lunes, 28 de febrero de 2011

Sobre la clase política y los suspensos “raspaos”

A finales de febrero ya está todo el pescado vendido en materia de notas, de eso los universitarios (o postuniversitarios en mi caso) estamos bien enterados. Esta es la época en que comienzan a salir esas listas con esas cifras que te pueden hacer pasar de la gloria a la miseria más absolutas en cuestión de segundos... a nosotros al menos. Si es verdad que hay cincos que saben a dieces (los mejores) y que hay notazas que sacas con una facilidad que hasta te ofendes, pero todo el mundo sabe que aprobar, hay que aprobar tarde o temprano, si es que quieres conseguir algo que no sea echar raíces en la facultad de turno.

Muy bien, si eso lo sabe un estudiante cualquiera embriagado a su vez de sexo, drogas y rock and roll (tal y como quieren pintarnos en los medios y que dicho sea de paso, es un prejuicio digno de las mentes más ineptas) ¿cómo es posible que nuestros políticos no lo tengan claro?

Acabo de leer la siguiente información en el diario Público: “El Publiscopio recoge en febrero una mejoría de la valoración, la confianza que inspiran y la nota que los ciudadanos conceden a la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno y Mariano Rajoy al frente de la oposición”, me ha parecido un notición sin precedentes, y he seguido leyendo, y ha resultado que sus notas medias han subido, en efecto, pero de aprobar, nada de nada.

El presidente del Gobierno mejora tres décimas, hasta un 3,5 (en una escala de 0 a 10), su nota media. Aumenta también, medio punto porcentual, la calificación que le otorgan los votantes socialistas, que le conceden un 5”, traduciendo, que a Zapatero le suspenden los ciudadanos en general, y sus votantes en particular le dan un aprobado “raspado”. Este señor no es ni más ni menos que el presidente del gobierno, la persona que nos representa porque así lo hemos elegido en nuestra libertad de voto, es la persona que decide sobre nuestras vidas... ¿y suspende? Sin duda algo falla, o al menos eso me parece a mi, cuando tenemos al frente de un país a una persona que por no llegar, no llega ni al cuatro más triste... 
 
Yo no hace mucho, saqué un cuatro. Es una nota fatal, la peor de todas. Después de un arduo debate sobre mis posibilidades de subir nota con una profesora a la que siempre estaré agradecida, tomamos la decisión de que hiciera un trabajo complementario, y de esa manera saqué la asignatura adelante. Ahora bien,el Presidente del gobierno parece no tener mucho interés en aprobar, ya que de ser así supongo (basándome en mi propia experiencia) que correría a preguntarnos a nosotros, quienes tenemos el poder de subirle esa patética media, sobre lo que podría hacer al respecto. ¿Un trabajo complementario quizás? O puede que fuera suficiente si comenzara a hacer su trabajo, sin más. Que para eso le pagan y nada mal, por cierto.

La otra cara de la moneda es Mariano Rajoy, que desde la siempre más cómoda postura de la oposición tiene datos un poco más halagüeños (aunque yo en su lugar esperaría un poco aún para lanzar cohetes). Público afirma que: “El líder del PP obtiene una nota media de 4,3, lo que supone una mejora de dos décimas respecto al mes de enero. Los electores conservadores le otorgan la misma calificación, un 6,6”. Mariano se acerca con decisión al cuatro y medio, toda una hazaña al lado de la penosa nota del presidente, pero por favor, ¿es que nadie piensa aprobar? ¿no hemos hecho los deberes? Es una pena pensar que no, que ni intención le ponen.

La clase política actual de España es una especie de difícil definición, sin duda. Pero esto es más que demasiado. Los dos partidos mayoritarios (que no son los únicos, pese a lo que muchos piensen) están patéticamente valorados por los españoles (motivos a parte), pero es que son los ciudadanos los que los mantienen en la cima de la política... de verdad, ¿es posible que nos conformemos con tan poco? ¿que no creamos merecer mucho más que un presidente que no llega al cuatro? Yo me niego a creerlo, y si pienso que merecemos alternativas mucho mejores, incluso creo que puede haberlas, o se pueden estar cociendo... hasta que salgan del horno, y puesto que nuestras dos grandes opciones no aprueban, que no cuenten con mi voto... que hagan como todos y estudien para septiembre.


(Puedes ver la noticia en: http://www.publico.es/espana/363602/zapatero-y-rajoy-mejoran-su-valoracion )


Lejárraga

domingo, 27 de febrero de 2011

Prospecto

Pongámonos en situación: periodista recién licenciada, con tiempo libre y ganas de demostrar todo lo que ha “aprendido” en ese tótem de hormigón que se hace llamar Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense... El resultado de la ecuación en este blog, muestra en sí mismo de que en la carrera aprendemos lo justo de edición html (y de que aún siendo profesionales tenemos que recurrir al diseñador de plantillas de blogger), pero también muestra de que nosotros, los “nuevos” podemos sacar adelante nuestra propia manera de hacer periodismo con herramientas sencillas que incluso podemos mejorar y perfeccionar a cada momento.

Yo me dispongo mediante Los Días Inciertos a ofrecer mi forma de entender el periodismo, y a evolucionar sobre ella. Hablar de objetividad está fuera de lugar, ya que mis opiniones van con mi firma donde quiera que esta vaya, y viceversa, por lo que lo que tendréis entre manos al leer mi blog será ni más ni menos que mi opinión, mi forma de ver la actualidad, de entender la noticia que se da en algunos medios, la que no se da, la que yo misma pueda encontrar y poner a vuestra disposición... Entiendo que la objetividad no existe en periodismo (ni en nada) aunque sí la veracidad, y ese será el único cuento que aquí me aplicaré: todo lo que publique será veraz a la vez que discutible, luego vosotros comentáis, ellos comentan... y así sucesivamente nos hacemos entre todos un espacio donde explayarnos con nuestras propias opiniones y enriquecernos con las de los demás.

Desde mi punto de vista, como desde el de otros muchos, el periodismo es una de las profesiones más bonitas del mundo sometida a una brutal prostitución que la está dejando en los huesos. Yo sigo creyendo en el periodismo, sigo creyendo que puede alejarse de intereses, de los mejores postores, del mal nombre que unos pocos le han dado (o no tan pocos, lamentablemente) y me gustaría ser un pequeño ejemplo de ello, si se me permite. Sigo pensando que importa más el contenido que el continente, y prefiero una verdad como un templo en un medio rudimentario que las muchas manipulaciones que envuelven muchas prominentes cabeceras. No es que yo sea profeta de grandes verdades, pero voy a trabajar con toda la ética que corresponde y con todo el respeto que se merece cada lector. En cualquier caso y por si fallo en alguno de estos intentos, cualquier crítica constructiva siempre será bienvenida.

Los Días Inciertos no es territorio censurable. Toda opinión que se quiera emitir desde el respeto y con las formas oportunas tiene cabida entre las entradas. Lo único que no se admitirá bajo ningún concepto serán improperios o comentarios fuera de lugar, que serán eliminados en cuanto tenga constancia de ellos una servidora

Pero como no solo de informar se trata, diversificaremos contenidos periódicamente con materiales de distinta clase para hacer la cosa más amena, incluso os invito a hacerme llegar al correo electrónico cualquier material que consideréis de interés, siempre sin perder de vista la actualidad y la necesidad de conocerla, entenderla y cuestionarla que existe... en estos días inciertos.

Gracias, bienvenidos

:)

Alba Sánchez Serradilla