domingo, 25 de agosto de 2013

Pan y circo



El Real Madrid va a fichar por cerca de 100 millones de euros a un notas de cuyo nombre no quiero acordarme (más bien nunca lo he llegado a retener). Pongámosle por nombre hipotético Perico el de los Palotes. Hace poco el Barça hizo lo propio comprando a un chaval que bien podía confundirse con cualquier adolescente hiper-hormonado saliendo  de la discoteca de mi pueblo de buena mañana. 


Hace ya algún tiempo, la opinión de un futbolista catalán de primera orden en nuestro país, y el terror de las nenas, soltó en rueda de prensa una afirmación que venía a decir que los sueldos astronómicos que cobran los futbolistas pues están muy justificados porque, atención al dato: los futbolistas generan dinero y tienen derecho a recuperarlo en forma de cuentas corrientes a reventar, ya que forma parte de la industria que ellos mantienen en forma, básicamente, dando patadas a un balón. Tampoco es que tengan un doctorado en Harvard oigan, y por lo que se ve, ni falta que les hace.

Cada vez que se remueve el pantanoso mundo del fichaje astronómico a mí lo que se me remueven son las tripas. Los clubes de fútbol españoles deben a la hacienda pública una cifra que se estima entre los 500 y 700 millones de euros. Financial Red ha publicado, con fecha de cinco de julio del presente año, que  “los clubes adeudan a la Agencia Tributaria 663,876 millones de euros, de los cuales 506,504 millones (a 30 de Abril) los adeudaban las Sociedades Anónimas Deportivas, que son todas menos el Real Madrid, Fútbol Club Barcelona, Athletic de Bilbao y Osasuna”. Las cifras varían según la fuente en prensa, aunque no mucho. La dificultad para encontrar datos oficiales es interesante en sí misma. 

Sobre los sueldos de los jugadores, no solo no hay datos muy fiables, sino que no sería veraz dar números sin tener en cuenta que derechos de imagen, contratos publicitarios y bolos en general están fuera del sueldo en cuestión. Por lo que he ido leyendo en webs futboleras varias el más cutre de todos viene ganando 20.000 euros al día. Y de ahí, subiendo, hasta cifras de seis cifras diarias que no doy porque como digo, no me parecen del todo veraces. 

Aquel futbolista jovenzuelo y risueño que se cree muy importante porque “genera dinero” tal y como el mismo dijo, se merece una respuesta. No él, sino su actitud. No vamos a mencionarle, no sea que me cobre también por ello. Lo importante es saber “oír más allá”. ¿De verdad se merece alguien semejante sueldo por saber jugar al fútbol? Por muy bien que se haga, no son neurocirujanos, ni siquiera está comprobado que sepan escribir con corrección. De ellos solo se sabe que juegan muy bien al fútbol, y por eso son héroes nacionales. Y punto, niña. 

Generar dinero es una cosa, generar riqueza es otra. Generar dinero es hasta cierto punto fácil. Hay negocios como el fútbol, como pasar droga, como especular en general, como prostituirse incluso, que generan dinero a buen ritmo. No me parece un mérito en sí mismo, menos aún cuando todo el dinero que generas fluye únicamente en el limitado círculo del propio negocio. El futbolista que cree merecer tan desorbitado sueldo, solo genera dinero en el entorno inmediato del club, nadie fuera de él se beneficia de ese “dinero”. Ah sí, perdón, los camareros y propietarios de bares, ya que nos gusta tanto basar nuestro desarrollo social en turismo y hostelería, no debemos dejar de mencionarles…

En cambio, generar riqueza, que no dinero, es lo que parece que a este país se la trae al pairo. Riqueza se genera pagando los impuestos oportunos, que se traducen en mejoras para todos, en hospitales, en colegios, en ayuda social, en alumbrado público o recogida de basuras. Esas cosas que parecen importarnos tan poco cuando los veintidós de turno saltan al campo y se nos olvidan toda serie de recortes, crisis, o agravios de clase en general. 

La cuestión está en qué queremos apoyar: a los generadores de dinero para cuatro gatos, o a los que generan riqueza para todos. Exigir que los clubes de fútbol salden sus deudas con la hacienda pública no es algo que debiera estar haciendo yo aquí, con mi discreta capacidad de difusión del mensaje, sino el señor Montoro o la señora Bañez desde sus ministerios de Hacienda y Empleo. En lugar de agitar al personal para que se chive del vecino que no hace factura en un buzón de delatores de lo más rancio, que se encarguen de hacer su trabajo y perseguir a quienes defraudan pasta gansa de verdad, entre ellos a los clubes de fútbol y a su burbuja de sueldos irrisorios en el contexto de un país donde el sueldo mínimo interprofesional apenas supera los 600 euros. 

Cuando  en nuestra propia cara nos dicen que se pagan 100 millonazos de euros por un tío que -se comenta- mete goles. Y sabemos, intuimos y casi creemos con certeza que en ese club no paga impuestos ni el Tato, no sé donde le ven la gracia los hinchas a semejante broma de mal gusto para seguir animando, llorando, vitoreando a estos personajes, becerros de oro del siglo XXI, pan y circo al más puro estilo del Impero Romano. Dioses de barro que han vendido su alma a un sistema depredador del pueblo, por una buena suma de dinero, aunque nunca de riqueza.


Alba

1 comentario:

  1. Hay que dormir al pueblo.Eso siviviendo a su costa.
    Carlos Marx decía que la religión era el opio del pueblo,el de hoy esta claro cual es.
    Mientras haya burros siempre hay quien va a caballo.

    ResponderEliminar

Gracias por tu opinión