Ni un año entero he podido
sobrevivir a la tentación de volver a Los Días Inciertos. He pasado muchos
ratos pensando que la vida son etapas y que no hay que volver sobre las ya
cerradas, casi a la vez que me decía que la vida también son caminos y si uno
te encantó, sería bueno tener la oportunidad de recorrerlo de nuevo, incluso
mejor si se hace con más experiencia, con los ojos más abiertos y la mente más
ordenada. Supongo que hay algo de cierto en ambos planteamientos y que ninguna
opción es mala ni buena, así que abrazando ese relativismo he decidido reabrir
mi chiringuito de antaño. ¿Un paso atrás? Puede ser, pero no todos los pasos
atrás son negativos: algunos sirven para volver a casa, para reconocernos en
nuestros errores, para no privarnos de hacernos felices de nuevo. Yo estaba tan
cómoda en Los Días Inciertos que siento que vuelvo a casa, al rincón aquel
donde solía vocear la injusticia y la decadencia de mi tiempo, entre algunas
cucharadas de esperanza que pretendían ser grandes y al final, hacían lo que podían…
Este año ha transcurrido entre
diversos proyectos en los que he crecido personal y profesionalmente, y seguiré
picoteando -como es mi costumbre- de aquí y de allá, en diversas batallas y en
diferentes frentes, pero quiero que sea de nuevo como fue, con mi espacio de
total libertad como referencia, con Los Días Inciertos como mejor escaparate de
todo lo que defiendo. En ninguno de los proyectos que emprendí (y que sigo defendiendo y me siguen motivando) encontré la libertad creativa que dejé olvidada tras la puerta de este blog al cerrarlo: solo yo y mi teclado, y mis idas de olla. Finalmente la "morriña" de aquellas reflexiones casi febriles ha sido más fuerte que la falta de motivos para no retomar este proyecto que siempre me apasionó.
Además, es difícil mantener
callado un blog como este durante unos meses en los que no han dejado de pasar
cosas. Asistimos a unos días casi apocalípticos en la política nacional, lo que
eran unos chorizos de tres al cuarto ahora han resultado ser una mafia con poco
que envidiar a la de las películas (si acaso la estética, en las pelis son más
guapos), la gestión gubernamental flaquea tanto y por tantas partes que ya no
sabes ni a qué tema atender de entre el enorme catálogo de escándalos que tenemos
abiertos de par en par, los ciudadanos no dejan de moverse en dirección al
cambio político y social experimentando nuevas formas y tratando de darle una
vuelta de tuerca a las clásicas. He de decir que este momento histórico de
repatea y me fascina casi a partes iguales.
Asistimos, como Anguita ha dicho
alguna vez, a una crisis de civilización, a un replanteamiento de todos los
esquemas sociales y políticos que se da desde la mayoría de los puntos de
vista. La lucha por el cambio está hoy más despierta que nunca: el problema es
que hay propuesta más y menos progresistas, conservadoras, y directamente
reaccionarias. Estas últimas, las más peligrosas, son las que están rigiendo
nuestras vidas actualmente, en España y en el mundo, en eso no hemos mejorado
demasiado. Lo que si es cierto es que en pocos momentos de la historia se lo
han puesto tan difícil a la injusticia a base de respuesta y movimiento social con propuestas
alternativas. Por eso creo que aún no hay lugar al desánimo, aunque su sombra
nos sobrevuele más a menudo de lo que nos gustaría. Por eso quiero seguir
aportando reflexiones y participando del cambio desde esta plataforma en la que
solía escribir. No es que tenga que justificarlo, pero no me importa hacerlo.
Dicho lo cual, aquí estaré de
nuevo, semana tras semana, observando y comentando los entremeses, actos y
sainetes de este teatro mundo del que hablaba Calderón de la Barca. Levanto de
nuevo el telón para intentar que entre todos consigamos ver qué se cuece entre
las bambalinas de los días que atravesamos, para aportar mi grano de arena de
nuevo, para trabajar por el cambio desde la profesión que escogí, y hacerlo con total independencia. Otra vez, pero con más tablas, con más conocimientos,
con más posibilidades. Esta vez diversificaré en los temas y en los contenidos,
aportaré más calidad, más análisis y más trabajo. En este proyecto no hay más filosofía que el esperanzar, tirar del carro,
explicar y explicarme, traducir las peculiaridades de una etapa compleja,
siempre en la medida de mis posibilidades y con la ayuda inestimable de todos
quienes me leísteis en vuestro día, y la de todos los que decidáis volver o
empezar a hacerlo ahora.
Bienvenidos de nuevo a los días
más inciertos, en que vivir es un arte...
Alba
Muchas gracias por tu vuelta!! Deseando leerte!! Besos y aplausos!!
ResponderEliminarGracias a tí Ruth por estar siempre al pie del cañón!!! No os haré esperar mucho. Un besote
ResponderEliminarenhorabuena de nuevo por estar ahí.
ResponderEliminar