viernes, 21 de junio de 2013

EXCUSAS EXCELENTES


Después de un mes frenético en el que he tenido –contra mi voluntad- que abandonar Los Días Inciertos para sacar adelante otros tantos proyectos, he vuelto con la ilusión de que no me odiéis demasiado y queráis leer mi última ida de olla. Si así os apetece, seguid leyendo. 

Hace no mucho llegó a mis oídos la cifra, ya intuíamos que no sería baja. 30.000 estudiantes de universidades españolas se ven a punto de ser expulsados por no haber pagado las desorbitadas matrículas que en septiembre nos impuso el tasazo de Wert. Recordemos que dichas tasas fueron impuestas cuando YA ESTÁBAMOS MATRÍCULADOS por precios bien distintos a los que al final nos tocó pagar. Dicho de otra manera: te matriculas por 1.700 euros, y acabas pagando 3.900 (mi caso). Las opciones cuando salen los nuevos precios públicos son simples: o pagas, o te vas. Pudimos solicitar beca que nunca garantizó que pudiéramos acabar el curso, y ante la masiva denegación de las mismas nos encontramos, como suele decirse, con el culo al aire.

El pasado mes de octubre comencé un máster en la que siempre ha sido mi Universidad, la Complutense. Como no tienen tarjeta de fidelidad por puntos  –cosa que sería bueno plantear para los que, pese a todo, insistimos en estudiar en este país-  tras el tasazo pues me encontré con una subida de más del doble sobre el precio por el que me matriculé a un mes escaso de iniciar el curso. La sorpresa fue mayúscula, sobretodo cuando eché cuentas y vi que mi presupuesto para dos años de máster no llegaba ni para uno. 

Yo tengo la suerte infinita de contar con el apoyo económico –y de todo tipo- de mis padres, y he podido seguir adelante con una misión que, si hubiera dependido de mis propios medios, habría tenido que abortar definitivamente. A lo largo de este curso he visto demasiada gente que no ha tenido mi suerte y que ha abandonado, mi máster y otros, por no poder pagar la matricula al recibir la noticia de denegación de su beca de estudios. 

Después de haberte tragado semejante percal durante nueve meses, con la rabia y la impotencia que te inunda cada vez que hablas con un compañero que está en una situación difícil, te encuentras con la respuesta del Ministro: las concesión de becas se ha endurecido en términos de nota para fomentar la excelencia. Acabáramos, don Wert. La excelencia, ese palabro que tanto gusta al PP como baluarte del trabajo bien hecho, pero que no tiene en cuenta ninguna circunstancia accesoria que pueda rodear tanto a la excelencia como a la falta de la misma. 

Alguien debería contarle a Wert que la excelencia casi siempre viene acompañada de tiempo para estudiar, difícil de conseguir si se tiene trabajar para pagar matrículas desorbitadas sin una beca de estudios: un caso claro de la pescadilla que se muerde la cola. 

Con todos mis respetos a los excelentes, y en especial a los que le negaron el saludo al Ministro, me alegro de que los premien y los tengan en cuenta como lo que son: los mejores, pero por el gesto en la entrega de premios Fin de Carrera de muchos, supongo que hasta ellos entienden que la excelencia y las becas han de ir separados. Valorado si, decisivo, no. Las razones por las que alguien no alcanza la excelencia no siempre –ni frecuentemente- tienen que ver con que sea un vago redomado que se pasa el día en la cafetería jugando al mus.  Parece que es lo que quieren hacernos creer, ya está bien.

Mientras no tengamos clara una cosa, estamos perdidos: las becas no son meramente premios, son redistribuiciones de la riqueza entre las personas menos favorecidas económicamente, que no alcanzan una renta determinada y que por ello merecen ayudas estatales que garanticen su igualdad de oportunidades. 

Desde mi pequeño ciber-púlpito, y a sabiendas de que mi voz tiene una repercusión muy moderada, no puedo dejar pasar la oportunidad de exigir un respeto a todas las personas a las que el tasazo ha dejado fuera de juego sin permitirles demostrar nada en términos de excelencia. Me consta que grandes estudiantes y con un gran futuro profesional han sido o van a ser expulsados de las aulas por una reforma que solo obedece al objetivo de dejar la Universidad para los hijos de los ricos, porque no nos quieren formados, críticos, cultivados: nos quieren sumisos, ignorantes, dóciles. Que no nos cuenten historias de buenas notas, ésa es la única verdad.

1 comentario:

  1. No se si alguien aún no lo sabe.Estamos gobernados...bueno gobernados es un decir.Los qué mueven la nave son la derecha sin tapujos ni escrúpulos y así nos va.
    Mi pregunta es eterna¿como aguantamos tanto?sólo son hombres igual que nosotros lo que no se es si tienen conciencia.Algo habrá que hacer.

    ResponderEliminar

Gracias por tu opinión