martes, 11 de diciembre de 2012

VAYA CON EL NOBEL...


Me encantan los humoristas que dan el premio Nobel de la Paz. Es que me descojono, así de claro. Pensaba que desde lo de Obama no se podían superar y dar más de sí mismos pero vaya que sí: la Unión Europea, ni más ni menos. Un ente pacificador como ningún otro. Me parto y me mondo.

Hay tres negocios en el mundo que son tan rentables como inmorales. Son el tráfico de seres humanos, el de drogas y el de armas. Si le daban un premio a la complejidad de estos negocios y su amplio desarrollo en un continente, entonces Europa y su Unión bien se lo merecían, que ahí si que dan el pego en todito. Un territorio que es, además de estratégico desde el punto de vista geográfico para la trata de blancas y el tráfico de drogas, uno de los principales comerciantes del negocio armamentístico del panorama internacional, es sin duda y en los tiempos que corren, carne de premio Nobel de la Paz.

La UE. La misma institución que  entre 1994 y 2001, la UE exportó armas por valor de casi diez mil millones de dólares estadounidenses a países en vías de desarrollo, enriqueciéndose con masacres y guerras que pretendían hacer ver que solucionaban desde sus despachos cuando la única realidad es que dejaban a la gente morir.

Deberíamos ir a la antigua Yugoslavia, a los Balcanes, a Bosnia, para preguntar si este Nobel es un premio merecido. Allí donde dejaron morir, donde permitieron masacres sin hacer nada, donde debatieron una y otra vez mientras seguían cayendo inocentes y el negocio de las armas era más rentable que nunca.

Podríamos preguntar también a la España de Franco, que nunca fue denunciada como el régimen fascista que era, que nunca fue auxiliada y que simplemente pudo esperar a que muriera su dictador –que mataba de puertas para adentro hasta días antes de su propia muerte- para entrar en la Unión Europea. Podríamos preguntar a ellos y a nosotros mismos si se merecen tal distinción quienes siempre han mirado a otro lado y no se han involucrado en el bienestar y en la justicia de los pueblos más allá de en términos económicos –y ya, por cierto, ni eso-. ¿Qué paz es la que prodigan?

Pero no nos vayamos tan lejos. Si pasar de dictadores o engordarse los bolsillos a golpe de Kalasnikov no nos parece suficiente, miremos la paz que tienen ahora mismo para nosotros, para los países del sur: la paz de los cementerios. La de la austeridad impuesta, la de la deuda odiosa, la de la opresión financiera que condena a los pueblos a la miseria en lo que todavía dice llamarse “primer mundo”. Ésta es la paz que premian con este absurdo Nobel: la de las bocas cerradas donde no entran moscas, la de las miradas sumisas ante el espectáculo de un circo que ellos se guisan y ellos se comen, autopremiándose con hipocresía, sabiendo que  la Unión ha fracasado, que hay gente pasando necesidad en la tierra que creían tan próspera, pero cuyo cuento de hadas tan falso como atractivo pretenden seguir vendiendo hasta su último aliento. Aunque sea con tonterías de estas, que ya nadie se cree.

Y sobre el jugoso premio económico pues mira, que se lo den a Merkel, a ver si así se relaja con sus deudores y demás fantasmas que son diferentes, pero que siguen recorriendo Europa.
En fin…
Bonita semana J
 
Alba Sánchez

2 comentarios:

  1. Es el esperpento y la sinrazón llevado al limite.
    Y ¡ojo! ese premio se lo otorga un pais que no quiere se parte de esa unión¡vaya tela!
    ¿realmente hemos perdido el norte ante tanta basura he hipocresía?


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  2. Es el esperpento y la sinrazón llevada al límite.Pero¡ojo!que ese premio se lo otorga un país que no quiere formar parte de esa unión¡vaya tela!
    ¿realmente hemos perdido el norte ante tanta basura he hipocresia?

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