Vengo siendo bombardeada -por casualidad o no- en los últimos
días con materiales varios acerca de mi profesión, o de otra, ya no lo tengo
claro. Porque muchas veces me da la sensación de que el periodismo nunca es lo
mismo, dependiendo de quién lo cuente…
Ayer un documental de la 2 –de esos pocos canales que se
pueden seguir viendo a ratos- titulado ‘Oxígeno para vivir’ homenajeaba a
Enrique Meneses, que falleció el pasado seis de enero. Meneses fue un
periodista de los de antes, de raza, de mil y una batallas: Cuba, el Golfo, el
hotel Holiday Inn, los cuatro costados de África, La India y una buena lista
más de lugares donde desarrolló corresponsalías para diversos medios de
renombre españoles. Fue uno de los grandes, no cabe duda.
Junto con él aparecían en el reportaje otros dos de mis
favoritos: Rosa María Calaf y Gervasio Sánchez. Ciertos momentos me recordaban
a Reverte y Márquez. Y tantos otros, todos ya entrados en años. La que fue
probablemente y desde mi punto de vista sin duda alguna la mejor generación de
periodistas españoles. Esos “Honrados mercenarios” de los que habla Reverte,
que llevaban la guerra casi en la sangre como Márquez, o que decidieron que no
querían ser una madre de familia al uso para convertirse en una de las primeras
firmas femeninas en corresponsalías internacionales como Calaf.
Ante todos ellos me quito el sombrero. Sin más. Pero me hacen
pensar y ponerme un tanto nostálgica porque nada de lo que ellos tuvieron queda
ya para mí, para nosotros, para los periodistas de hoy.
¿Quiénes serán llamados mañana los “periodistas de raza” de
hoy? ¿Sigue siendo aplicable el término? A veces me da la sensación de que
hemos perdido esa alma de mercenario mientras intentábamos dominar las nuevas
tecnologías. Ahora somos periodistas multiformato y multimedia eso sí, pero
¿nos sirve realmente de algo?
Como ciudadanos tenemos blogs, páginas de facebook,
retwiteamos a Perico el de los palotes y a la vecina del quinto, y escribimos
sobre cosas que no vemos, gente que no conocemos, y dando informaciones que
creemos ciertas en muchas ocasiones por la afinidad de la fuente: porque entre
tantas, al final se escogen las amigas y esto es así. El periodista en muchas
ocasiones se deja llevar por esta corriente dañina a la veracidad, pero cómoda
por el medio en que se da: internet, el anonimato, el púlpito mundial y
universal de algunas cosas que importan más y de otras muchas que importan bien
poco.
Ellos sin internet, hacían unas coberturas soberbias, en
pleno meollo del asunto, sabiendo lo que se cocía y es más: jugándose la vida
en muchas ocasiones. Eso los hizo grandes de forma muy merecida, pero no era un
acto de amor a la patria ni un servicio social lo que hacían: era periodismo.
Una profesión capaz de robarte el corazón desde el primer instante en el que
sientes que estás ahí, que tú eres el primero y el que lo va a contar, que eres
testigo directo de la historia. Ellos lo eran, nosotros cada vez menos.
Las corresponsalías cierran, una sola persona cubre áreas tan
extensas que cuesta imaginar qué pasa si hay algo en dos lugares a la vez
separados por miles de kilómetros, y los medios pequeños compran a agencias
cada vez más politizadas y que venden un producto muchas veces deficiente
(inclusive faltas de ortografía en algún penoso pero real ejemplo). Todo es tan
rápido que nos olvidamos de que lo importante es hacerlo bien, con la pluma
propia y sin reproducir como loros para que el público reciba el mismo texto en
veinte periódicos diferentes.
Hacia dónde va la profesión. Muy a menudo por un motivo o por
otro me sale esta conversación con alguien. Yo no lo sé. Solo sé hacia donde no
me gustaría que fuera: hacia la politización, hacia el permitir que otros nos
digan cómo tenemos que hacer nuestro trabajo, hacia el perderse en formaciones
como manejo de mil y una herramientas y no saber ni por esas hacer un producto que
tenga esa raza que antes hacían con cámaras y micrófonos de moderada calidad.
Para qué queremos el torno más sofisticado si no tenemos claro cómo queremos
que sea la vasija que tenemos que moldear.
Por eso yo –que soy más analógica que un botijo y lo reconozco
felizmente- defiendo el contenido. Porque creo que lo estamos perdiendo en el
enorme continente de la diversificación mediática y tecnológica. Las
herramientas están muy bien, pero son armas de doble filo que en ocasiones han
sacado lo peor del periodismo: la mentira más barata y más fácilmente
reproducida, la mala ortografía producida por la inmediatez extrema, el juicio
simploide hecho desde el sofá de casa con fuentes de dudosa calidad. No podemos
relajarnos tanto.
Está muy bien eso de aprender periodismo en las universidades
pero lo que es cierto es que quien es periodista lo es toda la vida y en parte
nació siéndolo. En otra película que recomiendo: ‘Madrid, 1987’, un escritor de
artículos dice no entender las universidades de periodismo “Es como si un perro
va a un sitio a que le enseñen a ser perro”, afirma. Me parece muy apropiado.
Los estudios son las herramientas pero el carácter lo es todo en ésta
profesión, es el que nos llevará a decir la verdad caiga quien caiga, a no
tener miedo y a ser éticos. Eso es carácter. Y todo lo demás son medios para
que nuestra profesión crezca y sea cada vez más libre.
Una vez entendamos eso puede que estemos preparados para hacer
un nuevo periodismo de raza con los medios propios de nuestro tiempo, donde los
becarios sean aprendices y no esclavos, donde el mundo espere a oír lo que
tenemos que contarle, nos crean y nos respeten de nuevo.
Bonita semana a todos :)
Alba Sánchez
No soy el más indicado para hablar del periodismo, ya que hasta hace poco me dejaba avasallar por cantidad de noticias, las dijeran quienes las dijeran, si salía en el telediario, era cierto, si lo decían por la radio, era cierto y si salía en un periódico publicado, pues más cierto aun.
ResponderEliminarPoco a poco he sido más crítico con las noticias que me bombardean y creo que no todo es cierto y no todo tiene el punto de vista que te hacen ver, creo, muy humildemente, que las nuevas tecnologías están haciendo mucho daño al periodismo serio, las redes sociales, los tuiters, …
Las nuevas tecnologías es un arma de doble filo y un filo corta más que otro.
Y desde aquí quiero hacer un pequeño llamamiento a todos los periodistas que puedan leer este blog. Los periodistas es un pilar fundamental para la DEMOCRACIA, sed fieles a vuestros principios y no os dejéis manipular por las empresas, por el capital ni por los políticos de turnos, ellos caerán y vosotros seguiréis dándonos a conocer todo lo que pasa.
Muchas gracias.
PD: me encanta leerte de nuevo, aunque reconozco que lo tenía un poco apartado.
Jorge muchas gracias por tu comentario y bienvenido otra vez, ya sabes que nos gustan mucho tus comentarios por aquí así que es una buena noticia recuperarlos :)
ResponderEliminarLo que tu explicas está siendo la tónica diario de muchísima gente. Probablemente cada vez menos se tragan las noticias oficialistas con esa alegría que roza la irresponsabilidad -todos lo hemos hecho en algún momento y yo me incluyo-. Muchas veces gracias a las redes sociales vemos la punta del iceberg de otras realidades y de otras verdades, y podemos tirar del hilo si queremos y llegar al fondo del asunto, la pena es que muchos no quieren y la red social se queda en eso, en una forma liviana y superficial de tratar contenidos importantes.
Los periodistas fundamentamos la Democracia, también estoy muy de acuerdo con ello. Quien crea en una Democracia sin periodistas no tiene muy claro ninguno de los dos conceptos. Agradezco y me sumo a tu llamamiento por un periodismo libre y realmente democrático.
Muchas gracias de nuevo.
Lo primero que me ha sorprendido es mi falta de memoria, pues vio el programa y pensé llamarte, pero imaginaba que no te lo podías estar perdiendo. Pues se me había olvidado.
ResponderEliminarMuy buen artículo, y mientras lo veía me asaltaban las mismas dudas, aunque como yo vengo de otra "rama" supongo que lo extrapolo de otra forma.
Son de admirar todos esos periodistas, pero realmente era información? O era parcial y sesgada?
Como bien habéis comentado, el problema sigue siendo el mismo, creerse todo?
Y a lo que me refería en mi primer comentario, hoy en día, se ve a gente muy preparada, o al menos lo parecen, en cualquier tema, ya sea periodismo o política, o lo que sea, y resulta que son las personas más desinformadas que puede haber. Es muy fácil creer en algo, bien por cultura, herencia, profesión, educación,... y reafirmarte en ello leyendo multitud de "expertos" que opinan de la misma manera.
Eso es información?
Politización y monetarización. Esas "súper agencias" no buscan información sino premura como bien dices, de echo no se si sabréis que Reuters vende su información para inversores, facilitándoles la noticia antes que al resto de la gente, y así invertir antes que los demás, incluso la posibilidad de crear un sistema automático de inversión, el cual según haya sido la noticia y en virtud a unos parámetros preestablecidos, decide si comprar o vender.
Tu blog si no lo es, será tu mejor currículo. Hay que crear marca personal, y más si eres periodista.
No creo que las empresas quieran que toda la gente sea igual. Tú escribes para un público, el resto...
Hay que acostumbrarse a la época que vivimos. Las redes sociales, son lo que dice la palabra, no más. Eso puede ser malo?
Te obligaba alguien antes a creer lo que decían en la carnicería? O a hacerte amiga de esa persona? No nos compliquemos.
La televisión es mala o es su contenido?
Creo que cada vez tenemos más herramientas enriquecedoras. Ahora nos toca aprender a filtrar, o si no sentirte cada vez más feliz de ver que hay más gente que piensa como tú
.En especial me ha gustado lo de que si nos obligaban a creernos lo que oíamos en la carnicería o a hacernos amigos de Perico sin conocerle. Esa es la mala gestión, el no entender que la vida "virtual" es una reproducción espejada de la única realidad, la palpable. Pero es cierto que el uso de estas tecnologías vienen de la mano con nuevos comportamientos que tienen flipados hasta a los sociólogos más experimentados. Son nuevos tiempos y nuevas formas y a mí me parece muy bien, pero creo que no se debe desechar sin más los preceptos que nos han ayudado a socializarnos durante toda la historia. La tecnología está dictando cómo vivir (en mi caso, cómo trabajar) dejando de ser herramienta para convertirse en fin, y eso no me parece ya tan positivo...
ResponderEliminarEl que diran de vosotros sólo depende de que sepais que tiempo os ha tocado vivir,fuera nostalgia de que cualquier tiempo pasado fué mejor.Cosa que no es verdad,situaros en la realidad que os toca vivir sentir vuestra profesió.Si ellos lo hacian con la olivetti,vosotros con las teclas de un ordenador,pero siempre fiel a vuestros principios y a la verdad.Por desgracia en nuestro mudo hay muchas injusticias que denunciar y muchas lacras que denunciar y...esa es vuestra labor,es de todos pero no todos tenemos valor para hacerlo y quizás en vuestro oficio esa sea un cualidad más.
ResponderEliminarSi trabajais con justicia y éticatendreis un sitio entre los grandes y el mejor reconocimiento de todos vuestra conciencia del deber cumplido.Aunque suene a rutina estoy seguro que en vuestra generación estais y soy grandisimos periodistas.