Bienvenidos
-aunque suene raro en los tiempos que corren- a esto que llaman
mundo, a esto que llaman España, a esta crisis de todo. Bienvenidos
al teatro, al circo de la decadencia, a una era tan vacía de moral
como llena de expectativas y sueños. Unid los vuestros a los que
luchamos para vosotros, y para nosotros. Bienvenidos todos.
Habéis
llegado a unos días inciertos, sin duda. A días en los que chirrían
las viejas formas, en los que queremos limpiar nuestros trapos sucios
y no nos dejan, a una época un tanto controvertida en tanto que se
está encargando de mostrar lo mejor y lo peor del ser humano: sus
miserias, errores y maldades, su solidaridad y su entereza, su
capacidad de lucha. De todo un poco. Todo depende de dónde os
posicionéis y tendréis en vuestras manos si queréis la capacidad
de cambiar las cosas, de construir un mundo nuevo y mejor con
nosotros, los que ya estamos en ello. No va a ser fácil, pero lo
haremos juntos.
Debéis
crecer sin miedo a luchar, sin miedo a nada. El futuro es simplemente
vuestro y no debe atemorizaros todo el odio que tendréis que
respirar a vuestro alrededor en ocasiones, no es culpa de los que
acabáis de llegar sino de los que estamos y estuvieron permitiendo
que los valores de la humanidad se vendieran por cuatro duros, o que
se adorase al dinero como si de un dios se tratase, o que la mentira
se institucionalizase y se hiciera la base de nuestra relación con
nuestros gobernantes. Cambiar eso es nuestra responsabilidad, aunque
debe convertirse también en vuestra batalla si queréis ser los
nuevos ciudadanos, de nuevas formas, de valores renovados.
Empezad
por vosotros mismos: respetad y exigir respeto, formaros e informaros
para no ser presa de engaños, no os dejéis alienar por televisores,
reality shows o partidos de fútbol. Leed mucho, hablar con mucha
gente y escucharla, viajad todo lo que podáis, mirar el mundo con la
vista en lo lejano para entender lo que tenéis cerca, vivid con
conciencia y haréis casi sin quererlo un mundo mucho más
respirable.
Aprended
de nuestros errores, y perdonadnos por ellos. No queráis vivir como
vivimos nosotros antaño, vuestros tiempos serán otros. El
consumismo no tiene porque seduciros como lo hizo con nuestra
sociedad capitalista, si dejáis que lo haga, seréis devorados por
el sistema como nosotros lo estamos siendo. Cambiad eso también: el
dinero es una herramienta y no un fin, no acumuléis monedas,
acumulad experiencias, momentos, recuerdos, aprendizaje. Haced una
buena hucha en vuestros espíritu con todo eso, que es lo realmente
valioso.
Sed
siempre solidarios con todo lo que os rodee, que es todo el mundo. La
única nacionalidad de vuestros corazones ha de ser la humana.
Vuestra única patria, el planeta que habitamos. Cuidadlo y curarlo
de las heridas que le hemos provocado en siglos de inconsciencia, y
respetad todo lo que os ofrece para usarlo con raciocinio. Mostraros
agradecidos con el aún hermoso planeta que os ha tocado para vivir,
y usadlo bien. Solo tenéis uno.
En cuanto
a vuestros compatriotas, los otros seres humanos, no esperéis que
todo el mundo sea bueno porque no será así. Pero en tanto estéis
seguros de quiénes sois cada uno de vosotros, de dónde venís y
todo lo que ello implica, sabréis diferenciar lo que está bien de
lo que está mal. Siendo, como decimos por aquí “democráticos”
-pero de verdad- nunca fallaréis: la justicia está en el bienestar
de la mayoría, nunca lo olvidéis, nunca os opongáis a ello, pues
por ello debemos luchar aún unas cuantas batallas más, ahora
juntos. Pero desde la experiencia os digo que no encontraréis en
vuestro paso por esta vida nada más bello a lo que dedicaros: a
hacer que otros sean felices, y vivan como se merecen, aunque casi
siempre esto implique oponerte a los privilegios que unos pocos se
han creado injustamente. Estos privilegios, por favor, no los queráis
para vosotros, sentid cada injusticia y combatirla, aprended de
quienes lo hicieron antes. Debéis ser diferentes para construir un
mundo diferente.
Llegáis
en días difíciles, desde luego. Pero llegáis cuando más falta
hacéis: Bienvenidos y gracias por devolvernos la fe en que una
humanidad nueva es posible, quizás la vuestra, la nuestra. Esta vez
la de todos.
Como os expliqué por facebook, aquí tenéis un cuento de muestra de mi colección de cuentos infantiles planteados como un regalo para mi sobrina para educar en valores. Espero que os guste LA REBELIÓN DE VILLARMIGA y su prosa-verso inspirado en la filosofía de "la bola de cristal", según la cual, no hay que hablarle a los niños como si no entendiesen nada, sino comprometer continuamente su intelecto para hacerles cada vez más inquietos en el arte de pensar :). Lo dicho, que os guste ...........................................................
LA REBELIÓN DE VILLARMIGA
La
entrada de Villarmiga no era más ancha que una lenteja. No se podía
entrar en pareja. Una a una pasaban las hormiguitas que allí vivían
y trabajaban jornada tras jornada. Eran muchas, cientos, miles, una
millonada.
Se
levantaban temprano para ir en busca de grano. Salían de Villarmiga
cuando despuntaba el sol, y volvían una y otra vez cargando con los
víveres que habían podido encontrar: una miguita de pan, un grano
blanco de arroz, y si era día de suerte, incluso restos de helado
que algún niño despistado -o quizás maleducado- a la calle había
tirado. Todo lo que encontraban útil lo cargaban durante metros y
metros, y lo transportaban durante largas caminatas por los túneles
del hormiguero. Lo dejaban guarecido en la despensa común y salían
otra vez, reanudando su quehacer. Así una y otra vez.
Las
hormiguitas quería trabajar todos los días para que todas pudieran
comer y así disfrutar de todo pequeño o gran manjar que a la
comunidad hubiera de llegar. Les gustaba compartir todo lo que
conseguían. Al menos esto gustaba a la mayoría. Pero todas no eran
así: estaba la Emperatriz.
Era una
hormiga gordísima, rodeada de cuatro más, también tan gordas que
parecía que iban a explotar. Las obreras sospechaban que tan
soberbia hermosura algún secreto guardaba. Y para nada se
equivocaban.
La
hormiga Emperatriz, gobernanta y jefa del hormiguero, iba y venía al
granero y zampaba a bocallena lo mejor de la despensa que las obreras
reunieron. Las cuatro que la ayudaban y que siempre la acompañaban,
también comían en exceso del preciado y trabajado tesoro que
centenares y millares de hormiguitas trabajadoras habían reunido con
el sudor de sus patitas y antenas.
Más
ellas no trabajaban, ¡solo miraban!. Nunca salían de Villarmiga
para recoger miguitas, sólo de vez en cuando para visitar a las
Emperatrices de otros hormigueros y contarles lo bien que iba
creciendo la despensa día tras día. Si sabían que en otro
hormiguero había menos víveres, se ponían orgullosas de ser las
más ricas del lugar. Pero de trabajar, ni hablar.
Las
hormiguitas obreras de Villarmiga, este abuso no lo conocían hasta
que un día, una de ellas, una pequeña hormiga roja, quedo cubierta
cuando una montaña de miguitas de pan le cayó encima justo cuando
la Emperatriz y sus sebosas acompañantes entraban en la despensa. La
pequeña hormiguita tuvo vergüenza de salir y reconocer su torpeza,
así que decidió permanecer oculta hasta que la jefa se fuera. Y lo
que desde allí escuchó, no le gusto ni un bemol.
La
Emperatriz comía, y a sus amigas repartía, todo lo mejor que allí
había. Comenzaron con las virutas de chocolate, luego fueron a por
los pedazos de gominola, incluso se despacharon tres rodajas de
chistorra con la que las hormiguitas había pensado hacer una
barbacoa y comer todas un pedacito, pues nunca había encontrado un
manjar de ese calibre. Se reían a risotadas, ¡como disfrutaban!
¡Qué malvadas!. Cuando se fueron de allí y la pequeña polizona
salió de su escondrijo, allí solo quedaban migas de pan y granos de
arroz, y muchos menos de los que había antes. Se habían comido
solas todo lo mejor, y dejado para las trabajadoras, lo justo para
que tuvieran fuerzas para seguir trabajando ¡qué escándalo!
Ni corta
ni perezosa, la hormiguita roja a todas sus compañeras reunió en
asamblea y todo se lo contó. Indignadas estaban, las hormigas de
Villarmiga. Tanto que urdieron un plan. En los pasillos del
hormiguero se iban a sentar, nadie podría pasar, ni salir ni entrar.
Al día
siguiente, colapsaron los túneles y mandaron a la Emperatriz una
mensajera que le dijera que sabían lo que había hecho con sus
compinches. Y que no pretendían moverse de los túneles bloqueados
más que para que ella y sus esbirros salieran del hormiguero a
buscar comida que valiera lo mismo que toda la que se habían comido
durante días y semanas.
La
emperatriz se asustó, ¡cómo no! Una vez se habían enterado de
todo lo que había robado, no le quedaba otro remedio que arreglar su
desvergüenza y devolver a Villarmiga todo lo que le correspondía.
Así salió del hormiguero para trabajar y aprendió el esfuerzo que
valía cada grano que se conseguía.
Varios
días pasaron hasta que el resto de hormigas consideraron devuelta su
deuda. Cogieron entonces lo mejor de la despensa: bayas rojas y
jugosas, migas de bizcocho, pipas peladas y pedazos de ensaimada y se
fueron al exterior, a pasar la tarde al sol, haciendo una comilona.
Pero ¿qué fue de la glotona? Por allí no apareció, estaba
retenida, como parte del castigo, en la cueva de Educación, donde un
hormigo -prestigioso profesor- le enseñaba como tratar a su pueblo
de una manera más justa y mejor. De Villarmiga jamás volvería a
ser emperatriz, todos querían que allí gobernase la justicia y la
razón, por lo que el imperio se disolvió y llegó la gobierno en
democracia de las hormigas ciudadanas: libres y solidarias.
Para
Yaiza Sánchez, y todos los niños que nacen en medio de estos días
inciertos.
Alba
Ante todo ENHORABUENA por esa pequeñaja que recién llega Alba!
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo con este post y con su moraleja. "Pensar" es un arte que hay que aprehender cuanto antes mejor para mejores ser. Qué buena herencia...Me ha encantado!Un besiño
Gracias Mónica, la verdad es que a parte de la gran alegría, verte en la tesitura de tener que enseñar a pensar da un poco de vértigo, pero haremos lo que podamos y desde ya mismo. Nunca es demasiado pronto para inculcar valores. Me alegro de saber de ti y aprovecho para decirte que me encantan los paseos de tu gato por el tejado ;)
EliminarHoy hablo desde el corazón,que la razón dicen que tiene razones qué
ResponderEliminarel corazón no entiende.
La venida al mundo de un niño/ña debe ser motivo de esperanza.De alegria ya lo es y lo digo por vivirlo muy muy cerquita.Decia que debe de ser de esperanza,no debemos pensar que todos los humanos somos iguales en nuestro comportamiento.Demos muchos votos de confianza a la esperanza de un mundo mejor en toda vida que empieza.
Por mi nieta y por todos los niños que nacieron con ella y por todos los que naceran en el futuro.Bienvenidos a la VIDA.Y digo VIDA CON LETRAS GRANDES