Las elecciones municipales y
autonómicas de 2015 podrían pasar a la historia como un punto de inflexión en
la política española. Si los resultados suponen o no un cambio efectivo en el
futuro de los ciudadanos, habrá que esperar para verlo. Sin embargo es
innegable que la grieta del bipartidismo se ha abierto, que el panorama
político ahora tiene más de dos colores, y que sin embargo PP y PSOE resisten
todavía el envite de las nuevas fuerzas políticas y se desploman, pero
despacio.
El Partido Popular sigue siendo el partido más votado y algunos como Carlos
Floriano arriman el ascua a su sardina definiendo, para la sorpresa de todos,
como “envidiables” los resultados de su partido, que puede perder ante
coaliciones de izquierda los feudos históricos más importantes como la alcaldía
de Madrid o la de Valencia, o la comunidad de Castilla la Mancha. Desde 1991, estos
han sido los peores resultados para los
populares en municipales. Han perdido más de dos millones y medio de votos en
términos generales. Esos grandes tótems que
parecían inamovibles como Cospedal, Aguirre, Barberá, han hecho una campaña
especialmente sucia, plagada de mezquinos argumentos a la par tan simples
que hasta un niño se habría dado cuenta de la desesperación que impregnaba el
intento de algunas por hacerse con votos. Y les ha pasado factura.
Afortunadamente la soberbia de Barberá, que amenazaba con identificar a
replicantes en la vía pública; las mentiras de Aguirre contra Carmena
acusándola de tener relaciones con ETA (argumento aburrido donde los haya) o de
irregularidades fiscales inventadas; los escándalos fiscales de unos y de otras
a las puertas de la jornada electoral, no han salido gratis a los de la
gaviota. Esta vez no. Afortunadamente.
El PSOE se
mantiene como segunda fuerza en número total de votos, pero pierde 700.000
votos respecto a las anteriores. En términos de representatividad hay de todo: desciende
a tercera fuerza política en sitios tan relevantes como Madrid, recuperan
auténticas joyas de la corona históricamente socialistas Extremadura, y
arrebatan feudos populares como Valencia. No obstante, por primera vez, en
muchos puntos calientes de la política municipal como Madrid serán un partido
clave para formar gobierno pero desde un discreto tercer puesto tras haber sido
sobrepasados con creces por coaliciones de izquierdas vinculadas a los
movimientos sociales, al 15M y de las que Podemos forma parte. ¿Sigue el Partido Socialista siendo el
partido referente de izquierdas? Más votos que nadie, menor representatividad
efectiva y menos peso político en gobiernos clave. Sin duda no es el aspecto
que debería tener un partido clave para el giro hacia la izquierda de
prácticamente un país entero.
Ciudadanos ha irrumpido en el
panorama de la política nacional (lo cual no le convierte en un partido nuevo), no con la fuerza que se esperaba o se temía. El sistema de pactos que
establezcan a partir de ahora allí donde puedan ser una pinza válida los
definirá en adelante, y estos movimientos tendrán que ser referentes a la hora de situarlos políticamente, ya que
todavía hay cierta confusión respecto al lado político en que situarlos. Por lo
pronto, se asume que los pactos vendrán de la mano del Partido Popular, aunque
se verá si finalmente se hacen efectivos y bajo qué condiciones. Lo cierto es
que no se les espera en el lado izquierdo de la balanza.
El descalabro de Izquierda Unida
puede deberse al auge de las fuerzas de coalición de izquierda y movimientos
sociales. Me niego a obviar en este análisis el trabajo encomiable de IU por el
cambio político en España. Sus esfuerzos no vienen de ahora sino de muy atrás, y
merecen un reconocimiento y un respeto profundo, aunque en términos electorales no lo hayan
tenido. Quizás sea el momento de plantear cómo se incorpora a estos históricos
luchadores y luchadoras de la izquierda, que deben ser un referente necesario,
a los nuevos procesos donde la ideología izquierdista más clásica se diluye
entre nuevos planteamientos procedentes de movimientos sociales. Sin duda un
punto de encuentro en necesario, y una victoria de la izquierda sin IU es una
victoria incompleta.
La tremenda sorpresa ha tenido
mano izquierda, y nombre de mujer. Barcelona, Valencia, Madrid: Ada Colau,
Mónica Oltra, Manuela Carmena han dado sin duda el campanazo en estas
elecciones. Mujeres de izquierdas que estarán o podrán estar muy probablemente
en los ayuntamientos más grandes de España, y en una comunidad referente
popular como ha sido hasta ahora Valencia. Representan el cambio real, lo
ciertamente nuevo. Lo nuevo es ver estas caras:
la de luchadoras que han sido reconocidas -y represaliadas- por su trabajo y por su lucha social.
Ada Colau había admitido ser amenazada por su potente lucha contra los
desahucios. Mónica Oltra es una sonada replicante contra el gobierno de
Camps, que ha llegado a ser expulsada del Parlament por vestir camisetas
incómodas para la bancada popular. Manuela Carmena es una vida entera de lucha
en diferentes causas. En opinión de una servidora, ellas son las caras del
cambio tras estas elecciones: representan la coalición, la unión, el trabajo en
equipo, el sacrificio por el bien común. No son ellas sino todo lo que tienen
detrás, especialmente la ilusión de tantas personas que quieren ver formas
realmente nuevas al frente de sus instituciones.Ahora es el momento de ampliar estos procesos, de seguir trabajando por integrar una izquierda cada vez más amplia, donde quepan los diferentes matices que la actualidad política plantea. Un auténtico frente popular liderado por la decencia y la horandez debe ser la siguiente asignatura pediente.
Alba Sánchez
Y ahora, una vez se llega, a trabajar con toda la ilusión y honradez!!
ResponderEliminareso esperamos todos que el cambio sea de verdad.Ahora la izquierda puede hablar muy alto.
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