miércoles, 22 de octubre de 2014

ESCÁNDALOS PARA RATO

Después de un año sin escribir y con la cantidad de cosas que han pasado, no tenía ni idea de qué tema escoger para volver a la carga con las teclas más afiladas que nunca. Finalmente han ganado las tarjetas black, esto no quiere decir que la gestión del ébola por parte del gobierno no haya hecho sus méritos para merecerse un repaso, pero al final esto ha sido algo así como unos premios al miserable de la semana (o del mes) y finalmente Rato, Blesa y su séquito han vencido, aunque hay que reconocer que Mato, González y Rodríguez han defendido el trono con ahínco.

En este país llamado España, cuando crees que lo has visto todo en materia de corruptelas, llega Rodrigo Rato y se vuelve a reír en tu cara. Ya hemos perdido la cuenta de las veces que este hombre se lo ha llevado calentito, y aún así ha formado parte ni más ni menos que del partido de gobierno hasta que él mismo ha decidido marcharse (y temporalmente). Para el PP el horno ha dejado de estar para bollos hace bastante tiempo, pero hay que ser comprensivos con la tardanza en expulsarle porque son muchas las crisis y escándalos a gestionar, y pocos los cerebros disponibles. 



Retomando el tono serio que semejante escándalo merece: recuerdo cuando mi padre me ha comentado (más de una y de dos veces) que en la época de Felipe González poner el telediario era hasta entretenido por la cantidad de historias que parecían más propias de una peli de la mafia que de un país democrático. Pues bien, año 2014, ver el telediario vuelve a ser alucinante. Ahora resulta que los mismos que decían que los ancianos preferentistas sabían muy bien lo que firmaban han hecho el agosto con una tarjeta de crédito que no declaraba impuestos, y no saben cómo. Arturo Fernández, presidente de la patronal de Madrid, visiblemente incómodo en una entrevista con Ana Pastor, afirmó que las tarjetas eran para “gastos de representación”, para unos minutos después decir que eso de “representación” era relativo, cuando la periodista sacó a relucir gastos de más de 120 euros en farmacias. “Necesitaría una aspirina aquel día”, se atrevió a soltar por esa boquita, incluso añadiendo que “serían varias aspirinas” ante la cara de Pastor, a caballo entre la incredulidad y la pura sorna.

Habría que decirle al “señor” Fernández que una cosa es que te roben por la espalda (y no te enteres), y otra que te mientan en la cara (que sí te enteras), y que si le queda un mínimo de vergüenza, el comentario de las aspirinas está absolutamente fuera de lugar. Rodrigo Rato está muy afectado por el tema, según contó Arturo en la misma entrevista. Supongo que no estará tan afectado como todos los preferentistas que tienen su dinero atrapado por sus malas artes bancarias. Supongo que no es peor que te pillen gastándote más de 2.000 euros en vino a quedarte sin casa por tener tus ahorros de décadas fuera de servicio. Dentro de lo malo, Fernández ha devuelto el dinero, como siete de los 87 consejeros y directivos que poseían este tipo de tarjetas. De todos ellos nueve han optado por la dimisión (pocos, a mi entender) y solo uno ha sido destituido. Vivir para ver.

¿Qué debemos entender de aquellos que ni dimiten ni devuelven el dinero? Pues nada nuevo, señoras y señores. Más de lo mismo. Son unos españolitos de la especie más casposa, de esta que prefiere callarse y esconder la cabeza mientras pasa el temporal y salpica más a otros, porque al fin y al cabo, si cuela, cuela. Ese dicho en este país lo tenemos más que aprendido. Con esto no quiero decir que los que han devuelto el dinero o dimitido sean mejores personas, pero al menos asumen que les han cazado. Otra cosa es que se haga justicia porque los años de robos, el engaño de las preferentes, la falta de crédito que ha llevado a miles de personas a la ruina, todo el derroche... No se cómo podría hacerse justicia real ante tantos y tantos años de despropósitos, de estafas y de desvergüenza. Devolver el dinero no es ni mucho menos suficiente para reparar todo el daño que han hecho pero claro, este es el país donde un condenado a cárcel espera el indulto en su casa, no nos olvidemos de Fabra. Aquí todo es posible.



Que todos quienes se beneficiaron de estas tarjetas fueran inmediatamente destituidos e inhabilitados para cargos directivos públicos o privados, y los preferentistas fueran indemnizados en calidad de víctimas, sería para mí un comienzo de algo parecido a la justicia con respecto a este tema. Por supuesto la devolución íntegra de hasta el último céntimo de dinero estafado sería condición sine qua nom para poder empezar a tomar en serio la justicia de este país. Si además Blesa y Rato (al menos) pagaran sus responsabilidades penales de una forma apropiada, podríamos albergar alguna esperanza de que España hubiese tenido un ataque -aunque fuera accidental- de cordura. Sin todo esto, no somos nadie sino el mismo pueblo al que estafar sale gratis y cuyos problemas no importan, la misma masa de gente desesperada que ante un televisor flipa en colores a la hora del parte con las barbaridades que los poderosos de su país han sido capaces de hacerle. El españolito de a pie, el incrédulo, el indefenso, el frustrado y decepcionado. Sin embargo llega el momento de dar la cara y Blesa le dice al juez Andreu que la fianza de responsabilidad civil que el juez le ha impuesto (3 millones de euros) por considerarle junto a Rato como último responsable de este entuerto, la cargue a su seguro de Mapfre. ¡Ahí queda eso! ¡Por que él lo vale!

Al fin y al cabo no deja de ser lo de siempre: “yo no sabía nada”, “pregúntale a ese”, “no volverá a ocurrir”, “y tú más”. Y mientras, los españoles que nos esforzamos por sobrevivir en esta cloaca política y económica que nos han montado, tenemos que creernos que alguien se gasta 484.200 (Sánchez Barcoj), 436.700 (Blesa), o 99.000 euros (Rato) en lujos y obscenidades sin darse cuenta, sin saber que no pagaban impuestos. Cuando se trata ni más ni menos que el presidente de la institución, este argumento se hace especialmente difícil de digerir. Y esto son solo algunas cifras porque el monto total de la juerga y derroche asciende a nada más y nada menos que 15 millones de euros solo entre 2003 y 2012. Esto en una empresa que -recordemos- ha recibido la importante cantidad de 23.500 millones de dinero público... ¿Eso hacían con nuestro dinero? ¿Pulirselo en antigüedades, farmacias y masajes tailandeses? Llamarles sinvergüenzas es quedarse corto, pero tampoco creo que exista apelativo para las nuevas formas de corrupción que estamos desarrollando en España y que están ya a la vanguardia de la miseria mundial. Ver para creer. 


Alba S.

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