miércoles, 8 de agosto de 2012

BIENVENIDOS

Bienvenidos -aunque suene raro en los tiempos que corren- a esto que llaman mundo, a esto que llaman España, a esta crisis de todo. Bienvenidos al teatro, al circo de la decadencia, a una era tan vacía de moral como llena de expectativas y sueños. Unid los vuestros a los que luchamos para vosotros, y para nosotros. Bienvenidos todos.

Habéis llegado a unos días inciertos, sin duda. A días en los que chirrían las viejas formas, en los que queremos limpiar nuestros trapos sucios y no nos dejan, a una época un tanto controvertida en tanto que se está encargando de mostrar lo mejor y lo peor del ser humano: sus miserias, errores y maldades, su solidaridad y su entereza, su capacidad de lucha. De todo un poco. Todo depende de dónde os posicionéis y tendréis en vuestras manos si queréis la capacidad de cambiar las cosas, de construir un mundo nuevo y mejor con nosotros, los que ya estamos en ello. No va a ser fácil, pero lo haremos juntos.

Debéis crecer sin miedo a luchar, sin miedo a nada. El futuro es simplemente vuestro y no debe atemorizaros todo el odio que tendréis que respirar a vuestro alrededor en ocasiones, no es culpa de los que acabáis de llegar sino de los que estamos y estuvieron permitiendo que los valores de la humanidad se vendieran por cuatro duros, o que se adorase al dinero como si de un dios se tratase, o que la mentira se institucionalizase y se hiciera la base de nuestra relación con nuestros gobernantes. Cambiar eso es nuestra responsabilidad, aunque debe convertirse también en vuestra batalla si queréis ser los nuevos ciudadanos, de nuevas formas, de valores renovados.

Empezad por vosotros mismos: respetad y exigir respeto, formaros e informaros para no ser presa de engaños, no os dejéis alienar por televisores, reality shows o partidos de fútbol. Leed mucho, hablar con mucha gente y escucharla, viajad todo lo que podáis, mirar el mundo con la vista en lo lejano para entender lo que tenéis cerca, vivid con conciencia y haréis casi sin quererlo un mundo mucho más respirable.

Aprended de nuestros errores, y perdonadnos por ellos. No queráis vivir como vivimos nosotros antaño, vuestros tiempos serán otros. El consumismo no tiene porque seduciros como lo hizo con nuestra sociedad capitalista, si dejáis que lo haga, seréis devorados por el sistema como nosotros lo estamos siendo. Cambiad eso también: el dinero es una herramienta y no un fin, no acumuléis monedas, acumulad experiencias, momentos, recuerdos, aprendizaje. Haced una buena hucha en vuestros espíritu con todo eso, que es lo realmente valioso.

Sed siempre solidarios con todo lo que os rodee, que es todo el mundo. La única nacionalidad de vuestros corazones ha de ser la humana. Vuestra única patria, el planeta que habitamos. Cuidadlo y curarlo de las heridas que le hemos provocado en siglos de inconsciencia, y respetad todo lo que os ofrece para usarlo con raciocinio. Mostraros agradecidos con el aún hermoso planeta que os ha tocado para vivir, y usadlo bien. Solo tenéis uno.

En cuanto a vuestros compatriotas, los otros seres humanos, no esperéis que todo el mundo sea bueno porque no será así. Pero en tanto estéis seguros de quiénes sois cada uno de vosotros, de dónde venís y todo lo que ello implica, sabréis diferenciar lo que está bien de lo que está mal. Siendo, como decimos por aquí “democráticos” -pero de verdad- nunca fallaréis: la justicia está en el bienestar de la mayoría, nunca lo olvidéis, nunca os opongáis a ello, pues por ello debemos luchar aún unas cuantas batallas más, ahora juntos. Pero desde la experiencia os digo que no encontraréis en vuestro paso por esta vida nada más bello a lo que dedicaros: a hacer que otros sean felices, y vivan como se merecen, aunque casi siempre esto implique oponerte a los privilegios que unos pocos se han creado injustamente. Estos privilegios, por favor, no los queráis para vosotros, sentid cada injusticia y combatirla, aprended de quienes lo hicieron antes. Debéis ser diferentes para construir un mundo diferente.

Llegáis en días difíciles, desde luego. Pero llegáis cuando más falta hacéis: Bienvenidos y gracias por devolvernos la fe en que una humanidad nueva es posible, quizás la vuestra, la nuestra. Esta vez la de todos.



Como os expliqué por facebook, aquí tenéis un cuento de muestra de mi colección de cuentos infantiles  planteados como un regalo para mi sobrina para educar en valores. Espero que os guste LA REBELIÓN DE VILLARMIGA y su prosa-verso  inspirado en la filosofía de "la bola de cristal", según la cual, no hay que hablarle a los niños como si no entendiesen nada, sino comprometer continuamente su intelecto para hacerles cada vez más inquietos en el arte de pensar :). Lo dicho, que os guste ...........................................................



LA REBELIÓN DE VILLARMIGA


La entrada de Villarmiga no era más ancha que una lenteja. No se podía entrar en pareja. Una a una pasaban las hormiguitas que allí vivían y trabajaban jornada tras jornada. Eran muchas, cientos, miles, una millonada.

Se levantaban temprano para ir en busca de grano. Salían de Villarmiga cuando despuntaba el sol, y volvían una y otra vez cargando con los víveres que habían podido encontrar: una miguita de pan, un grano blanco de arroz, y si era día de suerte, incluso restos de helado que algún niño despistado -o quizás maleducado- a la calle había tirado. Todo lo que encontraban útil lo cargaban durante metros y metros, y lo transportaban durante largas caminatas por los túneles del hormiguero. Lo dejaban guarecido en la despensa común y salían otra vez, reanudando su quehacer. Así una y otra vez.

Las hormiguitas quería trabajar todos los días para que todas pudieran comer y así disfrutar de todo pequeño o gran manjar que a la comunidad hubiera de llegar. Les gustaba compartir todo lo que conseguían. Al menos esto gustaba a la mayoría. Pero todas no eran así: estaba la Emperatriz.

Era una hormiga gordísima, rodeada de cuatro más, también tan gordas que parecía que iban a explotar. Las obreras sospechaban que tan soberbia hermosura algún secreto guardaba. Y para nada se equivocaban.

La hormiga Emperatriz, gobernanta y jefa del hormiguero, iba y venía al granero y zampaba a bocallena lo mejor de la despensa que las obreras reunieron. Las cuatro que la ayudaban y que siempre la acompañaban, también comían en exceso del preciado y trabajado tesoro que centenares y millares de hormiguitas trabajadoras habían reunido con el sudor de sus patitas y antenas.

Más ellas no trabajaban, ¡solo miraban!. Nunca salían de Villarmiga para recoger miguitas, sólo de vez en cuando para visitar a las Emperatrices de otros hormigueros y contarles lo bien que iba creciendo la despensa día tras día. Si sabían que en otro hormiguero había menos víveres, se ponían orgullosas de ser las más ricas del lugar. Pero de trabajar, ni hablar.

Las hormiguitas obreras de Villarmiga, este abuso no lo conocían hasta que un día, una de ellas, una pequeña hormiga roja, quedo cubierta cuando una montaña de miguitas de pan le cayó encima justo cuando la Emperatriz y sus sebosas acompañantes entraban en la despensa. La pequeña hormiguita tuvo vergüenza de salir y reconocer su torpeza, así que decidió permanecer oculta hasta que la jefa se fuera. Y lo que desde allí escuchó, no le gusto ni un bemol.

La Emperatriz comía, y a sus amigas repartía, todo lo mejor que allí había. Comenzaron con las virutas de chocolate, luego fueron a por los pedazos de gominola, incluso se despacharon tres rodajas de chistorra con la que las hormiguitas había pensado hacer una barbacoa y comer todas un pedacito, pues nunca había encontrado un manjar de ese calibre. Se reían a risotadas, ¡como disfrutaban! ¡Qué malvadas!. Cuando se fueron de allí y la pequeña polizona salió de su escondrijo, allí solo quedaban migas de pan y granos de arroz, y muchos menos de los que había antes. Se habían comido solas todo lo mejor, y dejado para las trabajadoras, lo justo para que tuvieran fuerzas para seguir trabajando ¡qué escándalo!

Ni corta ni perezosa, la hormiguita roja a todas sus compañeras reunió en asamblea y todo se lo contó. Indignadas estaban, las hormigas de Villarmiga. Tanto que urdieron un plan. En los pasillos del hormiguero se iban a sentar, nadie podría pasar, ni salir ni entrar.

Al día siguiente, colapsaron los túneles y mandaron a la Emperatriz una mensajera que le dijera que sabían lo que había hecho con sus compinches. Y que no pretendían moverse de los túneles bloqueados más que para que ella y sus esbirros salieran del hormiguero a buscar comida que valiera lo mismo que toda la que se habían comido durante días y semanas.

La emperatriz se asustó, ¡cómo no! Una vez se habían enterado de todo lo que había robado, no le quedaba otro remedio que arreglar su desvergüenza y devolver a Villarmiga todo lo que le correspondía. Así salió del hormiguero para trabajar y aprendió el esfuerzo que valía cada grano que se conseguía.

Varios días pasaron hasta que el resto de hormigas consideraron devuelta su deuda. Cogieron entonces lo mejor de la despensa: bayas rojas y jugosas, migas de bizcocho, pipas peladas y pedazos de ensaimada y se fueron al exterior, a pasar la tarde al sol, haciendo una comilona. Pero ¿qué fue de la glotona? Por allí no apareció, estaba retenida, como parte del castigo, en la cueva de Educación, donde un hormigo -prestigioso profesor- le enseñaba como tratar a su pueblo de una manera más justa y mejor. De Villarmiga jamás volvería a ser emperatriz, todos querían que allí gobernase la justicia y la razón, por lo que el imperio se disolvió y llegó la gobierno en democracia de las hormigas ciudadanas: libres y solidarias. 


Para Yaiza Sánchez, y todos los niños que nacen en medio de estos días inciertos. 


Alba

3 comentarios:

  1. Ante todo ENHORABUENA por esa pequeñaja que recién llega Alba!
    No puedo estar más de acuerdo con este post y con su moraleja. "Pensar" es un arte que hay que aprehender cuanto antes mejor para mejores ser. Qué buena herencia...Me ha encantado!Un besiño

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    1. Gracias Mónica, la verdad es que a parte de la gran alegría, verte en la tesitura de tener que enseñar a pensar da un poco de vértigo, pero haremos lo que podamos y desde ya mismo. Nunca es demasiado pronto para inculcar valores. Me alegro de saber de ti y aprovecho para decirte que me encantan los paseos de tu gato por el tejado ;)

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  2. Hoy hablo desde el corazón,que la razón dicen que tiene razones qué
    el corazón no entiende.
    La venida al mundo de un niño/ña debe ser motivo de esperanza.De alegria ya lo es y lo digo por vivirlo muy muy cerquita.Decia que debe de ser de esperanza,no debemos pensar que todos los humanos somos iguales en nuestro comportamiento.Demos muchos votos de confianza a la esperanza de un mundo mejor en toda vida que empieza.
    Por mi nieta y por todos los niños que nacieron con ella y por todos los que naceran en el futuro.Bienvenidos a la VIDA.Y digo VIDA CON LETRAS GRANDES

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