Recuerdo de vez en cuando que mi padre me decía que le
resultaba “entretenido” –en el más bizarro sentido de la palabra- ver los
informativos cuando saltaron a la palestra los casos de corrupción socialista
de los que González se enteraba por los periódicos, allá por los años ochenta.
Ahora entiendo su comparativa más que nunca.
Él ya está asqueado de circo mediático pero que aún conservo
la capacidad de sorprenderme por mi irrisoria juventud, simplemente estoy
flipando. Esta vez son los trapos sucios del PP y los de la Casa Real los que
están saliendo a flote, y ciertamente ver los informativos cada día resulta tan
alucinante como seguir una serie con un delirante argumento.
Cristina infanta de España, no sabe nada de Noos, ni falta
que le hace. Es más, con que eso lo acredite tu marido imputado en el caso,
parece la justicia tener más que suficiente, e incluso prima tal prueba de
falta de comunicación matrimonial sobre la aparición, por ejemplo, de la firma
de la señora en las actas del instituto, o su lugar en la junta directiva
acreditado por documentos.
Sin ánimo de acusarla de nada porque ni soy juez ni lo
pretendo, simplemente me llama la atención poderosamente el argumento de su
caso. Suena a título de comedia romántica lo suyo: “La Princesa Engañada”, “Problemas
en Palacio”. Menos mal –para ellos- que al igual que en esas películas, siempre
acaban en un descafeinado final feliz en el cual los problemas de los protas se
solucionan de la mejor manera, pero al público se le queda el morro un tanto
torcido.
Luego está Bárcenas y la situación tan ilusoria que se ha”
armao” –como diría un buen amigo de algunos de allí- en el Partido Popular. No
solo las explicaciones de Cospedal sobre las indemnizaciones en diferido nos
dejan con la impresión de estar viendo un documental ininteligible sobre
gramática subatómica, sino que además cuando empiezan con el rollo “Bárcenas
demanda al PP por maltrato laboral” yo ahí es que me parto. Supongo que el
bueno de Bárcenas no pensaría que iba a ser el único trabajador no maltratado
por su partido, sería mucho pedir, pobre iluso.
Me recuerdan a las pelis de adolescentes chungos que se
pelean, se encabronan, y se hacen la vida imposible: unos contra el otro. Me
río porque para un deporte que practico no lo voy a dejar ahora, pero desde luego
si sus rollos pandilleros no implicaran sumas escandalosas de dinero público,
podría reírme bastante más fuerte.
Parece de pelis de mafiosos: un documento manuscrito
revienta la calma chicha en la que se había instalado uno de los partido
mayoritarios de la democracia española, cada día más desinflada la pobre, de
tanto prostituirse, cada día más trapo. Con un argumento similar se hico una
peli de muchísimo éxito: el Padrino. Igual si accedieran a vender los derechos
de las corruptelas a un buen guionista –abstenerse procedentes de Rtve-podíamos
sacar un pico vendiendo entradas para el cine y recuperábamos los sobres con
creces.
Luego viene lo más gracioso de todo: el PP afirma ser el
partido “más transparente” de los existentes en España. Lo ha dicho Carlos
Floriano. Sí señor, no hay dolor. Admiro la capacidad de algunos para
abstraerse de la realidad y pensar que con frases como ésa se arregla algo de
cara a la galería. Cuando lo único cierto es que las listas de Bárcenas
parecían el camarote de los hermanos Marx, y las explicaciones con la
consecuente transparencia han dejado un poco que desear, y si no, recordemos la
transparencia del discurso cospedalista sobre indemnizaciones en diferido, como
el programa de Nochevieja. Lo que hay que oír.
Yo sin pretender juzgar a nadie, solo espero que la justicia
haga su trabajo. Claro que lo espero como quien espera que le toque el
euromillón, con la emoción justa y contando con altas probabilidades de ver
frustradas todas tus expectativas de quedarte con algo en claro. Al fin y al cabo,
España es España y sus circunstancias. De todas maneras seguiré viendo las
noticias cada día para sentir ese atontamiento cerebral que te da cuando lo que
están viendo te parece más propio de ficciones cinematográficas que de asuntos
de economía de Estado. Para seguir flipando día tras día, con el tiempo del que
me ha tocado ser testigo.
Bonito fin de semana
Alba
lo malo de todo esto es qué nos toman por imbéciles.
ResponderEliminarComo pueblo deberiamos decir algo.Sobre todo porqué todo lo pagamos nosotros.