domingo, 17 de marzo de 2013

REALIDADES INCREÍBLES Y FICCIONES RENTABLES



Recuerdo de vez en cuando que mi padre me decía que le resultaba “entretenido” –en el más bizarro sentido de la palabra- ver los informativos cuando saltaron a la palestra los casos de corrupción socialista de los que González se enteraba por los periódicos, allá por los años ochenta. Ahora entiendo su comparativa más que nunca. 

Él ya está asqueado de circo mediático pero que aún conservo la capacidad de sorprenderme por mi irrisoria juventud, simplemente estoy flipando. Esta vez son los trapos sucios del PP y los de la Casa Real los que están saliendo a flote, y ciertamente ver los informativos cada día resulta tan alucinante como seguir una serie con un delirante argumento.

Cristina infanta de España, no sabe nada de Noos, ni falta que le hace. Es más, con que eso lo acredite tu marido imputado en el caso, parece la justicia tener más que suficiente, e incluso prima tal prueba de falta de comunicación matrimonial sobre la aparición, por ejemplo, de la firma de la señora en las actas del instituto, o su lugar en la junta directiva acreditado por documentos. 

Sin ánimo de acusarla de nada porque ni soy juez ni lo pretendo, simplemente me llama la atención poderosamente el argumento de su caso. Suena a título de comedia romántica lo suyo: “La Princesa Engañada”, “Problemas en Palacio”. Menos mal –para ellos- que al igual que en esas películas, siempre acaban en un descafeinado final feliz en el cual los problemas de los protas se solucionan de la mejor manera, pero al público se le queda el morro un tanto torcido. 

Luego está Bárcenas y la situación tan ilusoria que se ha” armao” –como diría un buen amigo de algunos de allí- en el Partido Popular. No solo las explicaciones de Cospedal sobre las indemnizaciones en diferido nos dejan con la impresión de estar viendo un documental ininteligible sobre gramática subatómica, sino que además cuando empiezan con el rollo “Bárcenas demanda al PP por maltrato laboral” yo ahí es que me parto. Supongo que el bueno de Bárcenas no pensaría que iba a ser el único trabajador no maltratado por su partido, sería mucho pedir, pobre iluso.

Me recuerdan a las pelis de adolescentes chungos que se pelean, se encabronan, y se hacen la vida imposible: unos contra el otro. Me río porque para un deporte que practico no lo voy a dejar ahora, pero desde luego si sus rollos pandilleros no implicaran sumas escandalosas de dinero público, podría reírme bastante más fuerte. 

Parece de pelis de mafiosos: un documento manuscrito revienta la calma chicha en la que se había instalado uno de los partido mayoritarios de la democracia española, cada día más desinflada la pobre, de tanto prostituirse, cada día más trapo. Con un argumento similar se hico una peli de muchísimo éxito: el Padrino. Igual si accedieran a vender los derechos de las corruptelas a un buen guionista –abstenerse procedentes de Rtve-podíamos sacar un pico vendiendo entradas para el cine y recuperábamos los sobres con creces. 

Luego viene lo más gracioso de todo: el PP afirma ser el partido “más transparente” de los existentes en España. Lo ha dicho Carlos Floriano. Sí señor, no hay dolor. Admiro la capacidad de algunos para abstraerse de la realidad y pensar que con frases como ésa se arregla algo de cara a la galería. Cuando lo único cierto es que las listas de Bárcenas parecían el camarote de los hermanos Marx, y las explicaciones con la consecuente transparencia han dejado un poco que desear, y si no, recordemos la transparencia del discurso cospedalista sobre indemnizaciones en diferido, como el programa de Nochevieja. Lo que hay que oír.

Yo sin pretender juzgar a nadie, solo espero que la justicia haga su trabajo. Claro que lo espero como quien espera que le toque el euromillón, con la emoción justa y contando con altas probabilidades de ver frustradas todas tus expectativas de quedarte con algo en claro. Al fin y al cabo, España es España y sus circunstancias. De todas maneras seguiré viendo las noticias cada día para sentir ese atontamiento cerebral que te da cuando lo que están viendo te parece más propio de ficciones cinematográficas que de asuntos de economía de Estado. Para seguir flipando día tras día, con el tiempo del que me ha tocado ser testigo. 


Bonito fin de semana

Alba

1 comentario:

  1. lo malo de todo esto es qué nos toman por imbéciles.
    Como pueblo deberiamos decir algo.Sobre todo porqué todo lo pagamos nosotros.

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