lunes, 15 de abril de 2013

NUESTRA TERCERA OPORTUNIDAD



Hoy hace ochenta y dos años nuestro país amaneció republicano. 

Hace ochenta y dos años se votó por última vez un sistema de forma libre, democrática, se votó un cambio radical de paradigma que fue sesgado y nunca más tenido en cuenta por las élites que dieron al traste con él en un baño de sangre miserable y que es sin duda la página más negra de nuestra historia: por las muertes, y por la detención de todos los avances que la palabra República llevaba impresos. 

No es cuestión de pasarse la vida mirando atrás, aunque sea de justicia honrar a aquellos que dieron su vida o su libertad por un sistema que no era solo un sistema, sino que era la expresión de la Democracia, de las ansias de progreso de un pueblo siempre hostigado por clérigos y corruptos. En ese sentido, poco hemos cambiado: conservamos a los clérigos, a los corruptos, pero también el ansia de progreso. 

Ayer nos llamaban herejes, luego anarquistas, ahora fascistas. El disco va cambiando pero siempre es el mismo: en este sistema o estás con él o estás contra él. La careta se va cayendo y el plumero ya se ve demasiado. La monarquía de los mercados hace aguas, en nuestras manos está hundirnos según la filosofía del Titanic en la tercera clase donde pretenden encerrarnos, o crear un nuevo barco donde quepamos todos las mujeres y hombres de bien, y cuya bandera lleve tres colores: rojo, amarillo, y morado. 

En ese barco no ha de haber hueco para corruptos ladrones, ni para lenguas viperinas que no han estudiado historia y sorprendentemente presiden comunidades autónomas, ni para privilegios hereditarios, ni cacerías medievales a costa del pueblo, ni para más desahucios, ni más miseria. 

En nuestro galeón republicano solo ha de encontrarse igualdad, justicia, educación, sanidad, servicios públicos garantizados de todos y para todos, atención al más débil, garantías de futuro para los más jóvenes y de seguridad en la ancianidad, y gobiernos del pueblo y para el pueblo. 

Basta de dictaduras encubiertas. Basta de privilegios de clase. 

El futuro ha de cambiar de dueños, y solo el término Democracia con el que tantos autoritarios se llenan la boca, ya exige que el mañana pertenezca a las clases trabajadoras. Las que sacan adelante a los países, las que están hartas de mantener sátrapas, las que han decidido tomar el timón. 

La Casa Real española atraviesa sin lugar a dudas uno de sus peores momentos sino el peor en su hasta ahora bucólica historia. Se acabó el pavoneo mallorquín, los yates y demás opulencias (al menos públicamente). La foto se ha quedado en nada: entre imputados y divorciados van a tener que meter a Corinna para hacer bulto la próxima vea que vayan a misa y llamen a la prensa para fotografiarles en la puerta de la iglesia (de un país aconfesional, pardiez).

Ahora la respuesta ha de ser contundente: NO queremos una monarquía de imputados, secretismos, cuentas en suiza y hobbies de mal gusto. Se comienza a especular sobre la abdicación de Juan Carlos desde todos los sectores y ya se sabe lo que pasa cuando el río suena. 

Julio Anguita ha añadido que cuidado, que nuestra República, la de los trabajadores, no es solo un término que implique que no hay rey, sino que es un concepto. Si lo entendemos como término, no debe asombrarnos que las oligarquías dominen una transición hacia una República a su medida, burguesa y que mantenga intactos sus privilegios e intereses.

 Debemos saber lo que queremos: una República Federativa de trabajadores que convivan en la solidaridad y pluralidad de los pueblos de España, que garantice el derecho de autodeterminación de los pueblos, participativa y definitivamente Democrática, y que dé al traste con ésta insostenible situación en la que no solo nos recortan, nos desahucian, nos insultan y humillan, sino que además se piensan que nos creemos el teatro barato que se han montado, y cuyo telón se está cayendo a pedazos.

VIVA LA REPÚBLICA, A POR LA TERCERA.


Alba

4 comentarios:

  1. Tenemos que luchar y mucho pero lo podemos conseguir,si tenemos a bién unirnos como pueblo y aunque nos baya la vida en ello conseguir para las generaciones que vienen-mi nieta- por ejemplo y...¿porqué no? para nosotros un mundo mejor como personas con los mismos derechos y deberes..
    LA IGLESIA oficial ya no se acuerda o no le interesa acordarse de las enseñanzas de Jesús.Reparte tus bienes entre LOS POBRES y sigueme...

    ResponderEliminar

Gracias por tu opinión