Hoy estábamos en clase hablando de redes sociales, un tema
que desde luego da para varios cafés. Luego llego a casa y veo que Shakira y
Piqué han tenido un niño y le han abierto una cuenta de twitter su segundo día
de vida. Los ojos como platos, oiga. No han esperado ni a que se le caiga el
cordón umbilical… eso es vivir conectado y lo demás tonterías.
El niño también es, desde el día que nació, socio del Fútbol
Club Barcelona. Eso es otro ejemplo de lo que yo llamo “moldear” personalidades
y futuros. El niño no sabe ni quien es, pero ya pertenece a un club de fútbol
(del que seguro que cuando sea consciente no tiene nada que objetar, a la vista
del sueldo de su padre) y a una red social. Nadie le ha preguntado, ni falta
que hace, según parece.
Somos tan dados a decidir por los niños que ya da un poco de
grima: hacemos esos pequeños “miniyos” tan de molde, tan en serie, que cada vez
molan menos. A una niña se le hacen los pendientes cuando nace y punto, sin
dejarla decidir sobre su propio cuerpo y lo que se pone en él y lo más
importante: sin aprovechar la ocasión futura para enseñarla que solo ella
decide sobre su cuerpo y sus transformaciones. Mas somos adultos y nos creemos
con ese derecho. Yo no entiendo del todo por qué.
Ponemos sus imágenes en la red, sin su permiso y sin su
conocimiento. Esto ya es un poco fuerte. Como nativos digitales que son, muy
probablemente llegará el día en que el chico o chica en cuestión tengo su
propia red social y se encuentre en la tesitura de tener que elegir entre
etiquetarse en la foto con el culo al aire que su madre subió cuando él era un
bebito adorable, o demandarla y exigirle derechos de imagen. Una situación del
todo desagradable, no cabe duda.
Con todo esto, que puede parecer una paja mental
desparramada, solo quiero reflexionar sobre el papel de los adultos con
respecto a los niños (no solo de criticar al político vive el periodista,
déjenme variar). A veces me da la impresión de que confundimos el ser sus guías
con ser sus dueños: la imagen de un niño es algo muy serio como para publicarla
a través de las redes sociales y medios de comunicación para hacer negocio como
en el caso de los famosuchos de poca monta, o porque sea un orgullo en mamis
que simplemente no tienen muy claro las consecuencias de lo que hacen (éste
segundo caso lo entiendo un poco mejor).
Aunque es verdad que no se pueden poner puertas al campo, si
se puede hacer un uso un poco más racional de las redes sociales: somos una
generación de tránsito, que se ha encontrado con la vida antes y después de
facebook y tantas otras redes. Sabemos cómo vivíamos sin ellas y no nos iba tan
mal. Ahora hemos pasado del uso al abuso: las fotos de niños en internet son
sin duda un abuso, una irresponsabilidad.
Me sorprende pensar que, como periodista, acato que desde la
ética de mi profesión, los menores son sagrados, y observo cómo el imperio
Murdoch se tambalea por publicar comunicaciones de una menor asesinada (una
auténtico despropósito periodístico), pero por otra parte, veo que muchas
madres y muchos padres que suben fotografías de menores a sus redes hasta
hartarse, y me pregunto qué les parecería si la fotografía de su bebé circulase
por la red sin que ellos la hubieran subido: ya supongo de antemano que les
parecería fatal, pero el resultado es el mismo, porque si leemos la letra
pequeña (que nunca lo hacemos, y me incluyo) resulta que ahora todas esas fotos
ya no son suyas: son de la red, se las has regalado a la empresa de turno. Lo
que hagan con ella ya no es asunto tuyo.
No se trata de meter miedo ni de crear paranoias excesivas e
injustificadas. Se trata de llamar a una pequeña reflexión desde mi humilde
punto de vista. Por supuesto la libertad de la que decimos gozar en las redes
está por encima de mis opiniones pero me gustaría plantear el punto de vista
del menor, del más desfavorecido y del que debe ser protegido: no será siempre
un niño de teta, llegará a ser un adulto y verá como a los adultos que fueron
sus padres, amigos y familiares, se les fue la pinza reproduciendo su cara en
redes de alcance internacional. No es que pase nada, pero si llega ese día y el
niño te dice que “joe mama, te has pasao”, igual tiene razón, ya que es su
imagen y no la tuya, y no le has dado opción a decidir. Y deberíamos tener más
en cuenta que nuestros peques pueden ser nuestros hijos, sobrinos, nietos, hermanos
etcétera, pero nunca serán nuestra propiedad.
El derecho a DECIDIR se defiende en mayúsculas, y en todas
las facetas y etapas de la vida. Si hay momentos en que podemos decidir por
alguien por su bien, como en el caso de un bebé que no entiende las capacidades
que algún día tendrá, deberíamos ocuparnos de hacerlo en lo estrictamente
necesario y sin olvidar que la clave no está en decidir por él sino en enseñarle
a tomar las mejores decisiones.
Que tengáis un muy bonito fin de semana
Alba Sánchez
No olvidemos que en el caso de famosillos seguramente hay dinero por medio.Me pregunto ¿que carsjo nos importa el niño de el futbolero y la que dicen que canta? entiendase en el buen sentido de la palabra.Ese niñocomo ser humano si me importa pero por haber nacido de padres mas o menos famosos ya me diran.
ResponderEliminarEn el fond de todo esto hay mucho de dormir al pueblosi es que ha despertado alguna vez.A la gente hay que darle pan y circo de lo demás ya se encargan ellos.Y no me negareis que lo hacen bién...sobre todo para ellos y valga la redundancia
No quiero que se me quede en el tintero,mejor dicho en la tecla.
ResponderEliminarCon los niños nos pasa como con los animales.Creemos que son de nuestra propiedad y como tal hacemos uso de ellos,y no es así.
Quizas también pase que hoy hay que contarlo todo,no valoramos nuestra intimidad y los hay que por salir en los medios,otra cosa es que medios son,cuentanque cuando nacieron el sol brillaba de forma diferente¡qué lastima!