen haciendo las redacciones de los medios del sistema, que desafortunadamente y como ya sabemos, son la mayoría.

Hablo del norte, hablo de los mineros, y de la lucha obrera en crudo, como a mí me gusta, sin aditivos ni colorantes. Hablo de obreros en la batalla eterna de la historia, hablo de futuros sesgados, de injusticia social que será atemporal y eterna mientras tenga que desarrollarse la lucha con tamaña insolidaridaridad sistémica. Hablo de cambios que nos requieren a todos: mineros y no. Y que requieren que pongamos sobre la mesa nuestras apuestas más altas, tal y como ellos hacen en los días que corren, necesariamente un poco más inciertos para ellos que para los que aún conservamos la última migaja de bienestar capitalista que no ha de durar demasiado.

Desde el 23 de mayo, los colectivos mineros de Asturias, León, Palencia y Teruel se levantaron en una huelga indefinida contra los recortes a las subvenciones que suponen el mantenimiento y el futuro de sus puestos de trabajo en la explotación del carbón. Unos presupuestos acordados antes de que fuéramos una provincia alemana garantizaban el trabajo de éstas personas en las condiciones que actualmente reclaman que se respeten hasta 2016. Ahora nada es seguro salvo que si no luchamos nosotros por nuestro futuro, nadie lo va a hacer.

El sector de la minería ha sido tradicionalmente uno de los más combativos de la historia de España. Su trayectoria de lucha es incomparable a la de cualquier otro, y su organización sindical y activista es también un ejemplo que debería ser una referencia de dignidad obrera para muchos que se han olvidado de qué es tal dignidad.

La dignidad obrera de éstos hombres, mujeres y familias, es vivir de uno de los trabajos más duros que hay y defenderlo con uñas y dientes en la coherencia del trabajador responsable. No están pidiendo nada salvo conservar sus puestos de trabajo en unas condiciones de dignidad, están exigiendo que se les respete como lo que son: la base de una sociedad entera. Están haciendo llegar el mensaje de que ellos no se venden y de que llegarán hasta el final, lo cual personalmente me emociona y me da esperanza. Solo espero que de verdad sus reivindicaciones lleguen a buen puerto, aunque a veces mires alrededor y no encuentres motivos para pensar que así será.

Nuestro “presidente a la fuga” sigue de cerca la Eurocopa, y no pierde detalle de quien golea a quien, pero parece que de lo del norte no se ha “coscado”. Digo yo que será porque no lo encuentra en los periódicos, que tampoco hay que pensar siempre mal de un hombre que se escabulle brillantemente al más puro estilo Houdini cuando la cosa se pone tensa. Estoy segura de que en la prensa nacional no lo ha visto, porque a mí me ha costado encontrarlo. Será por eso, Mariano, que se te ha pasado el asunto...

Una huelga indefinida desde mayo, con cortes a las principales arterias de trafico de las regiones convocadas a la lucha, con guerrilla incluso enfrentada a las mal llamadas fuerzas de seguridad -de represión, en éste caso- , siete mineros que continúan encerrados en sus lugares de trabajo. Todo ésto con un único mensaje: NO PODEMOS MÁS.

El mensaje de ellos ha de ser el nuestro, y viceversa. Mineros o no, todos estamos juntos en el mismo barco y la lucha de unos es la de todos. La atención de éste caso debe ser especial porque pueden enseñarnos una muy valiosa lección sobre cómo hacer las cosas: una presión tal que los medios se ven obligados a silenciar in extremis a pesar de estar siendo portada de periódicos de gran tirada internacional no puede ser un error. Un mes de luchas y enfrentamientos por defender la dignidad del trabajador, una historia entera a las espaldas de un colectivo que siempre ha dado el do de pecho en lo que a lucha obrera se refiere, no puede caer de ninguna manera en saco roto.

Cuando la situación es desesperada, desesperadas han de ser las medidas. No sé si somos capaces de imaginar una situación en la que la resistencia minera se extendiese a los demás colectivos obreros de todo sector y parte del país y se convirtiese en resistencia obrera organizada y comprometida. Si dejásemos de quejarnos en la barra del bar y asumiéramos de una vez por todas que tenemos que hacer algo a lo grande, que tenemos que coger la espada de Damocles que nos han plantado sobre la cabeza y ponerla sobre la de ellos, que si alguien o algo tiene que morir en éste clima de crisis de sistema y valores no debe ser la dignidad del trabajador o uno solo de sus derechos vencidos siempre con lucha y sufrimiento en las páginas de la historia que jamás debiéramos olvidar.

Mientras hacemos el ejercicio y nos ponemos a pensar qué sería de los perros del poder y del poder mismo si el pueblo unido fuera una realidad y no solo un chascarrillo a repetir en manifestaciones oficiales de 24 horas, si fuéramos capaces de organizarnos, de dialogar entre nosotros y de defender todos a una los intereses de nuestra clase haciendo presión de verdad. Mientras pensamos en ello, pensemos también en cuántas veces hemos oído eso de “no se puede hacer nada” y en cómo de grande es esa mentira. Sí se puede hacer algo, sí se pueden tensar las cuerdas del poder, solo hay que tener las herramientas adecuadas: organización, compromiso, y cojones.

Los mineros van sobrados, ¿queremos aprender de ellos, o esperamos a que se acabe la Eurocopa?

;)

Bonita semana a todos, en especial a los mineros a los que dedico el artículo, y a sus familias, con la esperanza de que consigan algo más que llenarnos el corazón de orgullo y ganas de luchar, que no está nada mal pero es menos de lo que merecen. Por el futuro del carbón, todos con la huelga minera.





Alba Sánchez

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